No es habitual que a un niño no le apetezca ir al colegio fuera de la pereza habitual que tienen los niños para hacer lo que deben. El plan de ir al colegio es realmente atractivo para ellos. Están con sus amigos, juegan, se les presta atención… aunque también se les exija un esfuerzo y una concentración que, en la mayoría de los casos, no llega a superar la parte lúdica de estar con sus compañeros.
La actividad de los niños en el colegio
La actividad principal del niño en el colegio tiene dos vertientes: social y académica. De tal manera que si alguna de estas dos partes falla, puede crear reacciones en el niño de desinterés por ir al colegio o, según la gravedad del asunto, de rechazo. Y así surge el problema: cuando ir al colegio es un drama, la fobia escolar.
1. Problemas sociales en el colegio. En el plano de la relación social, las dificultades pueden ser variadas. El grupo surge al azar, es decir, les «ha tocado» ese grupo pero no se ha creado por afinidad. Por lo tanto, de ese azar pueden surgir relaciones muy positivas, pero también puede haber niños que tengan más problemas para hacerse al grupo o encontrar su sitio. En otras ocasiones, la figura del líder, predominante en todos los grupos, puede generar sensaciones muy agradables entre los niños, pero también alguno de ellos puede no tener la afinidad adecuada y sufrir a raíz de ello.
En general, los motivos por los que algunos niños no quieren acudir al colegio son: porque no están a gusto con sus compañeros, no han encontrado su sitio o no tienen un amigo en quién apoyarse.
2. Dificultades de aprendizaje en el colegio. Por otro lado, hay niños a los que seguir el ritmo de aprendizaje les resulta muy costoso debido a posibles dificultades de aprendizaje: atención, memoria, comprensión, dislexia, hiperactividad… Estas dificultades de aprendizaje no siempre se detectan, por lo que se tiende a etiquetar al niño de vago, lo que genera en él un bajo autoconcepto o autoestima, además de la propia dificultad de enfrentarse al aprendizaje. Es por esto que el colegio, para este tipo de niños, puede ser realmente una pesadilla.
La reacción de los padres cuando ir al colegio es un drama
Ante cualquier situación de conflicto con un niño, lo primero que debemos hacer, tanto padres como educadores, es tratar de recoger información de cómo el niño está en el colegio, prestando especial atención a las relaciones sociales y al desarrollo académico del niño. Para ello, es aconsejable:
– Reunión con el profesor: él tiene información de la que nosotros, como padres, no disponemos. Además, con esta reunión se le puede poner en alerta, por si él no hubiera detectado anomalía alguna.
– Conversaciones indirectas con el niño: es muy positivo, tanto si se perciben posibles dificultades como si no, hablar todos los días con él sobre cómo ha pasado el día en el colegio, qué ha hecho, con quién ha jugado, cómo lo ha pasado… Estas conversaciones no deben ser excesivamente forzadas y agobiar al niño con muchas preguntas. Es mejor darle la oportunidad de que se exprese cuando quiera, pero hay que tratar de propiciar situaciones en las que pueda hacerlo, aprovechando los trayectos a casa, mientras merienda o prepara la mochila para el día siguiente. Antes de que le acostéis, es bueno que le dediquéis un tiempo de conversación y os contéis cómo habéis pasado el día.
– Observar al niño cuando está con sus compañeros de clase, en el patio, en cumpleaños o cuando quedan para jugar.
– Apoyarnos en sus hermanos para recibir información.
– Observarle y estar pendiente en el momento de hacer las tareas y en el estudio.
Conchita Requero
Asesora: María Campo Martínez. Directora de Centros Educativos Kimba.
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