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7 consejos para controlar el mal genio de los niños

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No es malo tener un carácter fuerte, si desde chiquititos enseñamos a nuestros hijos a saber dominarlo y enfocarlo hacia cosas buenas. De lo contrario, un niño con una «gran personalidad» puede convertirse en un adulto con una «personalidad desagradable».

Si hay algo que le debemos enseñar a controlar a nuestros hijos desde pequeños es el carácter. Cuando un niño está enfadado, algo quiere decirnos con este comportamiento: que le ha ido mal en el colegio, que tiene alguna preocupación, que está celoso de un hermano suyo o simplemente que quiere conseguir algún capricho de forma inmediata.

Es importante que no dejemos pasar por alto esta actitud, porque a la larga puede desembocar en un carácter inestable, que le convertirá en un futuro adolescente descarado y pasota.

La influencia del ambiente en el carácter de los hijos

El mal genio de un niño tiene su origen en el ambiente en el que vive, ya que es determinante a la hora de configurarse su carácter. El entorno de un niño malhumorado está muy marcado por la forma de ser de los padres y ésta puede tener varias vertientes.

Así, podemos encontrarnos con:

1. Hijos de padres muy permisivos, no acostumbrados a esperar cuando piden y que se enfadan si sus caprichos no son satisfechos o para llamar la atención.

2. Hijos de padres muy serios o autoritarios que acaban imitando el carácter paterno, ya que tienden a repetir comportamientos que ven a su alrededor.

Otras influencias:

–  El tiempo que pasemos con nuestro hijo. Un niño cuyos padres están presentes en casa y le dedican un rato a hablar con él y a preguntarle cómo le he ido en el colegio o sobre otros temas, es un niño más tranquilo y que no se guarda para sí sus preocupaciones, ya que sabe que puede comunicarlas a sus padres.

–  Factores externos, como el colegio. La causa de la actitud huraña de un niño puede venir de unos compañeros de clase con los que se lleva mal o por un profesor con muy mal carácter o demasiado exigente.

Sea cual sea el origen, está en manos de los padres el dulcificar el carácter de un niño con tendencia al mal genio y a estas edades no es tarde para ponerse manos a la obra antes de que desemboque en un comportamiento agresivo.

7 consejos para ayudar a controlar el mal genio de los hijos

La influencia del ambiente en el carácter de los hijos

Según Maite Mijancos, orientadora familiar, la actitud que debemos mostrar los padres ante un niño con mal carácter «tiene que ser, en primer lugar, de reflexión, de buscar la causa». Encontrar el origen de su poca afabilidad nos ayudará mucho a la hora de actuar. «Como contrapartida a este mal genio, los padres deben fomentar mucho el sentido del humor. Nadie puede permanecer enfadado después de una sonrisa. La labor de los padres es ayudarle a que sea feliz, y para ello es necesario que el niño sepa dominar su carácter«.

Teniendo en cuenta que el carácter es lo que permanece en la persona con el paso del tiempo, el futuro de nuestro hijo está en nuestras manos: el mal genio es una prisión que puede dinamitar las relaciones personales del niño una vez que crezca y se haga adulto.

Por eso, es el momento de actuar y mostrarle al pequeño que por las buenas todo funciona mejor y que cuenta con el apoyo de sus progenitores para desahogar sus preocupaciones.

Los padres podemos «atacar» el mal genio de nuestro hijo de la siguiente forma:

1.   Enseñándole a ejercer la voluntad: que sepa esperar, que aprenda a comer de todo sin quejarse y que cumpla con sus deberes en el momento en el que tiene que hacerlo, no dejándolo para más tarde.

2.   Educarlos con buen humor. Que nos vean contentos.

3.   Antes sus enfados, no debemos reaccionar el doble de enfadados que él. El niño se bloqueará en el momento y a la larga será contraproducente, porque verá el enfado como una forma rápida de resolver conflictos.

4.   Una broma puede quitarle el enfado: «Uuuyyy, pero qué cara de oso se te pone cuando estás enfadado». Sabrá restarle importancia a las pequeñeces por las que puede llegar a enfadarse y de mayor nos devolverá con bromas nuestros enfados.

5.   Elógiale cuando demuestra una conducta adecuada, hazle notar el buen ambiente que se crea cuando está de buen humor.

6.   Enseñarle a pedir perdón. Esto es muy importante para que aprenda a ponerse en el lugar de los demás, a darse cuenta de cuando ha hecho algo malo y a encontrar la paz.

7.  No es aconsejable decirle que está siempre de mal humor, puede llevarle a ponerse triste por ser así.

Conchita Requero
Asesora: Maite Mijancos. Orientadora familiar.

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