Esta imagen es cada vez más frecuente: niños sentados en un parque jugando cada uno con su móvil, en lugar de estar corriendo, hablando, saltando o en los columpios. Y es que no lo podemos evitar, nos impacta la manera en la que los menores se relacionan con los ordenadores y smartphones, y nos preguntamos ¿a qué juegan en el móvil nuestros nativos digitales?
A los adultos, especialmente, nos sorprende la forma tan sencilla que tienen para aprender a dominar los diferentes dispositivos tecnológicos con una gran variedad de aplicaciones. También es cierto que una característica esencial para la venta de ordenadores y móviles es su manejo sencillo, atractivo y divertido. No obstante, a pesar de esta evidencia no nos deja de sorprender. La realidad es que ellos han nacido en la era tecnológica y forma parte de su día a día tanto, en el ámbito escolar, como en el social y, por supuesto, en el ámbito de ocio y tiempo libre.
Muchos padres se realizan innumerables preguntas que les provocan incertidumbre y preocupación respecto a cómo puede ser el impacto de las TIC en sus hijos: ¿a qué edad es recomendable la exposición de un menor a las TIC? ¿Para qué pueden emplear los menores los ordenadores o los móviles? ¿Cuánto tiempo es recomendable su exposición? ¿Se puede evitar que los menores accedan a los dispositivos tecnológicos? ¿Por qué surge el interés por parte de los menores hacia las nuevas tecnologías? ¿De qué manera se puede controlar el uso de un dispositivo tecnológico por parte de un menor?
Qué interesa en el móvil a niños y adolescentes
Antes de nada, hay que decir que resulta prácticamente imposible evitar que un menor acceda a un móvil o a un ordenador. También es cierto que, aunque a los adolescentes y niños les atrae irremediablemente algunos dispositivos tecnológicos, el motivo por el cual se emplean es diferente.
1. Los adolescentes se sienten cómodos compartiendo vídeos y fotos de sus planes en las redes sociales, en las que los amigos realizan un sinfín de comentarios y cliquean «likes» sin límites.
2. Los menores entre 3 y 8 años prefieren las aplicaciones para jugar y la visualización de vídeos.
Tanto a unos como a otros, es imposible prohibirles el uso de las nuevas tecnologías, pero un uso adecuado y un control por parte de los padres es la clave para la disminución de innumerables riesgos que puede ocasionar el uso inadecuado de las mismas: conductas de abuso, exposición a contenidos violentos o/y sexuales, aislamiento, conductas de acoso virtual etc.
La pedagogía de las nuevas tecnologías
Muchos expertos coincidimos en que las nuevas tecnologías, aparte de su función de entretenimiento, tienen una importante labor pedagógica: tanto niños como adolescentes pueden aprender y desarrollar sus capacidades cognitivas a través de aplicaciones lúdicas.
De hecho, los juegos educativos a través de las nuevas tecnologías están triunfando debido a que son atractivos, visuales e intuitivos, ya que logran despertar el interés de los menores y captar su atención con facilidad. Además emplean tabletas o móviles que dominan a la perfección.
Por ello, es importante que tanto los padres como profesores conozcan las ventajas y desventajas que tienen las nuevas tecnologías en función de su uso. En muchas ocasiones, los padres dejan a sus menores ante un ordenador o móvil para tener un «respiro». De esta manera, hay que controlar que tipo de aplicación está empleando, su contenido y por supuesto su duración. Por supuesto que los objetivos deben ser establecidos por los padres y debemos ser nosotros los que evaluemos el comportamiento del menor y su reacción. Por este motivo, hay que fijar límites en relación a: «qué», «para qué», «cuánto» y «cómo».
Tipos de contenidos digitales recomendables por edades
Es interesante conocer de forma general que tipo de contenidos es recomendable para el menor en función de su edad:
De 2 a 4 años:
Los menores que tienen entre 2 a 4 años tienen una relación con las TIC condicionada por sus padres. Ya que son ellos los que les enseñan vídeos de dibujos animados y fotos. De esta manera, sí que pueden jugar con juegos simples, ricos en colores y personajes que transmitan valores adecuados. En esta etapa, los padres tienen el máximo control sobre el uso de las nuevas tecnologías por parte de sus hijos
De 5 a 7 años
En esta etapa los padres empiezan a tener sentimientos de ansiedad e incertidumbre ya que las TIC comienzan a hacer estragos en la vida cotidiana de estos niños, quienes se relacionan con espontaneidad con los diferentes dispositivos lúdicos del hogar como la televisión, móviles, o videojuegos.
En cuanto a las actividades que suelen realizar normalmente son cíclicas y repetitivas, ya que siempre ponen el mismo programa de la televisión, o el mismo juego en el teléfono sin que aparezca ninguna curiosidad por explorar más posibilidades que ofrece el mundo tecnológico. La supervisión de los padres en esta etapa es fundamental, cuyo objetivo debe ser el del filtrar el contenido y el aprendizaje del menor.
De 9 a 11 años
En esta etapa, los menores están familiarizados prácticamente con cualquier dispositivo tecnológico y lo dominan rozando la perfección. Las relaciones con los iguales a través de las TIC comienzan a despertar de una manera leve, aunque nada que ver a como se despertarán en la adolescencia. La comunicación y la negociación son clave para generar un entorno de confianza y plantear situaciones en las que los menores puedan resolver sus dudas y confusiones.
Como vemos en función de la etapa en la que se encuentre el menor, los padres deben de actuar de una manera concreta. No obstante, el jugar padres e hijos conjuntamente es una buena oportunidad para que todos aprendamos juntos. De esta manera, cada uno aportará al otro sus fortalezas: los hijos la ilusión, la curiosidad, el manejo de los medios tecnológicos y los padres el juicio, el punto crítico, la lógica de enunciados, el control de tiempos, su duración y frecuencia. De esta manera, no solo desarrollaremos un aprendizaje tecnológico, sino que alimentaremos el vínculo entre padres e hijos.
Ángel Bernal Caravaca. Psicólogo y Mediador. Cofundador de Lomber Soluciones Cyberbullying.
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