Compartir con un buen amigo un tiempo tan mágico como la noche es un plan que ilusiona a cualquier niño. Por el contrario, los padres viven con angustia este momento, bien sea sólo una noche o bien sea en un campamento. Por eso, es necesario conocer previamente y analizar responsablemente el entorno y las circunstancias para que éstos sean adecuados a su edad y personalidad.
Dormir en casa de un amigo
Los niños, a estas edades, son tan amigos que no les basta pasar todo el día juntos, también les encantaría dormirse contándose historias y aventuras. De hecho, muchas veces las experiencias y recursos más agradables de la infancia tienen que ver con estas vivencias. Esta situación deben aprovecharla los padres para que crezcan en diversos aspectos de su educación, siempre y cuando se cumplan unos requisitos:
– Que se conozca muy bien a la familia del amigo en cuestión, siendo el ambiente de aquella casa saludable y acorde con las propias ideas.
– Que el chico esté preparado para convivir con otras personas distintas a las de su familia.
Antes de dejar a tu hijo dormir fuera de casa
Una mala invitación puede acabar con muchos esfuerzos educativos de los padres o hacerle vivir al niño situaciones muy comprometidas. En este sentido, los padres deben valorar sobre qué temas es importante informarse con anterioridad antes de que su hijo se vaya un fin de semana a casa de un amigo, un año a estudiar al extranjero o tan solo a pasar una noche fuera.
1. Con quién va a estar tu hijo. Es bueno averiguar si tu hijo y su amigo estarán a cargo de los padres, hermanos mayores o canguros. No todos los hermanos mayores, ni todas las «canguro» son realmente responsables y tu hijo puede vivir situaciones complicadas como: que vean una película desaconsejada para su edad; que inviten a otros amigos y monten una fiesta aprovechando que no están los padres; que los vean fumando; que invite a la novia o al novio y no se comporten como es debido, etc.
2. Control del ordenador y la televisión. Muchas veces, los niños tienen el ordenador o la televisión en su dormitorio y nadie controla el uso que hacen de él. Por eso, es bueno que con discreción averigües si el amigo dispone de ordenador o tele en su habitación. Tu hijo podría verse envuelto en el visionado de una película inadecuada o meterse en páginas webs nada apropiadas que tú mismo no le dejarías consultar en casa.
3. Solos o acompañados. Hay padres que no le dan importancia al hecho de dejar solos a los niños, mientras que tu hijo puede sentirse muy desamparado, incluso angustiado, ante la idea de que les dejen sin el cuidado de un adulto. En caso de que ocurra un accidente casero, es importante que tengan alguien a quien acudir, y más cuando un accidente ocurre lejos de casa.
4. La situación familiar. Es igualmente necesario conocer el ambiente en el que dejas a tu hijo. Para eso, tienes que saber previamente algunos aspectos tales como si los padres están separados y en el caso de que lo estén, cómo se vive esta situación. Será una manera de evitarle a tu hijo que viva una situación de conflicto, siempre muy dura para un niño.
5. Modo de educar. Cada matrimonio da más o menos importancia a diversos aspectos como: el pudor, la cortesía, el vocabulario, la austeridad, etc. Por eso, debes tener en cuenta cómo vive esa familia esos aspectos educativos, y si coinciden, al menos en lo esencial, con la forma en la que se viven dentro de tu familia.
Consejos para decidir si tu hijo duerme fuera de casa
– Respetar la edad recomendada. Cuando un niño se queda en casa de amigos y familia no importa la edad, sino a dónde van y con quién estarán durante todo el tiempo. Por otro lado, hay niños con un apego especial, que no inmadurez, que se acuerdan de su familia y lo pasan mal cuando están fuera de casa. Sin embargo, si es un campamento, lo más recomendado es que acudan a partir de los 9 o 10 años aproximadamente.
– Conocer a tu hijo. Siempre habrá niños a los que les haga mucha ilusión dormir fuera de casa mientras a otros la idea les provoca rechazo. A unos les hace ilusión porque es una aventura acostarse más tarde y sentirse mayores y otros lo rechazan por inseguridad si aún no dominan sus necesidades como el resto de sus amigos, o porque, por ejemplo, de noche no pueden dormirse en otras casas. Por eso, hay que conocer previamente a los hijos e informarse de si realmente quieren hacerlo y se sienten capaces.
– Decidir con quién sí y con quién no. En algunas ocasiones, los padres deben hacerle ver a su hijo que puede ir a unas casas sí y a otras no. No siempre se puede conseguir que lo entiendan, ni hay que pretenderlo. Lo que hay que tener presente es que los padres saben, mejor que sus hijos, lo que les conviene y deben velar por que así sea.
– Decir «no» en algunos casos. En algunas ocasiones es bueno decir «no», sin excepciones, sin sentirse obligados a que se salgan con la suya, ni comprometidos. Los padres deben hacer, fiándose de su propio criterio, lo que consideren que es mejor para su hijo.
Dormir fuera de casa implica
– Corresponder a la invitación. Después de que un niño duerma en casa de un amigo, es importante corresponder siempre e invitar a sus amigos a casa, algo muy útil para ver a esa niña o a ese primo en acción y observar cómo se comporta.
– No abusar de las llamadas. Llamarles cuando duermen fuera continuamente, o darles un móvil para localizarles en todo momento, no les ayuda a madurar. Es mejor esperar lo posible, sin perder de vista a los que están con ellos.
María Lucea
Asesora: Maite Mijancos. Directora del IEEE
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