Prevenir que un niño sea desobediente está solo en manos de sus padres. La desobediencia es normal en los primeros años de la infancia del niño y, por ello, los padres debemos acompañar, exigir y explicar al niño que debe ser consciente de sus actos: diferenciando lo correcto de lo incorrecto, lo que se puede hacer y lo que no en cada situación y en cada caso.
La responsabilidad de los padres en la desobediencia infantil
La desobediencia en los niños suele estar ligada a una mala actuación por parte de los adultos, padres y profesores. No sabemos mandar o lo hacemos mal. No ponerse de acuerdo, la falta de autoridad o ser demasiado permisivo son algunas de las causas desencadenantes de la falta de obediencia.
1. La falta de autoridad de los padres
La disciplina y la autoridad son primordiales para el desarrollo psicológico del niño. Le dan seguridad y estabilidad, les proporciona un orden a su vida y les ofrece una imagen de los adultos como modelos a seguir. Sin embargo, la falta de autoridad es un defecto frecuente que observamos cada día:
– Perdonamos los castigos que le ponemos.
– Permitimos que no cumplan con aquello que le pedimos.
– No le responsabilizamos de las tareas del hogar.
– No les exigimos en el estudio.
– Evitamos cualquier discusión.
– Dejamos que acaben saliéndose con la suya.
2. Cómo deben los padres ejercer la autoridad
Los niños más estables y felices han sido, por norma general, educados por padres coherentes que sabían combinar la exigencia con el cariño. De esta forma, los niños podían conocer con facilidad las consecuencias de cumplir o no las normas del hogar. Para evitar caer en la falta de autoridad debemos recordar que:
– Repetir varias veces la misma orden es signo de falta de autoridad.
– La eficacia de una orden depende, sobre todo, de la autoridad de quien la da.
– Levantar la voz fomenta a la pérdida de autoridad.
Claves para enseñar al niño a obedecer
– Establecer unas normas. Hay que tener en cuenta que mandar demasiadas cosas innecesarias desemboca a la pérdida de autoridad. Lo ideal es establecer pocas normas y ser exigentes en ellas para enseñar a obedecer a los niños.
-Motivar y reforzar positivamente el cumplimiento de las normas. Es mejor exigir en positivo.
– Marcar las consecuencias que se derivan de su incumplimiento. Es importante que las consecuencias que se deriven tanto del cumplimiento o incumplimiento de las norma sean consistentes.
– Ejercer bien la autoridad. Los castigos deben cumplirse. Debemos de tener especial cuidado al imponer castigos que finalmente no estemos dispuestos a cumplir. Se debe castigar la conducta, no al niño. El niño deberá comprender que, al incumplir una norma, él es el único causante de ser castigado.
Cómo fomentar la obediencia del niño
– En el orden. Necesario para hacer más grata la convivencia en el hogar: orden en los horarios de acostarse y levantarse, orden en el cuidado de sus cosas u orden en sus afectos.
– En la fidelidad a la verdad. Inculcarles la sinceridad y el rechazo a la mentira.
– En el cariño. El que deben mostrar a sus padres y hermanos, a otros miembros de la familia, a sus profesores y a sus amigos.
– En el servicio a los demás. El que deberán mostrar no solo con palabras, sino también con gestos, detalles y generosidad.
– En el trabajo. Despertar en ellos hábitos de estudio, ayudarles en sus tareas escolares y dar ejemplo de laboriosidad.
– En el uso del tiempo libre. Limitando los horarios de televisión, videojuegos, ofreciendo alternativas.
Noelia de Santiago Monteserín
Asesoramiento: Teresa Artola, doctora en Psicología y Master en Educación Familiar. Autora del libro Claves Educativas de 6 a 12 años, de Editorial Palabra.
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