Somos lo que comemos, una popular frase que encierra una gran verdad. La dieta que mantiene cada persona determina, en gran medida, su salud física y calidad de vida. En el caso de los niños, la presencia de un menú equilibrado y que le aporte los nutrientes necesarios, ayudará a un correcto desarrollo a largo plazo. Por ello, es muy importante conocer los hábitos alimenticios de los más pequeños de la casa.
Cuando se cocina en casa es fácil saber qué alimentos se ponen en el plato de los más pequeños. Sin embargo, hay otras circunstancias en las que el menú de los niños escapa al control de los padres. Es el caso de los comedores escolares, entornos en donde cada vez más se tiende a la externalización de servicios y que está provocando una pérdida en la calidad de la dieta de los menores, tal y como señalan desde el informe Los comedores escolares en España. Del diagnóstico a las propuestas de mejora.
Búsqueda de la rentabilidad
Este informe se centra en la situación de los comedores escolares en el curso 2015-2016 y en la calidad de los menús que se ofrecen a los más pequeños. El resultado determinó que el 63,6% de los colegios recurrían a empresas de catering para poder satisfacer las necesidades de este servicio. Lo que dejaba que un 34,6% de estos centros contaban con sus propias comidas, permitiendo un mayor control alimenticio.
Los datos de este estudio también recogieron la opinión de padres y profesores, así como su visión sobre la calidad de los menús escolares. La mayoría de progenitores y docentes indicó que en los platos que los escolares consumían había un exceso de proteína y azúcar, ingredientes de mala calidad y escasas raciones de verduras. Otra de las quejas aparecidas fue la repetición de los platos.
Entre los platos más repetidos en los centros escolares aparecen los arroces y las pastas como primeros platos y fiambres como salchichas como segundo. La presencia de verduras en estos menús, a menudo, se aseguraba a través de sopas y cremas, mientras que la de otras carnes como el pollo mediante nuggets. Otros alimentos como la merluza en platos preparados.
Este informe también recoge algunos ejemplos de menús escolares deficitarios en distintas comunidades autónomas. Por ejemplo, un estudio elaborado por Garúa determino que en los colegios de la Comunidad de Madrid más del 90% de los niños y niñas de 4 años presentan un consumo excesivo de proteínas, en detrimento de los carbohidratos; en cuanto a las grasas, el 80% las consume por encima de las cantidades recomendadas, y si hablamos de las grasas saturadas, ese porcentaje es del 90%.
Otros territorios como la Comunidad Valenciana también presenta algunos de estos problemas. Por este motivo, la Conselleria de Sanidad de esta comunidad apuesta por un aumento en el consumo de verduras y legumbres dentro de los menús escolares.
Más que un comedor
El comedor escolar es un espacio que va más allá de la presentación de platos. Es un lugar en donde se desarrollan distintas habilidades del niño tal y como indican desde el Documento de Consenso sobre la Alimentación en los Centros Educativos elaborado por el Gobierno de España:
– Educación para la salud, higiene y alimentación. Los comedores se encaminan a desarrollar y reforzar la adquisición de hábitos alimentarios saludables, normas de comportamiento y correcto uso y conservación de los útiles del comedor.
– Educación para la responsabilidad. Los comedores escolares hacen partícipe al alumnado, en función de su edad y nivel educativo, en las tareas, intervenciones y proyectos que se desarrollen en los comedores.
– Educación para el ocio. A través de la planificación de actividades de ocio y tiempo libre que contribuyan al desarrollo de la personalidad y al fomento de hábitos sociales y culturales.
– Educación para la convivencia. Mediante el fomento del compañerismo y las actitudes de respeto, educación y tolerancia entre los miembros de la comunidad escolar, en un ambiente emocional y social adecuado.
Damián Montero
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