La música es una buena aliada a la hora de enseñar a nuestros hijos a captar los diferentes sonidos relacionados con el lenguaje humano. Los diferentes tonos que ofrecen las piezas musicales les ayudarán a captar matices, y esto les será de gran ayuda a la hora de aprender un idioma.
La música clásica es la mejor para empezar en esta tarea, dada la riqueza que encontramos en sus melodías. Otro método útil es el Tomatis, que ofrece un sistema de estimulación auditiva especialmente diseñado para facilitar la integración de otros idiomas por medio del Oído Electrónico y cintas especiales del idioma, de manera que educa al oído para percibir correctamente los sonidos de éste, haciéndolos familiares. El programa no elimina la necesidad de estudiar el idioma deseado, pero sí permite escucharlo, reproducirlo e integrarlo de manera más rápida y natural.
Aunque, en principio, pueda parecernos un empeño estéril, dentro de unos años, cuando el niño empiece realmente a estudiar su segunda lengua, podremos felicitarnos, pues le habremos facilitado en gran parte el camino.
¿Tenemos acento los hispanohablantes?
El idioma español es una lengua muy rica en vocabulario y gramática, pero pobre en variedad de sonidos. Esto se debe a que la riqueza de una lengua en sonidos se mide por la cantidad de vocales que contempla. Y, precisamente, el idioma español tan sólo tiene cinco vocales, aunque sean muchas las consonantes que las acompañan.
Otro factor que tampoco debemos olvidar es que se trata de una lengua repleta de tonos graves, al tiempo que escasea en agudos. Por esta razón, los españoles que aprenden una segunda lengua fuera de su periodo sensitivo -entre 1 y 4 años-, suelen tener mal acento.
En cambio, dado que el nuestro es un idioma con una gramática especialmente compleja, no nos resulta especialmente difícil aprender otras, y podemos llegar a leerlas y escribirlas con bastante facilidad.
Por el contrario, es muy normal encontrar extranjeros que hablan el español con bastante buen acento pero que emplean en sus frases construcciones muy pobres, pues les resulta muy complicado aprender nuestra gramática.
Consejos para adquirir no tener acento en otro idioma
– La música clásica es un estímulo auditivo de gran efectividad. Acostumbrar al niño a escuchar a compositores como Mozart o Vivaldi le dará la oportunidad de conocer un gran espectro de sonidos, algunos de los cuales -por ejemplo, los agudos- son poco frecuentes en el idioma español. Repetir con asiduidad este ejercicio le preparará para captar correctamente los acentos de las diferentes lenguas.
– Las canciones en inglés, francés, alemán… son un instrumento perfecto para acostumbrar a nuestro hijo a la pronunciación correcta de cada lengua. Le animaremos a cantar con el disco, pero sin hacerlo nosotros, para no distorsionar esa percepción.
– Los juegos y programas infantiles de ordenador, especialmente los que son muy interactivos, pueden resultar buenos instrumentos para el aprendizaje de un segundo idioma.
– Visitar un país extranjero con nuestros hijos proporciona la oportunidad de conocer mejor el idioma, sino también nuevas costumbres y culturas que les animarán a aprender. En algunas zonas especialmente turísticas, o cuando las circunstancias lo permitan, puede presentarse la oportunidad de relacionarnos con alguna familia extranjera que tenga hijos de la misma edad que los nuestros.
– Los videos en versión original también pueden ser de gran ayuda y estímulo, siempre que no sean muy largos (para que el niño no se canse) y que consten de muchas más imágenes que diálogos. Las canciones, cuando las hay, enriquecen su efecto, pero lo más importante es que el niño no tenga ocasión de ver los mismos vídeos también en castellano. Si lo hace, ya sabrá el significado de lo que escucha y no pondrá interés en entender.
Conchita Requero
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