Los adolescentes deben decidir qué trayectoria académica quieren tomar cuando comienzan 4º de la ESO y más tarde en Bachillerato. Es el momento de elegir un itinerario que condicionará su futuro profesional. Por eso, conocer las capacidades y gustos de cada uno e identificar sus intereses y sus competencias (científicas o no), será la clave para construir un itinerario académico que garantice su éxito.
Cómo decidir un itinerario académico a partir de 4ª ESO
Éstas son algunas de las claves que padres, profesores y sobre todo alumnos, deben de tener en cuenta para acertar con las futuras decisiones académicas:
1. Conocerse a sí mismo. El autoconocimiento es la clave para acertar en la elección de nuevas asignaturas. Conocer tus puntos fuertes y débiles y ser consciente de ellos, será el primer paso para que el alumno tome decisiones respecto a su futuro. También es necesario conocer qué habilidades se requieren para cada asignatura.
Establecer una relación entre los gustos y aptitudes de cada uno con las competencias que exige cada asignatura será una labor fundamental para el alumno. Saber qué le va a exigir cada asignatura le ayudará a ver si coincide aquello que quiere hacer con aquello que realmente puede hacer. Así, a partir de un autoconocimiento, el alumno puede construir un itinerario personal y profesional.
2. Contar con la ayuda de padres y tutores. La elección nunca debe tomarse en solitario, es decir, sin haber consultado antes con padres, profesores y tutores que puedan dar al alumno alguna pauta que le oriente en su elección. Todas estas figuras (padres, profesores y tutores) pueden ayudar al estudiante a conocer sus habilidades, debilidades y limitaciones. Esta información que se le brinda al alumno desde fuera puede ayudarle a tener otro enfoque que le ayude en su elección.
Además, los colegios cuentan con un equipo de orientadores cuya función, entre otras, es la de ayudar a los estudiantes a decidir sobre su futuro académico. Igualmente, los tutores, que son las personas que mejor conocen en lo académico y en lo personal a los alumnos, tendrán más información sobre ellos y podrán asesorarles de manera más efectiva. Igualmente, ambos equipos, tanto el docente como el de orientación, serán un importante recurso para que los padres puedan ayudar a sus hijos a tomar las decisiones académicas más acertadas.
3. Conocer la oferta de asignaturas. Los cambios que introduce la LOMCE (Ley Orgánica de la Mejora de la Calidad Educativa) consisten, entre otras cosas, en aumentar la oferta educativa dejando mayor libertad al alumno para elegir. Sin embargo, si el alumno no está debidamente informado sobre las asignatura: cuáles son, qué contenidos tienen y qué implican cada una de ellas; seguramente, el riesgo de equivocarse a la hora de elegir qué asignaturas cursar, será mayor.
Así, conocer esas posibles asignaturas y estudiar detenidamente los contenidos de cada una de ellas será un paso previo muy importante a la decisión final que marcará, en cierta medida, su futuro académico. Igualmente, es necesario conocer cuál es la oferta de asignaturas de etapas posteriores, es decir, conocer qué asignaturas se eligen en Bachillerato e incluso qué posibles carreras podrá cursar el alumno en función del itinerario que elija ahora.
4. Pensar en una futura profesión. Los alumnos que aún se encuentran cursando la Educación Secundaria Obligatoria ven muy lejos su futuro profesional, pensar en las posibles profesiones a las que les gustaría dedicarse en un futuro es una labor que deben realizar ahora. Sus decisiones hoy pueden limitar su futuro mañana.
Pensar a qué les gustaría dedicarse es tan necesario como que alguien les oriente sobre los itinerarios que deberían escoger para poder ejercer una profesión determinada. Trabajar día a día en función de aquello que quieren lograr en un futuro no tan lejano (ser médico, ser arquitecto, ser periodista, etc) es, además, una motivación extra para el alumno, que ve cómo el esfuerzo que realiza ahora será determinante para conseguir el futuro profesional que quiere.
5. Mejor rectificar que seguir en el error. En algunas ocasiones, tomar la decisión correcta es una tarea difícil. Cada alumno tiene una madurez y un conocimiento diferente de sí mismo. Algunos sabrán desde muy pronto sus preferencias y sus aptitudes, mientras otros estarán más perdidos y descubrirán más tarde qué camino académico seguir. En cualquier caso, lo importante es tener presente que siempre existe una posibilidad de rectificar. Igual que el alumno evoluciona y cambia, a veces, es mejor rectificar y dar un paso atrás que seguir en una opción académica en la que el alumno está abocado al fracaso.
Patricia Núñez de Arenas
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