La pandemia nos ha hecho pensar en cómo será nuestro futuro. Y no solo en lo que se refiere a nuestras relaciones sociales, sino en distintos ámbitos de nuestra vida como es la educación. El coronavirus hizo que el sistema educativo se replanteara y adoptara una nueva forma de funcionar que empezó a valorar más la posibilidad de impartir clases a distancia. Sin embargo, este no debe ser el único cambio que debería integrarse, según los profesores.
En un trabajo realizado por Cambridge International se ha querido conocer cuáles son las claves de la educación en la actualidad y cómo debería cambiar esta una vez que la pandemia concluya. Los datos son claros, los profesionales de la educación consideran que en los próximos cursos debería tenerse en cuenta el bienestar emocional de los alumnos y que ellos, como docentes, deberían prestar más atención en este sentido.
Educación emocional
Pero, ¿qué es lo que piden los profesores? ¿Cómo debería ser esta educación emocional? La Universitat de Barcelona la define así: «proceso educativo, continuo y permanente, que pretende potenciar el desarrollo de las competencias emocionales como elemento esencial del desarrollo humano, con objeto de capacitarle para la vida y confinalidad de aumentar el bienestar personal y social».
De esta forma, se desarrollarían competencias como:
– Conciencia emociona. Reconocer las emociones propias y de las demás personas.
– Regulación emcional. Implica responder adecuadamente a las emociones experimentadas.
– Autonomía emocional. Capacidad para regular los estímulos externos, equulibrando sensibilidad e invulnerabilidad.
– Competencia social. Implica tener habilidades sociales que faciliten las relaciones interpersonales.
– Habilidades de vida para el bienestar. Conjunto de habilidades, valores y actitudes que contribuyen al bienestar personal y social.
Educación emocional tras el coronavirus
Según la encuesta realizada por Cambridge International a 500 profesores españoles, un 77% de los docentes considera que en los próximos cursos su desempeño profesional se centrará, en gran medida, en dedicar especial atención al bienestar emocional de los alumnos. Además, el 51% afirma que los próximos años académicos se basarán en la creación y uso de material digital, así como el 54% opina que llegarán nuevas herramientas y recursos a las aulas.
Regresando al terreno emocional, el 48% señala que tendrán que mantener un trato cercano y centrado en el apoyo emocional constante a sus alumnos. Y es que lidiar con emociones como frustración, desconcierto, tristeza e incertidumbre, ha sido una gran prueba para los estudiantes en estos últimos cursos y por ello debe introducirse en su currículo académico competencias como las antes mencionadas.
Al mismo tiempo, los profesores destacan que la relación con sus alumnos se ha fortalecido, creándose una mayor cercanía y confianza superior a la de otros años académicos. Ahora los docentes afirman que se preocupan por otros aspectos en la vida de sus estudiantes que no solo incumben a su rendimiento escolar. Algo que se ha traducido en una atención más individualizada, ya que como el 59% reconoce, se han impulsado tutorías personalizadas.
Damián Montero
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