El ciberbullying, acoso escolar a través de las nuevas tecnologías,ya está presente en uno de cada cuatro casos de acoso, como indica la Fundación de Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo, ANAR.
Este organismo ha presentado un nuevo informe en el que aporta una visión del ciberbullying narrada por las víctimas. Para ello se han basado en los testimonios que ANAR ha recogido en las llamadas de quienes han contactado con esta fundación para denunciar. Esta entidad también ha realizado un seguimiento de los afectados para conocer hasta qué punto esta violencia les afecta en el futuro.
El 92% de las víctimas sufre secuelas
Es llamativo que estos casos no se quedan en un ataque contra la persona sino que a posteriori hace que la víctima arrastre una serie de secuelas derivadas de este episodio. Según ANAR, el 92% de quienes sufren ciberbullying presentan secuelas psicológicas en el futuro. La principal consecuencia de este tipo de acoso es que provoca un estado de ansiedad en el afectado, 79,5% de las ocasiones según este organismo.
La tristeza constante es la segunda secuela que más se repite en las víctimas de ciberbullying, 66,1%, seguida del miedo, 64,6%. En otros casos, 29,9%, este tipo de acoso provoca que la víctima se aísle del mundo y se convierta en una persona introvertida. También es común que los afectados se sientan solos y no sepan a quién recurrir, 25,2%. Por último otra de las consecuencias negativas es la destrucción de la autoestima, un efecto que se produce en 20,5% de los casos.
WhatsApp, la principal herramienta
¿Y a través de qué vías se produce el ciberbullying? ANAR indica que WhatsApp es la principal herramienta que se utiliza por parte de los acosadores, al menos así es en el 81% de los casos. Este es el testimonio que esta organización ha podido recoger de una de las víctimas: «Me amenazan por WhatsApp, con mensajes como: no te vamos a hacer nada bizco…pero te vas a enterar…».
Las redes sociales también han sido muy utilizadas para realizar este tipo de acoso. En concreto el 36,2% de los casos de ciberbullying fueron realizados a través de alguna de estas plataformas. «Se meten con él, le insultan, le esperan a la salida para reírse de él, suben fotos a las redes sociales como Instagram o las mandan por Whatsapp, le echan fotos sin que se dé cuenta en clase y luego escriben comentarios insultantes(…) y amenaza con subir más fotos burlándose de él», explica la madrede un afectado de apenas 13 años.
En cuanto a lo que se hace dentro de estas plataformas, normalmente se transmiten fotos que han sido tomadas sin el permiso de la víctima, o mensajes insultantes. Según ANAR, la mensajería instantánea ha favorecido que los acosadores puedan transmitir textos ofensivos cortos que a menudo solo quedan entre él y el afectado ya que rara vez este se lo comunica a sus padres o a las autoridades.
Cambiar de colegio no vale
Una medida que tomaban muchos padres en casos de acoso antes de la irrupción de internet era el cambio de colegio, que bastaba para evitar el contacto con los agresores. Sin embargo las nuevas tecnologías hacen posible que el ciberbullying transcienda los muros del centro educativo. Aunque los padres cambien de escuela a su hijo, es muy posible que siga recibiendo mensajes ofensivos, al menos así sucede en el 30% de ocasiones según ANAR.
Ante este panorama se hace especialmente necesaria la mediación de los padres, tanto en el lado de las víctimas como en el de los acosadores. En ambos casos los progenitores deben conocer la actividad de sus hijos en redes sociales, tanto para detectar que un niño está viéndose afectado por el ciberbullying o por si es quien lo ejerce.
Damián Montero
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