Actualmente, a la mayoría de los padres les aterroriza la educación autoritaria y prefieren no mostrar una actitud dominante con sus hijos. Sin embargo, algunos tampco quieren pasarse de permisivos porque saben que el exceso de tolerancia no es bueno para los niños. ¿Dónde está el término medio?
El término medio se encuentra precisamente en el establecimiento de normas y límites en casa, que en cada hogar serán diferentes. Los padres actuales están desarrollando un modelo de educación propio a base de mantener una posición equilibrada entre el dar y el exigir. Gracias a las normas, los niños saben guiarse por un camino que tiene unos límites y en su comportamiento está la clave.
5 características de las normas y límites para que sean efectivas
Es imprescindible que las normas y límites reúnan una serie de características para que sean efectivas en la educación de los niños:
Pocas: en realidad ¡cuántas menos normas y límites mejor! De poco sirve poner muchas reglas. Si lo que queremos es establecer unas prioridades, solo estableceremos dos tipos de normas: las innegociables y las negociables.
Claras: los niños deben entender bien las normas para poder cumplirlas. Es importante que los padres les expliquemos en qué consiste cada norma de forma clara y sencilla. También es importante explicarle cuál es el objetivo de la norma para que los niños sepan en todo momento y en cada situación qué se espera de ellos.
Abiertas: deben contemplar modificaciones o añadidos siempre que se negocien antes y así puedan integrarse en las normas generales.
Consecuentes: deben mantenerse con firmeza ante cualquier situación, evitando alteraciones debido al estado de ánimo o al cansancio, por ejemplo.
Realistas: es muy importante que las normas estén ajustadas a la edad de los niños para que puedan interiorizarlas. El grado de madurez de los niños y la coherencia de la norma son elementos que deben coincidir para facilitar su cumplimiento.
Errores frecuentes que cometemos con las normas y límites
Consejos para resolver algunas cuestiones prácticas que se plantean en casa cuando establecemos normas y límittes en familia:
– Gritos y enfados. Esta situación es mejor cortarla cuanto antes porque cuando gritamos y perdemos los nervios los niños van a recibir más atención en negativo que en positivo.
– Falta de coherencia. Los niños nos ganan por goleada en capacidad de observación. Saben muy bien que es lo que pueden hacer en cada una de las situaciones y debemos actuar igual en casa que en la calle, si en casa lo hacemos muy bien luego lo tenemos que trasladar a la calle.
– Falta de acuerdo entre los padres. En educación no funciona lo de poli bueno y poli malo. Es preciso que los padres se pongan de acuero en la línea educativa aue van a ser. En caso contrario, los niños intentarán salirse con la suya, enfrentando a los padres.
– Posponer el problema. A veces el cansancio, los quehaceres diarios… nos invitan a dejar el problema para tratarlo durante el fin de semana. Pero en la educación de los hijos debemos evitar procastinar y abordar los temas en el momento. Hay que tener en cuenta que los niños viven el presente, de manera que no podemos relegar su educación para mañana.
– Advertir o castigar. Si hemos establecido unas normas claras, los niños deben tener claras también las consecuencias de sus actos. Ellos con su comportamiento saben qué ocurrirá. La amenaza de castigar no funciona, las normas se han establecido para algo y es justo aplicar las consecuencias.
Marisol Nuevo Espín
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