Las razones por las que uno o varios hermanos tengan que cambiar de colegio pueden ser variadas y, por tanto, la motivación de los hijos será muy diferente en cada caso. La adaptación de los niños al nuevo colegio debe hacerse de manera gradual, teniendo en cuenta que este periodo puede durar hasta tres meses, es decir, desde el inicio de curso hasta Navidad.
Las causas del cambio pueden ser el traslado a una nueva ciudad por motivos profesionales de alguno de los padres, ciertas razones económicas, la finalización de un ciclo o que el niño/a haya tenido problemas en el colegio, disconformidad con el ideario del centro o simplemente porque queremos que busque nuevas amistades, lo importante es cómo vamos a afrontar esta nueva etapa, teniendo claro que padres e hijo se deben involucrar al máximo.
Razones del cambio de colegio
Podemos clasificar las razones que nos llevan a un cambio de colegio en externas o internas. Entendemos por razones externas las referentes a un cambio domicilio, de ciudad por motivos profesionales, problemas económicos o el paso a una nueva etapa escolar que no se imparta en el anterior centro escolar (ESO o BAC). Por otra parte, los motivos internos se refieren a cuestiones como la disconformidad con el centro escolar: con su ideario, con el nivel académico o con el entorno de amigos de nuestro hijo; o, por problemas de aprendizaje del niño.
El modo de actuar será diferente en cada caso, pues si tenemos que cambiar de colegio porque a papá o mamá le han destinado en su trabajo a otra ciudad, somos toda la familia la que estamos involucrados en el cambio y no podemos hacer otra cosa más que aceptarlo de la mejor manera posible. Por el contrario, si la decisión es por el bien del niño -afectándole solo a él y no al resto de los hermanos-, puede que éste no lo comprenda en un primer momento y tengamos que usar otras «armas» para ayudarle en el nuevo proceso que afronta.
5 consejos para afrontar un cambio de colegio
Como cada hijo es diferente, independientemente que el cambio le afecte solo a él o a más hermanos, existen una serie de consejos que os pueden ser útiles para afrontar el periodo de adaptación al colegio:
1. Ten en cuenta la edad del niño (no es lo mismo tener 8 años que 12). Debemos hacerle partícipe del porqué de esta decisión de cambiar de colegio: razonar los motivos, escuchar sus argumentos, dialogar. En la mayoría de los casos es una experiencia positiva y enriquecedora: hace a la persona más madura, abierta, mejor preparada para los futuros cambios que se presentarán a lo largo de la vida (de ciudad, de trabajo, de ambiente, etc.).
2. Habla con él sobre la elección del nuevo centro escolar. Ver juntos las diferentes alternativas y los aspectos positivos de cada una de ellas, animándole a participar en esta elección, por supuesto, con diversa intensidad según la edad. Acudir previamente a visitarlos, tener una entrevista con el encargado de etapa, etc. y dejarle que pregunte todo lo que necesite al respecto. Cuando tengamos la decisión tomada, buscar motivos de ilusión en el nuevo centro. Ningún colegio es perfecto y todos tienen algo por lo que destacar.
3. Invítale a despedirse bien de amigos y profesores del colegio que dejamos. Esta es una manera de enseñarle que siempre, a lo largo de la vida, debemos salir con «categoría» de cualquier lugar: grupo de amigos, empresa en la que trabajamos, club deportivo, etc. Respetar la decisión del hijo (siempre que sea proporcional) del modo sobre cómo hacerlo. Según su carácter, puede preferir hacer una celebración en casa o simplemente despedirse en clase el último día. Por otro lado, debemos animarle a que mantenga el contacto (salvo que el motivo sea separarle de estos amigos) con los antiguos compañeros/amigos. Hoy en día, con Internet es muy fácil. Explicarle que ahora tendrá éstos y los que conozca en el nuevo colegio. Lógicamente, poco a poco, se irá apoyando más en las amistades futuras, pero a él le dará mucha seguridad pensar que no tiene que renunciar a las actuales.
4. Prepara la entrada al nuevo colegio. Conocerlo, intentar hablar con los alumnos o antiguos alumnos, así como con sus padres; nos pueden dar consejos prácticos muy útiles. Entrevistarse con sus futuros profesores o, al menos, con el encargado de su ciclo. Leer los primeros capítulos de los libros de texto para no sentirse perdido académicamente al principio de curso. Sin despreciar sus lógicos sentimientos de inseguridad ante lo desconocido, desdramatizar el asunto al máximo y quitarle importancia.
5. Adaptación gradual en las primeras semanas. Evita estresarle con la urgencia de hacer amigos. Es mejor que primero sea un buen compañero de todos para ir conociéndoles y así elegir libremente los que realmente quiere. Es él quien debe escoger a sus amigos y no al contrario, por lo que necesita primero saber cómo son y sentirse seguro del entorno. Respecto al uniforme, debe llevarlo completo, aunque no «perfecto»; puede utilizar los zapatos unas semanas antes para que no reluzcan tanto, por ejemplo. También es de mucha ayuda apuntarse a alguna actividad extraescolar para conocer nuevos amigos; puede ser deportiva o no, dependiendo de los gustos del niño.
Tres meses hasta la integración en el nuevo colegio
Aunque debemos interesarnos por cómo le va las primeras semanas en su nuevo colegio, no debemos ser «agobiones», lanzándole diariamente una batería de preguntas interminables. Unos padres atosigadores manifiestan, más bien, cierto egoísmo al anteponer su necesidad de saber todo lo que le ocurre al niño por encima del propio beneficio de éste. Es muy diferente a estar disponibles para nuestro hijo en el momento que quiera preguntar o consultar cualquier cosa.
No debemos olvidar que, semana arriba o semana abajo, los niños necesitan el primer trimestre para adaptarse, por lo que no esperemos que hasta las Navidades se sientan plenamente integrados. Al principio, estaremos pendientes de su desarrollo académico, por si existiese una bajada de notas o alguna dificultad con el nivel exigido en el nuevo colegio, así como de su estado anímico para detectar cualquier cuestión que le preocupe. Lo cierto es que, la capacidad de adaptación de los niños es mucho mayor que la de los adultos, razón ésta por la que quizá debamos preocuparnos un poco menos.
María Lucea
Asesoramiento: M.F. Romero. Profesor.
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