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Cómo motivar a los hijos para que sean la mejor versión de ellos mismos

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Como padres, todos queremos que nuestros hijos sean la mejor versión de ellos mismos. La clave para lograr esto está en mostrar nuestro aprecio hacia ellos a través del cariño y la aceptación. Solo así podremos motivarlos a convertirse en buenas personas y a explotar todos sus talentos y virtudes.

Un niño japonés de seis años que sufría de autismo, ceguera y otras discapacidades desde su nacimiento descubrió un día el canto de un pájaro y logró pronunciar su nombre. Sus padres vieron por fin en él un atisbo de ilusión y decidieron definitivamente que no se darían por vencidos. Le compraron cintas con cantos de aves y contrataron a una profesora para que le enseñara música. Hoy en día, gracias a la perseverancia de su familia, aquel pequeño se ha convertido en uno de los más importantes compositores de música clásica contemporánea.

La historia de Hikari Oe, hijo del premio Nobel de Literatura, Kenzaburo Oe, es una muestra de cómo el cariño y la perseverancia de los padres puede motivar a los hijos a ser la mejor versión de ellos mismos. Lo importante reside en mirar a las personas como lo que pueden llegar a ser y no solo como lo que son. Esto es algo que debería aplicarse tanto en el ámbito familiar como en el escolar, pues así la formación de los niños podrá florecer.

Cómo conseguir la mejor versión de tus hijos

La mirada del hombre condiciona su entorno. Álex Rovira, escritor y divulgador, establece que la perspectiva desde donde observamos lo que nos rodea, nuestra postura existencial, puede abrir ante nosotros un mundo de posibilidades. Puede ser que vivamos en un mundo en el que parezca no haber oportunidades ni herramientas para conseguir la felicidad. Pero, basta con cambiar nuestra visión, dejar de lado los prejuicios para encontrar bondades y virtudes en los demás.

Por ese motivo, al observar a nuestros hijos desde el amor, podremos ver en ellos innumerables talentos. Podremos, también, motivarlos a que cambien la visión negativa que pueden llegar a tener de ellos mismos (sobre todo en la adolescencia) y sean conscientes del gran valor que tienen como personas.

Educación para florecer

«Más allá del éxito académico, dice Rovira, lo verdaderamente importante es ser una buena persona. Por este motivo, no es suficiente recibir una excelente formación que estimule el intelecto, si no somos capaces de enseñar a nuestros hijos a apreciar a los demás«. Para lograr esto, es necesario el trabajo conjunto entre la escuela y la familia.

Además de descubrir el valor del otro, «debemos inculcar en nuestros hijos lo importantes que son. Como padres, debemos dejar claro el aprecio y el amor que sentimos por ellos. Un niño que se sienta querido tendrá la confianza para aspirar a más y llegar a ser mejor», asegura Rovira. Todas las personas tienen muchos defectos, pero también mucho potencial. Es esencial resaltar lo segundo para conseguir que nuestros hijos florezcan en su mejor versión.

Amor que transforma

El aprecio expresado a través del amor puede transformar la vida de nuestros hijos para bien y encaminarlos hacia la felicidad. Pero, ¿cómo podemos expresar este afecto hacia nuestros pequeños?

Primero, debemos conocer a nuestros hijos tal y como son, descubrir sus virtudes y sus defectos. Tenemos, también, que demostrar nuestro aprecio por sus capacidades, por lo que no debemos dudar en felicitarlos por haber hecho un buen trabajo, o por haberlo intentado. Hay que ser conscientes de que algunas cosas, por muy pequeñas que nos parezcan, resultan, para ellos, grandes retos.

Además de aplaudir sus virtudes, debemos también abrazar las imperfecciones de nuestros hijos como hicieron los padres de Hikari ?e. En lugar de intentar cambiarlos para que se conviertan en algo que no son, debemos darnos cuenta de que hay defectos que hacen a las personas únicas y especiales.

Por último, no debemos dar por hecho que nuestros hijos saben que los queremos. Debemos expresarlo de forma visible, a través caricias, como abrazos y besos. Al mismo tiempo, debemos ser capaces de mantener con ellos conversaciones profundas que vayan más allá de la cotidianidad y valorar las ideas y opiniones que los niños puedan aportar. De esta forma, manifestaremos de forma clara que los amamos y los apreciamos como personas.

Isabel López Vasquez
Asesoramiento: Alex Rovira, escritor y autor del libro Alegría.

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