MADRID, 6 Septiembre
Los alumnos que acuden a la convocatoria de septiembre de la selectividad lo hacen, por lo general, con menos ansiedad que sus compañeros de junio, o que ellos mismos en la convocatoria anterior al verano, según afirma el profesor de Psicología de la Universidad CEU San Pablo, Fernando Miralles.
«En septiembre hay menos ansiedad ante el examen de selectividad», señala, al tiempo que explica que una de las causas de esta mayor tranquilidad radica en que para muchos de los estudiantes «no es la primera vez que afrontan esta prueba».
Asimismo, normalmente no se existe la presión de obtener una calificación que permita cursar la carrera deseada, lo que es un factor que hace «emocionalmente exigente» la prueba de acceso a la universidad.
«Al no haber plazas en la carrera universitaria que se quería hacer inicialmente, lo que se busca es el aprobado. Es importante recordar que, los alumnos que no aprueben la selectividad en septiembre podrán realizar un Módulo Superior de dos años y aprobándolo podrán estudiar la carrera que desee», añade.
Por otra parte, en muchos casos, añade, se elimina el «miedo a defraudar a la familia o a separarse de los compañeros con los que, en principio, se había proyectado compartir carrera».
«Al haber pasado un tiempo prudencial, este objetivo lo suele haber superado psicológicamente el alumno, al haber objetivado que lo urgente e importante en este momento es aprobar la selectividad», advierte.
No obstante, finaliza, a pesar de estas condiciones más favorables, la selectividad no deja de ser un momento que exige mucho desgaste, por lo que tampoco es de extrañar que los examinados sufran este mes estados de ansiedad, lo que se manifiesta en «irritabilidad, agresividad, susceptibilidad, insomnio, aparición de pensamientos negativos, dificultades al hablar o tartamudeo, miedo a fallar, a quedar paralizado o quedarse en blanco y deseo de huida».