Cómo aprender a ver cine: el espíritu crítico
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En cierto sentido, no es un tópico eso de que "una imagen vale más que mil palabras". Y el del cine es el reino de la imagen. Al destinatario se le exige el mínimo esfuerzo: solo tiene que ver y oír; no tiene que leer, ni siquiera que pensar. Todo lo que le llega a través del cine es esencialmente sensitivo, más impactante que lo que le llega a través el lenguaje oral o de la letra impresa. Pero también puede tener un efecto negativo: puede adormecer su inteligencia.

Frente a otros medios de comunicación, la misión del cine es formar y divertir más que informar, aunque tampoco debe desentenderse de la realidad que retrata. Su poder fascinador es enorme. Solo en una sala, frente a frente a unas imágenes maravillosas, habitualmente envueltas por una fotografía y una música sugerentes, el espectador está atrapado sin que ninguna influencia exterior le pueda ayudar. Todo lo bueno y lo malo que le transmita la película se le grabará a fuego en su mente. Solo puede evitar su influencia de dos modos: yéndose del cine o aplicando a lo que le llega su propia inteligencia.

5 pasos para aprender a ver cine

Para aprovechar la indudable potencialidad del cine como medio de información, formación y entretenimiento hay que hacer un notable esfuerzo personal para saber apreciarlo. Es decir, hay que saber ver cine. En este sentido, una virtud básica que debe tener cualquier espectador es espíritu crítico, un inconformismo profundo que actúe antes, durante y después de ver una película.

1. Realizar una buena selección cinematográfica

El espíritu crítico lleva necesariamente al criterio selectivo. El espectador debe seleccionar lo que ve, para que esa actividad no dañe a las demás y no suponga una pérdida de tiempo. Esto lleva a la necesidad de asesorarse, de pedir consejo, de estar informados.

Este esfuerzo inicial es quizá el más costoso, pero también el más importante. De ahí que a la hora de hacer selección haya de evitar a toda costa la superficialidad o la ingenuidad.

En esta misma línea, un buen espectador debe tener un amplio horizonte de gustos. No es bueno ser monotemático. Al igual que una persona que solo lee novelas de aventuras y es incapaz de leer una novela profunda, un buen ensayo,  el que solo ve películas superficiales demuestra tener una formación cultural bastante limitada. En el cine -como en los libros-, hay poesía, drama, reflexión, también hay buenas aventuras y comedias. Es muy enriquecedor saber valorar todo lo bueno que hay en cada uno de estos géneros, sin limitarse a ver películas solo de uno de ellos.

2. Mantener el espíritu crítico durante y después de la película

Hecho esto, el ejercicio del espíritu crítico durante la contemplación de una película será mucho más fácil. Simplemente tendrá que seguir manteniendo en funcionamiento sus neuronas para saber descubrir los aciertos y errores de las imágenes que le llegan, sus trampas y sus grandezas, para así valorarlas convenientemente y no dejarse atrapar por sus redes.

El espíritu crítico después de ver una película, si se han cuidado los dos anteriores, no tiene ningún problema. Las ideas que han transmitido las imágenes se asentarán en la inteligencia en su lugar adecuado, se podrán relacionar con otras que ya se tienen y enriquecerán la propia formación.

Cómo aprender a ver cine

3. Ambientarse en el tema de la película mediante la lectura

El espíritu crítico no será eficaz si no se asienta en una formación personal sólida en todos los sentidos. Hay que estar informado, pero sobre todo hay que saber valorar la información, hay que estar formado. Y esto se consigue -a parte de por otros medios- a través de una actividad enormemente sencilla y asequible para todos: la lectura. No es un mal lema: "Todo el que quiera ver una película de cine sin peligro de alienación y con provecho, que lea, que lea mucho". Libros que valgan la pena, claro, que esa es otra.

Sin duda, no se tata de que todo el que quiera ver una película deba leerse voluminosos tratados de filosofía. Pero sí que ha de tener algo importantísimo: ideas claras, una formación humana y cultural suficientes. Y esto, en gran medida, se adquiere con los libros, sobre todo con esos que hacen pensar, que desperezan la inteligencia.

4. Distinguir la calidad de la película de cine

El cine tiene un gran poder como medio de información, formación y entretenimiento. Es un poder que normalmente se resume con la expresión "el poder de las imágenes". Pero el cine es mucho más que una sucesión de imágenes.

El cine es un arte, el Séptimo Arte, y lo visual es solo uno de los elementos -quizá el principal, eso sí- que configuran su potencialidad artística. En realidad, el cine agrupa elementos propios de la pintura, de la escultura, de la arquitectura, de la música, de la literatura, del teatro, de la filosofía...

Este enfoque global ha llevado a algunos ensayistas a hablar del cine como de "un arte compartido", frente a la tesis del cine de autor o del director como estrella. Estos autores defienden que una película es siempre el resultado de la labor artística más o menos independiente de un grupo de profesionales muy variados.

En este sentido, e independientemente de estar de acuerdo completamente con el concepto del cine como "arte compartido", ya cabe aportar una primera ida que permite valorar si una película es buena o mala: la calidad de una película depende de la calidad de los distintos elementos artísticos y técnicos que la componen. Desde la señalada perspectiva global del cine, es claro que una película será buena si en su conjunto mantiene un alto grado de calidad, más o menos similar, en su guión, su realización, su fotografía, su música, su montaje, su ambientación, su vestuario, su dirección artística... y también en sus planteamientos de fondo.

5. Disitnguir el tratamiento de fondo de la película

Aunque es un tema muy discutido, pienso que el tratamiento de fondo que una película da a los temas que trata dice mucho de su calidad, también artística. Por ejemplo, el   recurso a los bajos instintos del espectador, a través del hiperrealismo, de la violencia descarnada o del sexo explícito, normalmente, más que a una convicción sincera, responde a un planteamiento comercial del film o a una incapacidad del director de conseguir captar la atención del espectador por otros medios.

Especialmente extendido en el cine actual está el hiperrealismo, según el cual cualquier cosa puede mostrarse en la pantalla, sin más consideraciones artísticas o éticas. Y cualquier ataque contra este planteamiento fílmico es considerado como un ataque reaccionario contra la libertad de expresión. Pero esto es injusto. Muchas veces ese hiperrealismo o esa violencia física y sexual en la pantalla, supone una falta de gusto artístico o simplemente una falta de respeto hacia el espectador. Pues a la larga, lo que consigue es que este se vuelva insensible ante la belleza, ante la profundidad de argumentos, ante la sutileza y la insinuación, acostumbrado, como está, a festivales de carne, sangre y gracias fáciles.

Consejos para ir al cine con espíritu crítico

1. Lee las críticas. Antes de ir a ver cualquier película puede ser interesante que leas las críticas que se le han hecho en publicaciones de las que te fíes. En algunos medios, no existe tal crítica sino simplemente publicidad.

2. No tengas miedo de ir a contracorriente. No hace falta ver lo que todos. Que una película esté de moda no significa que sea buena.

3. Mantente informado. Quizá puedas adelantarte a tus amigos, proponiendo buenas películas, en vez de las de moda que quizás, no aporten nada. Si gustan, tendrás más prestigio. Y otras veces esta información nos ayudará a argumentar, con más peso, las razones de porque no nos ha gustado esa película que acabamos de ver.

4. Salirse de una película porque nos aburre soberanamente, porque sencillamente es mala o porque existe demasiada  violencia, agresividad, sexualidad descarada, no es del “genero tonto” sino de personas que no les apetece que les manipulen. Y después, escribe un e-mail o una carta a la distribuidora española o al director, expresando tu opinión.

Jerónimo José Martín

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