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Las comidas y la televisión: una mala compañía

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Pocos hogares habrá en España que no tengan una televisión y que no la enciendan durante las comidas, ya sean almuerzos o cena, en familia o solos. Pero no es una buena idea: la televisión puede tener consecuencias negativas para la salud de grandes y mayores y hacer que comer bien se vuelva algo difícil.

Son muchos los estudios que aseguran que mirar la televisión en exceso está asociado con la obesidad y el sobrepeso en niños, como bien recuerdan desde la Asociación Americana de Pediatría, que recomiendan restringir el tiempo que los bebés ven la televisión para evitar esta clase de situaciones.

La televisión y las comidas

La televisión forma parte del día a día y a veces encenderla es un movimiento casi mecánico, pero hay que tener cuidado durante las comidas. Es cierto que entretiene e incluso nos ayuda a distraer a los pequeños para que coman, pero como recuerdan estos pediatras, «se come mucho más y de manera inconsciente cuando estamos frente a la televisión».



Entretenidos como estamos mirando a la televisión, no nos damos cuenta de que grandes y mayores seguimos comiendo, por lo que el resultado es el aumento de peso, tal y como aseguran desde esta asociación, que recomiendan establecer la «regla» de no ver la televisión a la hora de comer.

Contra la televisión, lo mejor, las comidas en familia: «sirva sus comidas y siéntese a la hora de comer en la mesa del comedor o en la cocina con otros miembros de la familia», recomiendan estos pediatras, que recuerdan que la hora de comer es importante para conversar con el resto de la familia y contarnos las experiencias de la familia; además, se ha demostrado que comer en familia previene la obesidad.

Los anuncios de televisión

Con la televisión, por tanto, tenemos varios riesgos que evitar: por un lado, verla demasiado y acabar teniendo una vida sedentaria; por otro, durante las comidas interfiere en la conversación de la familia y, además, nos hace comer más. También hay que tener cuidado con la programación de la televisión, pero hay otro riesgo: los anuncios.

La televisión emite constantemente anuncios que nos invitan (y a nuestros hijos) a consumir objetos y productos alimenticios con un alto contenido en azúcar y grasas. «Estudios han demostrado que los niños que miran mucha televisión corren mayor riesgo de volverse obesos; los anuncios dirigidos a niños son una de las razones para que esto suceda», alertan.

Por lo tanto, las claves son las siguientes: evita que los niños de menos de dos años estén expuestos a la televisión, restringe su uso (y el de los videojuegos) a una o dos horas al día y explica a tus hijos el riesgo de la cantidad de anuncios que cada día se emiten por televisión, manteniéndote firme cuando haga falta, porque estás velando por su salud.

Ángela R. Bonachera

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