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7 antídotos contra el consumismo

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Lo cierto es que consumimos más productos de los que realmente necesitamos, hasta creernos que son imprescindibles y, sin embargo, deberíamos aprender a vivir distinguiendo lo superfluo de lo necesario para no caer en el gasto desmedido y en la adicción a las compras.

A pesar del panorama económico que nos rodea, la publicidad y los medios nos bombardean con el mensaje de que debemos consumir más: comprar el último smartphone que ha salido al mercado aunque nuestro actual móvil funcione de maravilla, vestir con la ropa de nueva temporada y lucir ese reloj que está anunciando el famoso de turno. Para frenar este ansia de consumismo, hay varias cosas que podemos hacer para frenar el consumismo impulsivo.

Claves para evitar el consumismo desmedido

1.   Replantéate tu ritmo de consumo. No se trata de convertirse en un tacaño que no suelta ni un solo euro, sino de replantearnos nuestro ritmo de consumo y reconocer que, por ejemplo, no necesitamos comprar ropa o complementos -por muy baratos que sean- cada semana, sino que está bien con que lo hagamos, por ejemplo, cada tres meses o en rebajas.

2.   Sé más crítico con la publicidad que recibes. Induce a comprar productos que la mayoría de las veces no necesitas, y puedes acabar arrepintiéndote de haber hecho una compra inútil.

3.   Procura agotar la vida útil de las cosas antes de comprar un nuevo producto que las sustituya. No tiene sentido comprar un smartphone más moderno y con múltiples aplicaciones si no vamos a utilizarlas todas y con tu antiguo móvil te apañas bien.

4.   Piensa en la imagen que proyectas. La ostentación no nos hace mejores que los demás y la necesidad de aparentar que muchas personas tienen no es más que un reflejo de su dependencia del dinero y de la opinión ajena.

5.   La austeridad no tiene porqué ser una mortificación, ni estar ligada a la dejadez, a la suciedad o a la falta de buen gusto en el vestir. Significa prescindir de las necesidades que nosotros mismos nos creamos y disfrutar y cuidar lo que tenemos, empezando por las personas que nos rodean.

6.   Concédete algún capricho, no es bueno vivir con un continuo sentimiento de privación. Además, si sueles ser austero podrás disfrutar mucho más cuando te permitas un pequeño capricho como comprarte un libro, unas chocolatinas o unas zapatillas que tienes intención de darles mucho uso.

7.   Aprende a buscar cosas baratas y buenas, ya sean de oferta o de segunda mano. Qué mejor época para ir a ver ropa que en rebajas. También puedes echar un vistazo a los objetos que te puede ofrecer un mercadillo y visitar librerías de segunda mano.

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Alternativas a las compras

Muchas veces, consumimos y compramos por «aburrimiento»: no tenemos nada que hacer durante una tarde del fin de semana y nos vamos a ver tiendas, con la consecuencia de que siempre acabamos comprando algo. Incluso puede que conozcamos a gente cuya principal actividad en su tiempo libre sea «ir de compras».

La solución pasa por replantearnos nuestra forma de invertir el tiempo libre y valorar otras actividades que no impliquen gastos excesivos y que nos llenen: realizar alguna excursión, visitar un museo, dar un paseo en bicicleta, practicar deporte, tratar de conocer mejor nuestra ciudad visitando sus monumentos y lugares históricos o, simplemente, practicar alguna actividad o hobbie en nuestra casa. No sólo son actividades que suponen un «frenazo» para nuestro ritmo de gasto, sino que aportan mucho más de lo que invertimos: amplían nuestros conocimientos, fomentan nuestras habilidades y talentos y nos permiten desconectar y pasar un rato entretenido y tranquilo.

Nuevos movimientos de consumo inteligente

Parece ser que el «consumo inteligente» se está abriendo paso y son muchas las personas que han decidido aprender a vivir con menos para lograr una vida más descomplicada. Así, han surgido algunos movimientos como el downshifting, que consiste en trabajar menos para vivir más. Es decir, que no se busca trabajar para enriquecerse y tener acceso a más caprichos y lujos, sino que se pregona que el dinero no es un fin en sí mismo, sino un medio para permitirnos una vida digna. Se busca por lo tanto huir del materialismo obsesivo «reduciendo la marcha».

De esta manera, con una vida más simple, se deja atrás el estrés y las tensiones, y se trata de obtener un sano equilibrio entre el ocio y el trabajo, además de proponer como objetivos en la vida la realización personal y la construcción de relaciones, dejando de lado el consumismo y el éxito económico. Este estilo de vida está en pleno auge en Estados Unidos, y tal vez no tarde mucho en llegar a España. De todas formas, en nuestro país no nos quedamos atrás: ya son muchos los que se trasladan a vivir al campo, huyendo del estresante ritmo de vida urbano. Son los llamados «neorrurales».

Marisol Nuevo Espín

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