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Luna Paredes: «Igual que cuidamos la imagen física, tenemos que cuidar la imagen lingüística»

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Luna Paredes es licenciada en Filología Hispánica y doctora en Estudios Teatrales y actualmente ejerce de divulgadora lingüística en ‘El Gallo que no cesa’ en RNE. Acaba de publicar Dale a la lengua. Trucos para hablar y escribir bien (Espasa), un libro de Lengua «muy divertido», aunque parezca una contradicción.

En este manual de consulta lingüística, Luna Paredes nos muestra todos los entresijos de nuestra lengua, de nuestro vocabulario, nos revela maneras fáciles para comunicarnos y si tenemos alguna duda con una V, con una B, con una H… nos enseña algunos trucos. Y lo hace de una manera muy amena y divertida, para que aprendamos a expresarnos mejor casi sin darnos cuenta.

Ideas para cuidar nuestra imagen lingüística

En tu introducción dices una frase que me encanta: «gracias a mi padre y a mi madre por hacer familia». ¿Cómo ha influido tu familia en tu pasión por la Lengua?
La familia es un pilar fundamental para todas las relaciones futuras. Una familia que te acoge, que te quiere, que te cuida, que te enseña valores culturales, es un regalazo. En mi familia, mi padre es filólogo, y mi casa estaba llena de libros. Entonces mi hermano y yo hemos leído mucho, todas las Navidades hemos tenido libros como regalos, todos los cumpleaños había regalos que eran libros… Entonces, esa pasión por la lengua, por cuidarla, por la cultura, por fomentar el diálogo, etc… ha influido en que a mí me apasione hablar, escribir e intentar hacerlo lo mejor posible.

Además, continúas diciendo también «gracias a mi marido y a mi hijo por ser familia». ¿Qué crees que aporta un buen conocimiento del lenguaje para crear una buena comunicación con la familia y con los seres queridos?


Cuanto mejor sepamos hablar, cuanto más léxico tengamos, cuanto mejor conozcamos las estructuras, mejor nos vamos a comunicar.

Por ejemplo, mi hijo tiene dos años y medio ahora, y habla muchísimo con estructuras gramaticales muy grandes. Creo que eso es porque mi marido y yo le hemos hablado desde muy pequeño y le hemos dicho las cosas como a un adulto. Creo que hablar mucho con tus hijos o con tu pareja y utilizar léxico rico y gramaticalmente complejo sin trabas por el hecho de que sea pequeño, fomenta una buena comunicación. Y luego fomentar el diálogo siempre, cuando llegue tu hijo del cole, que digas qué tal, qué has hecho, cómo has estado, que llegue tu marido del trabajo o que llegues tú del trabajo y tu marido te pregunte qué tal, cómo estás, cuéntame qué has hecho a lo largo del día es esencial para que vaya entendiendo los mecanismos de una comunicación lo más cercana y correcta posible.

¿Qué consejos darías a quienes buscan mejorar su gramática y su vocabulario para evitar cometer errores comunes en la escritura y en el habla?
Bueno, el principal consejo es leer, leer mucho, cuanto más leamos más vamos a aprender sin darnos cuenta, porque leyendo vamos a entender dónde hay un laísmo o dónde no lo hay o cómo se puede evitar, vamos a ver dónde hay un dequeísmo o dónde no lo hay y lo hacemos de forma inconsciente, por eso el mejor consejo es leer mucho y leer desde pequeños para tener más capacidad lingüística. Y luego, si hay dudas, acudir a los diccionarios, a las gramáticas, a los manuales como el mío en los que resolvemos determinadas dudas, y preguntar todas las dudas, por tontas que nos parezcan, en cualquier situación, ¿qué significa esto que no lo entiendo? Tenemos que quitarnos el miedo a preguntar.

El uso de tildes, la concordancia verbal y la elección adecuada de los adjetivos son las áreas más problemáticas del idioma español. ¿Qué recomiendas para resolver estas dudas frecuentes?
Recomiendo sobre todo acudir a los diccionarios. Nosotros tenemos el diccionario de la RAE, que es gratuito, está en versión online, y contiene muchísima información. El diccionario es una herramienta fundamental, que además tenemos a golpe de un solo clic. Aparte de eso, es bueno acudir también a la Fundeu. La Fundeu es un portal maravilloso que resuelve dudas.

¿Cómo crees que influye el uso de expresiones coloquiales y modismos en la comprensión del español, especialmente para aquellos que aprenden el idioma como segunda lengua?
Bueno, a veces los términos más coloquiales alejan o distancian un poco, porque pertenecen a un grupo como muy cerrado. Por ejemplo, los jóvenes utilizan muchos coloquialismos que solamente los entienden ellos y eso puede provocar un poco de distancia con alguien que no tenga esa edad o que no sea de esa comunidad de hablantes. Eso es verdad. Entonces, hay que tratar de ser un poco más inclusivos en ese sentido y saber quién está delante, quién nos está escuchando para saber qué tipo de español podemos utilizar. Pero es cierto que esos modismos, esos coloquialismos son necesarios para la identificación de ese grupo.

Al final el lenguaje nos sirve para comunicarnos, pero también nos sirve para identificarnos, para saber que eso que estamos utilizando parece que es solo nuestro y que corresponde a este grupo.

Entonces, es también importante reivindicarlo. Los coloquialismos son también importantes porque nos hacen pertenecer a algo. Entonces, hay que saber simplemente distinguir cuándo hay alguien que no está entendiendo esto y hay otra palabra más común para utilizarla. O cuándo estamos en un grupo, en un contexto determinado en el que nos entendemos y podemos usar esa palabra, esa expresión. En la otra cara de la moneda están los anglicismos.

¿Cuáles son tus recomendaciones para evitar el uso excesivo de anglicismos y asegurar una comunicación más clara y coherente en español?
Bueno, yo no estoy en contra de los anglicismos para empezar porque creo que vivimos en un mundo global y no podemos evitar el contexto en el que estamos. Hablamos en inglés muchas veces y es normal que hablemos en inglés o que nos comuniquemos en determinados contextos en inglés. Por ejemplo, para la palabra hashtag, tenemos en español la palabra etiqueta, no nos haría falta la palabra hashtag. Sin embargo, esa palabra nos remite a una realidad muy concreta. Vamos a redes sociales o pensamos directamente en una realidad digital. La palabra etiqueta, por ejemplo, tenemos que pensar que es algo de la ropa primero y después decir ah, no, no es eso, tenemos que hacer un recorrido mental un poco mayor. A priori yo no estoy en contra de los anglicismos, no me parecen mal. De hecho, el contacto de lenguas siempre se ha dado. Nuestro español no tendría palabras griegas, por ejemplo, si no hubiera habido contacto con otras lenguas. Pero es cierto que hay que reposar un poquito. No tenemos ni que rechazar los anglicismos de per se ni tampoco aceptar todos los anglicismos. Básicamente el único consejo que puedo dar, de sentido común, es si hay una palabra en español, intentemos usar la palabra en español. Sobre todo si es una palabra también, como hashtag y etiqueta, que luego la realidad nos irá diciendo si preferimos una palabra inglesa porque es más cómoda o si preferimos la española. Pero no aceptar todos ni tampoco rechazarlos todos per se.

¿Cómo crees que afecta el lenguaje inclusivo y las recomendaciones gramaticales actuales en la forma en que nos expresamos? ¿Y cuáles son los retos asociados a su implementación?
Estamos viviendo un cambio de paradigma mental con esto del lenguaje inclusivo. Y me parece maravilloso porque estamos haciendo una cosa que las personas la venimos haciendo con el lenguaje toda la vida, que es simplificarnos, facilitarnos la vida. El lenguaje inclusivo es algo que genera mucho debate social y mucha polémica y eso es innegable, pero muchas veces eso no tiene nada que ver con la lengua. Las normas normalmente se rompen, se cambian. Si no hablaríamos latín y hablaríamos con declinaciones latinas todavía. Es normal que vayamos cambiando las normas. Por eso me parece un momento maravilloso, de quiebra, de polémica, pero en el que tenemos que tender a crear una sociedad cada vez más inclusiva y lo estamos reflejando en la lengua.

Los adolescentes también intentan simplificar el lenguaje con abreviaturas en redes sociales y los padres se quejan de que empobrece su vocabulario. ¿Qué opinas al respecto y cómo crees que podrían solucionar este tema?
Creo que las redes sociales son una herramienta fundamental, no la podemos negar, no podemos alejarnos de ellas, pero sí que debemos empezar a controlar un poco cuál es la imagen que estamos proyectando. Igual que cuidamos nuestra imagen física, tenemos que cuidar también nuestra imagen lingüística, que es lo que damos en redes sociales. Entonces, si hacemos ese vínculo y lo hacemos desde pequeños, es mucho más fácil que los niños y los adolescentes sobre todo, que están mucho más preocupados por su imagen física, por ejemplo, empiecen a vincular las dos cosas y a ser conscientes de que hay cosas que es mejor evitar, por ejemplo, abreviaturas o faltas de ortografía. Es verdad que no todas las abreviaturas tenemos que evitarlas, nuestra ñ, por ejemplo, es una abreviación, viene de una abreviación de dos n juntas, entonces, ¿qué haríamos si no existieran las abreviaturas y las abreviaciones? Pero es verdad que hay que saber distinguir los contextos y ser conscientes de la imagen que estamos proyectando en redes sociales, que es lingüística, para cuidarla lo máximo posible.

¿Cuáles son las principales diferencias entre el español hablado en diferentes países hispanohablantes y cómo podemos adaptarnos para comunicarnos de manera efectiva en contextos diversos?
Hay muchísimas variedades de español y esto me parece maravilloso porque no se habla igual aquí que en Ecuador, por ejemplo. La principal diferencia es el seísmo. En todos los países hispanoamericanos, como en Andalucía y como en Canarias, es decir, en el 90% del territorio en el que se habla español, los hablantes se sean y no diferencian entre s y z, o sesean en algunos casos. Es decir, en castellano diferenciamos entre casa y caza, por ejemplo. Eso en el español hablado de estos hablantes no se diferencia. Pero aparte de eso hay muchísimas variedades, muchísimos acentos diferentes en los distintos países y dentro de cada país en las distintas regiones y todas son válidas. Lo que hay que recordar es que todas las variedades, todos los acentos son válidos porque sirven para comunicarse dentro de una comunidad de hispanohablantes. Y no hay que pensar que se habla mejor español en un lugar u otro, ni pensar que es mejor o más formal esta variedad o esta otra. Todos los acentos son válidos y deberíamos tratar de quitar estereotipos a esas diferencias y valorar que tenemos un español que es rico, que es diverso y que eso es un tesoro que tenemos que salvaguardar.

¿Cómo podemos manejar las situaciones en las que no estamos seguros de la ortografía o de la gramática correcta? ¿Y cuál sería la importancia de la revisión y de la corrección de textos? 
Creo que estamos en un momento en el que las prisas nos comen. Vamos con prisas a todas partes. Escribimos un WhatsApp y no los revisamos y lo enviamos o escribimos en redes sociales. Entonces, yo reivindico la corrección, la pausa, tenemos que pararnos, no nos cuesta nada revisar un WhatsApp antes de darle a enviar, son dos segundos para ver qué hemos hecho y qué hemos escrito exactamente. Entonces, creo que en este momento de tanta prisa, tenemos que ser nosotros los responsables de decir, bueno, voy a parar, voy a dejar que alguien relea, por ejemplo, este mail que tengo que enviar a esta persona, sobre todo en ámbitos más formales. Reivindico la corrección y la revisión y lo reivindico como algo positivo. Creo que la duda es buena, sobre todo cuando nos paramos a pensar y nos replantamos cómo se escribe esa palabra buscando soluciones en Internet a través de la RAE o Fundae. Darnos ese tiempo y esa pausa es fundamental para cuidar nuestra lengua.

¿Qué estrategias prácticas existen para mantener y mejorar constantemente el nivel de español, incluso para aquellos que no lo utilizan de manera regular en su entorno diario?
El español es complejo en su gramática, pero también tiene recursos facilitadores. La tilde es uno de ellos, y sólo tenemos una tilde a diferencia del francés que tiene tres acentos diferentes. El español es más complejo que otras lenguas gramaticalmente, pero luego tiene cosas facilitadoras, en ese sentido.

Marisol Nuevo Espín

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