¿Cuándo debe comenzar un niño a aprender una segunda lengua? Por sorprendente que parezca, su capacidad a edades tempranas es impresionante. Precisamente por ello, son muchos los colegios los que se han subido al caballo de los idiomas. No se trata de una moda sino una forma muy inteligente de aprovechar una de las muchas potencialidades que poseen los niños a esta edad.
– ¡Good morning girls and boys!
– ¡Good morning miss Anne!
– How are you?
– Fine, thanks!
Esta es una escena habitual que ya podemos contemplar en la mayoría de los colegios de nuestro país. En la actualidad, los niños no comienzan a estudiar otra lengua cuando alcanzan cursos superiores sino que, casi antes de haber aprendido a abrocharse los cordones de los zapatos, son capaces de enumerar simultáneamente en dos idiomas diferentes.
Estimulación temprana en dos idiomas
En este sentido, son muchos los padres que se preguntan si realmente es positivo que los niños comiencen a estudiar un segundo idioma cuanto antes o si, en cambio, esto puede suponer todo un freno para ellos.
Lo cierto, es que entre uno y cuatro años, los pequeños se encuentran en pleno periodo sensitivo para el aprendizaje de idiomas. Lo ideal, por tanto, sería poderles ofrecer la posibilidad de adentrarse en el conocimiento de otros idiomas a esa edad.
Por otro lado, este ejercicio mental es tan positivo (controlar dos estructuras gramaticales y dos vocabularios, no es fácil) que potencia la creación de nuevas conexiones neuronales. Precisamente por ello, son muchos los profesionales y educadores que consideran la enseñanza de una segunda lengua como una importante vía de estimulación temprana.
Pequeños inconvenientes del bilingüismo
Pese a todas estas ventajas, el aprendizaje de dos lenguas de forma simultánea puede tener algunos inconvenientes. No es raro, por ejemplo, que un niño bilingüe tarde más de lo habitual en soltarse a hablar. Este tipo de retrasos, que no afectan a la comprensión, suelen ser superados sin ningún problema.
Es más, entre los 4 y 6 años estos niños consiguen situarse con facilidad en unos niveles completamente normales. Asimismo, puede que si tenemos la costumbre de mezclar dos idiomas en casa el niño termine por confundirse, y retrasarse en el aprendizaje de su propia lengua.
Padres políglotas
En algunos hogares puede ocurrir que uno de los padres domine bastante bien una lengua distinta a su lengua materna y que sea políglota. Es el caso, por ejemplo, del padre que estudió en el extranjero cuando era joven. Esto puede llevarle a caer en la tentación de hablar al niño en ese idioma.
Lo cierto, es que este tipo de prácticas no suelen ser muy recomendables. En primer lugar porque será inevitable que el niño aprenda este segundo idioma con nuestro propio acento y, en segundo lugar, porque le estaremos privando de toda la riqueza de la comunicación entre el padre y el hijo. Y es que, por muy bien que hablemos esa lengua extranjera, nuestro mensaje resultará frío, carente de todos los matices propios de la lengua materna.
Así, en vez de «cómo mola» diremos «me gusta mucho» y, aunque parezca banal, lo cierto es que estaremos restando valor a una faceta muy importante en la educación de los hijos como es la comunicación.
Lo preferible, por tanto, es hablar al niño en nuestra propia lengua aunque esto implique tener que utilizar métodos alternativos para que nuestro pequeño comience a dominar otro idioma.
Dos idiomas en casa
Por otro lado, si en casa cada progenitor dominamos una lengua materna distinta debemos procurar no confundirle hablándole en distintos idiomas según las circunstancias.Cada persona tendrá que hablar al niño en su propio idioma. Sólo así conseguiremos transmitir a nuestro pequeño los matices de cada lengua. Y es que, lengua y cultura son todo uno. Un idioma no puede ir separado del modo de hablar y sentir del pueblo que lo habla.
En cuanto a las reglas gramaticales, procuraremos dejarlas para más adelante. Es inútil intentar enseñar a un niño tan pequeño este tipo de normas. A estas edades, los niños aprenden de una forma totalmente natural: simplemente escuchando atentamente a quienes le hablan.
Educar el oído
Si, por el contrario, en casa no hablamos un idioma distinto al materno, entre los 2 y los 4 años, nuestra misión tendrá que centrarse no tanto en la enseñanza de un segundo idioma como en la «educación del oído» del niño.
Para estimular su oído, podemos utilizar numerosos trucos: las canciones en el idioma escogido o los vídeos infantiles, por ejemplo, pueden ser nuestros mejores aliados en este sentido. Todo ello, eso sí, como si de un juego se tratase y haciendo gala de toda la paciencia posible. Lo más probable es que tardemos en ver los frutos pero si sabemos esperar podremos contemplar como cuando nuestro hijo comience a estudiar en profundidad esa segunda lengua, consigue dominarla mucho antes que el resto de los niños de su misma edad.
Colegios bilingües
A la hora de escoger un colegio para nuestro hijo el bilingüismo del centro no debe ser un factor determinante. En estos casos, suelen ser mucho más importantes factores como los recursos del centro (deportes que se pueden practicar, informática, etc.), nivel de aprobados en selectividad o el mismo ideario del colegio que el que los niños utilicen o no dos idiomas en clase.
8 trucos para dominar dos idiomas desde niños
1. Los vídeo-juegos y programas de ordenador interactivos que pueden ser sumamente beneficiosos para el aprendizaje de un segundo idioma. Si tenemos ordenador en casa, no dudemos en adquirir aquellos que consideremos más entretenidos.
2. Los cuentos sencillos que incorporan junto al texto en inglés y las ilustraciones, una cinta que narre en el mismo idioma lo que el niño va leyendo son muy útiles.
3. Organiza en casa juegos en los que el niño tenga que repetir con nosotros el nombre de ciertos objetos en ambos idiomas.
4. Las canciones infantiles en inglés, francés... pueden sernos de gran ayuda a la hora de «educar el oído» de nuestro hijo. Podemos animar a nuestro pequeño a que cante a la vez que el disco pero siempre sin hacerlo nosotros para no distorsionar su percepción.
5. Si tenemos posibilidad, una pequeña escapada durante las vacaciones de verano a un país extranjero con nuestros hijos les servirá para darle un toque práctico al idioma. De este modo, no sólo podrán acercarse al idioma sino que, además, conocerán de primera mano la cultura y costumbres de la zona.
6. Anímale a que se exprese en esa lengua, así, poco a poco, irá adquiriendo más seguridad en sí mismo y, lo que es aún más importante, conseguirá perder el miedo a expresarse en otro idioma.·
7. Solicita los servicios de una au-pair. Esta podría ser una ocasión excepcional para que los niños entrasen en contacto con otro idioma y sus diversos matices.
8. Organiza tardes de vídeos infantiles en inglés en casa. De este modo, nuestro hijo y sus amiguitos podrán compaginar la diversión con el aprendizaje del idioma. Después de la película podremos proponerles hablar todos en inglés, francés… durante un rato a modo de juego.
Marisol Nuevo Espín
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