Hoy en día nos encontramos que hay muchos padres que cometen el error de sobreproteger a sus hijos. No les dejan hacer las cosas para las que sí están preparados, impiendo su autonomía y el desarrollo correcto de sus hijos. Satisfacer sus necesidades en exceso, no dejar que se frustren, que sufran y que luchen por sus objetivos, será más perjudicial que beneficioso.
Ahora, la psicóloga Silvia Álava, directora del área infantil en el Centro de Psicología Álava Reyes y coautora de la enciclopedia ‘La psicología que nos ayuda a vivir’, nos da las claves en su libro ‘Queremos hijos felices’ para encontrar el equilibrio entre una paternidad sobreprotectora y la educación en el consenso.
Padres sobreprotectores e hijos sobreprotegidos
Unos padres sobreprotectores solo conseguirán que sus hijos no aprendan a tolerar las pequeñas frustraciones del día a día y que carezcan de la motivación y la autodisciplina suficientes para conseguir lo que quieren. Esperarán a que sea el adulto quien siempre les resuelva las situaciones y no desarrollarán sus propias estrategias. No aprenderán los recursos necesarios para desenvolverse con éxito en la vida.
Así, los niños cuyos padres tienen un modelo de educación que se basa en la sobreprotección: desarrollan menos competencias emocionales, son más inseguros, tienen menos habilidades, es más probable que sean víctimas de acoso y son más infelices.
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4 consejos para evitar la sobreprotección
Estos son algunos de los consejos que deberían seguir los padres, sobre todo aquellos que son conscientes de ejercer la hiperpaternidad, para evitar no caer en la sobreprotección:
1. Aprendizaje. Fomenta que aprenda por sí mismo. Pregúntale el porqué de las cosas, qué cree él sobre este tema o aquel.
2. Obligaciones. Si no quiere enfrentarse a un nuevo aprendizaje, que vea que eso no es opcional, que aunque no le guste es algo que tendrá que hacer.
3. Deporte. Anímale a que practique nuevos deportes o actividades que le supongan cierto esfuerzo, constancia y rutina, eso también le ayudará.
4. Sociabilidad. Consigue que haga actividades con otros niños en las que los adultos no estén siempre encima.
Educar en equipo y en la misma línea
Como contraposición a la sobreprotección, los padres deben buscar siempre el trabajo en equipo. Una de las reglas de oro de la educación es que los padres intenten seguir la misma línea y no muestren conductas y actitudes contradictorias, especialmente delante de los niños. En educación, el escenario poli bueno-poli malo no funciona: los niños necesitan que ambos adultos vayan al unísono marcando las reglas y los límites y que los hijos les vean seguros, que sepan que no pueden manipular a los padres diciendo que «papá me deja» o «mamá me lo daría».
Para facilitar que ambos padres sigan la pauta educativa, lo mejor es que las normas y los límites sean muy claros y estén establecidos de antemano para que así, ambos progenitores mantengan una idéntica línea y no tiendan a contradecirse. Estos son algunos de los consejos que deberán seguir los padres sobreprotectores para conseguirlo:
– Ser un equipo. Aunque las tareas estén repartidas, eso no implica que siempre las tenga que hacer la misma persona.
– Flexibilidad. Conseguir entre los dos el objetivo marcado sin preocuparse de quién lo ha conseguido.
– Asignación de las tareas en función de los horarios. Repartir las tareas en función de los horarios de trabajo del padre y la madre será más efectivo.
– Asignación de las tareas en función de los gustos. A veces es buena idea que las tareas se distribuyan en función de los gustos, siempre con la posibilidad de reasignarlas y volverlas a repartir.
– Fomentar la autonomía de tu hijo. Asignarle progresivamente una mayor responsabilidad en casa.
– Evitar asumir responsabilidades de tu hijo. Una cosa es que los padres ayuden a sus hijos y otra muy diferente es que se hagan responsables de sus tareas y obligaciones.
Patricia Núñez de Arenas
Asesoramiento: Silvia Álava Sordo, Psicóloga. Autora del libro: Queremos hijos felices.
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