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Katia Hueso: «La educación es la mejor herramienta para mitigar la presión sobre el planeta»

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Sin duda, no hay mejor herencia que dejar a nuestros hijos que la de un mundo mejor y la única vía para cambiar el rumbo es educar en la naturaleza. Así de claro lo tiene Katia Hueso, una bióloga de «bota» y no de «bata», como se dice en su profesión.

Tras recorrer el mundo buscando refugio en la naturaleza, hoy es madre de tres hijas y fundadora de la primera escuela infantil al aire libre en España en la sierra de Guadarrama Saltamontes, una actividad que hoy compatibiliza como docente universitaria en materia de medio ambiente y con su pasión por escribir.

Acaba de publicar su tercer libro, Educar en la naturaleza (Plataforma Actual), un manual sobre la importancia de que tiene la educación para frenar las consecuencias del deterioro ambiental que las sociedades acomodados estamos causando en nuestro planeta.

El impacto positivo de una escuela en la naturaleza

¿Qué es una escuela en la naturaleza, qué requisitos debe tener y cómo organizan el día a día?
Las escuelas en la naturaleza son escuelas dirigidas a la primera infancia, es decir, a niños en la etapa de Infantil, de 3 a 6 años, sobre todo, aunque es verdad que esa forma de trabajar en educación podría servir para cualquier edad. Las escuelas en la naturaleza fundamentalmente son espacios educativos, es decir, con una intención pedagógica en la que los niños, en lugar de tener un aula o un edificio como referencia, lo que tienen es la naturaleza. Es aquí, en ese espacio natural donde transcurre su actividad de manera habitual y principal. Los niños lo que hacen es juego al aire libre y lo que tienen que hacer es acudir preparados para las distintas épocas del año, bien abrigados en invierno, más ligeros en verano… pero lo importante es que el lugar que ellos perciben como su escuela es el medio natural y allí es donde transcurre toda la actividad educativa, todos los aprendizajes se adquieren en ese entorno.

¿Por qué cree que es un error común considerar la permanencia al aire libre como algo de importancia menor?
Se suele pensar que jugar al aire libre o estar al aire libre es una pérdida de tiempo. Siempre tenemos la idea de que tenemos que llenar la agenda de cosas, de actividades «útiles» como extraescolares, deportes, encuentros sociales, incluso quedadas para jugar de manera planificada con intención y jugar al aire libre se percibe como una pérdida de tiempo o como un premio cuando se ha hecho todo lo anterior. Cuando precisamente es mediante el juego libre, al aire libre, cuando se adquieren aprendizajes y competencias esenciales para la vida, no son curriculares, aunque realmente sí que lo son de una manera más indirecta, pero sí que nos dan habilidades y competencias para funcionar como seres humanos el resto de nuestras vidas.

¿Están los niños de hoy en día suficientemente «ecoalfabetizados»?Desgraciadamente, hemos observado que con la edad los adultos vamos perdiendo el contacto con la naturaleza y eso significa que vamos perdiendo el conocimiento del funcionamiento básico de nuestro ecosistema. Esto no quiere decir que tengamos que ser biólogos, ni mucho menos, pero sí tener un conocimiento básico que nos permita respetar la naturaleza, no dañarla y al revés también, es decir, que no nos metamos en una situación de peligro por no saber algo que es fundamental como si esta planta es tóxica o qué hacer si nos encontramos en medio de una tormenta en el bosque. Estamos observando cómo cada vez nos vamos distanciando más y esto tiene como consecuencia, entre otras cosas, que no disfrutamos y no entendemos la naturaleza como para poderla cuidar adecuadamente.

¿Todavía podemos salvar el mundo? ¿Qué podemos hacer para que los niños reciban esa educación medioambiental que permita que la siguiente generación conserve el planeta en buenas condiciones?
Tenemos un planeta cada vez más presionado por la actividad humana. Somos cada vez más seres humanos, pero el planeta no aumenta de tamaño, ni aumentan sus recursos. Cada vez requerimos más esos recursos y estamos generando una presión que no sabemos si las generaciones futuras van a poder vivir en las condiciones que ahora. Para mitigar los efectos de esta presión hay herramientas tecnológicas, económicas, sociales… pero para mí, una herramienta fundamental que funciona de una manera muy eficaz, aunque sea a largo plazo, es la educación. La educación es la mejor herramienta para mitigar la presión sobre el planeta como forma de entender qué es lo que estamos haciendo, cómo nos estamos comportando y cómo podemos hacer las cosas de una manera mejor para que las futuras generaciones disfruten por lo menos de la misma comodidad que nosotros.

¿Qué deberíamos hacer en vacaciones para educar en la naturaleza a los niños?
Las vacaciones son un periodo ideal para encuentros con la naturaleza porque tenemos más tiempo, más luz a lo largo del día, mejor temperatura y se presta a hacer las cosas con calma, es decir, es más de estar que de hacer. Esto lo podemos hacer igual en la playa, que en el pueblo o en la propia ciudad y basta con tomarnos un poco ese tiempo y no planificar al máximo, sino dejar que las cosas sucedan.

¿Cómo hacer que los niños creen un vínculo con sus espacios naturales de referencia?
Los vínculos con la naturaleza se establecen muy bien si vamos de forma habitual, si hablamos de una regularidad, de una frecuentación. Por eso, no digo que haya que ir a un parque natural, porque eso no es algo que podamos hacer a diario, pero lo que sí podemos hacer es, si no a diario, pero sí con cierta regularidad es ir al parque que tenemos en frente, a un jardín, a un patio, a un balcón… en el que conectar con los elementos de la naturaleza que tenemos allí porque eso nos va a permitir tener un contacto habitual con la misma naturaleza. Y eso va a hacer que percibamos cosas que en un lugar que nos es extraño no vamos a percibir, es decir, vamos a ver cómo crecen las plantas, cómo salen las hojas, como caen en el otoño, cómo aparecen los frutos, cómo aparecen las aves, en qué momento del día suceden cosas, por ejemplo, al amanecer o al atardecer puede que haya más actividad de los pájaros, los insectos estarán más activos en medio del día… en fin, todo esto lo vamos a ir percibiendo mejor si vamos de forma habitual a un espacio donde haya algo de naturaleza.

Actualmente, la educación en la naturaleza está dirigida a la primera infancia, pero ¿a qué edad experimentan los niños una mayor sensibilidad por todo lo vivo?
Los niños tienen la suerte de nacer con un sentimiento de amor innato por lo vivo, que se llama biofilia. El truco consiste en mantener esa llama viva, de mantener ese amor por lo vivo de manera permanente a lo largo de toda la vida. Entonces, para conectar con la naturaleza, los niños no necesitan más que estar en contacto con ella para amarla. La edad ideal para hacer esto es comenzar desde que nacen saliendo con los bebés fuera, dormir la siesta al aire libre, algo que hacen mucho en los países nórdicos y que aquí se presta más dado el clima que tenemos. Si nosotros mantenemos un contacto habitual, regular, permanente, en el sentido de permanecer en la naturaleza, vamos a facilitar que ese sentimiento de amor por la vida se mantenga a lo largo de nuestra vida.

¿Cómo deberíamos actuar para mejorar nuestro desempeño ambiental?
Creo que ya hemos pasado esta fase de vamos a reciclar, vamos a usar el transporte público… y hemos llegado a un punto en el que quizás tenemos que bajar un poco nuestros estándares y volver a otra manera de vivir más sencilla, más lenta, más inteligente también, que permita que esa presión sobre los recursos baje un poquito. Es decir, a lo mejor no tenemos que irnos de vacaciones cuatro veces al año, basta con irnos una, o hacer las vacaciones más cerca de casa. Ahora en la pandemia hemos experimentado esto y creo que nos puede servir como un ejemplo de cómo hacer las cosas de una manera más reposada, tranquila y sostenible.

¿Qué libros recomendaría a los niños para que se apasionen por la naturaleza y el cuidado del medio ambiente?
Los libros son una gran herramienta para conectar con la naturaleza. Para empezar, podemos leer muy a gusto debajo de un árbol. Hay muchos cuentos y muchos libros con ilustraciones sobre la naturaleza para niños de todas las edades, incluso para los más pequeños. Todo depende de la edad, pero por ejemplo, para los más mayores que están terminando la Primaria y empiezan la Secundaria, los libros de aventuras son, para mí, los mejores porque son libros con los que van a conectar muy bien, van a querer vivir esas aventuras en el bosque, en el monte… como Tom Sawyer, Los cinco… y luego ya las guías de campo son muy útiles porque les convierten en pequeños detectives en busca de una u otra especie.

Los libros son un grandísimo aliado para conectar con la naturaleza.

¿Qué es la biosofía? ¿Cómo cultivar el sentido del asombro en relación con la protección del medio ambiente?
La biosofía es un término que viene a significar el conocimiento de lo vivo, de la naturaleza. Cuando somos pequeños nos asombra todo porque todo nos resulta nuevo e interesante, aprendemos por el interés constante que tenemos por todo lo que nos rodea, pero luego lo vamos perdiendo en la edad adulta. Si aprendemos sobre la vida natural, descubriremos mucho más sobre este tema, nos haremos preguntas y nos plantearemos cuestiones que tendremos que resolver y que nos incitan a indagar más. Cuando más sabemos, más queremos profundizar en este conocimiento que nos lleva a amar la naturaleza.

¿Cómo podemos las familias reducir nuestra huella de carbono?
Para mejorar nuestra relación con el medio ambiente se habla mucho de la huella de carbono, del residuo cero, del agua neutral. En el terreno de la empresa esto ya se está empezando a implementar, e incluso en los hogares también ya hay quien vive en una casa pasiva o que genera energía en lugar de consumirla. Todas estas acciones son fantásticas y no sé si todos podemos cumplir con esos objetivos. No obstante, yo siempre digo que es mejor un poco que nada y que si conseguimos reducir nuestros residuos un poco y todo el mundo hace lo mismo vamos a reducir mucho en su totalidad.

¿Qué camino lleva España en términos ecológicos?
España es un país que ha hecho un gran esfuerzo por adaptarse a los estándares medioambientales que nos ha impuesto Europa hace ya mucho tiempo y la verdad ha ido avanzando a gran velocidad, aunque nos encontramos por detrás de algunos países que ya tenían esa conciencia antes como Alemania o los países escandinavos, pero creo que estamos en el buen camino, aunque nos quedan muchas cosas por resolver, por ejemplo, en la gestión de residuos todavía llevamos muchos residuos a vertedero y lo ideal sería no llevar nada, pero estamos avanzando en el buen camino y quizás falta un impulso final para alcanzar a quienes nos llevan la delantera.

Marisol Nuevo Espín

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