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Un 30% de los institutos separa a los alumnos triplicando su fracaso escolar

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BARCELONA, 20 Marzo

Un tercio de los institutos catalanes de Secundaria separan a los alumnos por supuestos niveles de capacidades en el marco de una práctica «generalizada», lo que llega a triplicar su fracaso escolar y debería erradicarse completamente.

Según el informe ‘¿Juntos en el aula? elaborado por Ricard Aymerich, Josep Lluró y Enric Roca de la Fundació Jaume Bofill, un tercio de los institutos catalanes separa en dos grupos diferentes a los alumnos con más y menos competencias, haciendo grupos completamente homogéneos; otro tercio mantiene a los alumnos en grupos diferenciados de forma flexible y sólo en algunas asignaturas, como matemáticas, mientras que otro tercio agrupa a los estudiantes heterogéneamente y sin desdoblamientos.

La separación de estudiantes duplica e incluso triplica el fracaso escolar, ya que en lugar de avanzar, la brecha entre ambos grupos se acentúa, lo que aún es más acusado en el caso de familias socioeconómicamente desfavorables, ya que éstas no van a los institutos a pedir explicaciones por la separación de sus hijos.

Estas cifras se suman a los altos porcentajes de repetición y abandono escolar en esta etapa, del 21,1% y del 23,6%, respectivamente, y se deben al ‘boom’ de diferentes factores vividos por el sistema educativo en los últimos años: las migraciones, la evolución tecnológica, la ampliación de la educación obligatoria hasta los 16 y el cambio en la cultura adolescente y los modelos familiares.

Además, se trata de un modelo que llega predefinido desde la Primaria, donde tácitamente los alumnos y los profesores saben qué perfil tiene cada estudiante.

REPLANTEAR EL MODELO

Ante esta situación, la Fundació Jaume Bofill ha pedido a la Generalitat el replanteamiento del modelo educativo catalán, que sin aumentar sus recursos, debe ser capaz de ofrecer atención individualizada dentro de la misma aula, dedicando las 200 horas de recursos adicionales –como aulas de acogida, aulas abiertas, unidades de escolarización compartida, refuerzos, etc– a un trato múltiple siempre dentro de la misma aula, «como sucede en la sociedad».

Igualmente, ha señalado el papel clave de los profesores, quienes deben gestionar esta diversidad dentro de las aulas desde la máxima integración, y también ha apuntado al rol de los directores, que deben constituir grupos sólidos de docentes para orientar adecuadamente a cada uno de los estudiantes.

Dicho esto, la Fundación ha rechazado de pleno la reforma del último curso de cuarto de Secundaria que planea el Gobierno: «Es una reforma poco reflexionada que no nos podemos permitir», ha juzgado Roca.

Roca ha defendido que igual que en la inmersión lingüística, de ningún modo ni bajo ningún otro pretexto se debe separar a los niños en grupos.

También ha apuntado el agravante que supone la doble red de centros, ya que la escuela concertada –que representa el 40% de los centros– acoge solamente al 20% de los alumnos con necesidades específicas, lo que no contribuye a equilibrar el sistema.

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