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Los juegos en red: en línea entre realidad y ficción

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Los menores se han convertido en los moradores de los nuevos ‘ciberparques’: los juegos on line. Juegos que, en muchos casos, les aportan educación y momentos de diversión y distracción, pero en muchos otros se convierten en la puerta abierta al peligro. Analizamos todos los factores a tener en cuenta en esta nueva forma de entretenimiento digital.

Pasan horas encerrados en un mundo virtual. Pero no están solos. Juegan, pero todo ha cambiado. Parte del ocio de nuestros hijos tiene lugar en un terreno totalmente desconocido para nosotros. Pero no podemos mantenernos ajenos a ese mundo porque, si es el suyo, tenemos la obligación de conocerlo. Así es el fenómeno de los juegos online en el que viven nuestros hijos.

El sueño, la falta de atención y la dependencia cada vez mayor al móvil es lo que hizo que Mercedes Alenza, directora pedagógica de Secundaria del Colegio Casals dels Angels, se embarcara a descubrir el mundo de los juegos en red.

¿Por qué surgen los juegos en red?

Por la necesidad de jugar. El poco tiempo que tienen los niños y adolescentes en su día a día les obliga a buscar nuevas formas de juego. Los juegos online son juegos digitales en los que es necesaria una conexión de red activa para poder jugar. Esto incluye no solo juegos en Internet, sino también los que se juegan en línea a través de consolas, por teléfono móvil o a través de redes peer-to-peer (conexiones entre iguales).

Encontramos juegos educativos que ayudan en el aprendizaje del menor en cualquier materia o asignatura, que incluso puede servir de refuerzo a lo aprendido en el colegio. Juegos que pueden potenciar sus conocimientos de matemáticas, geografía y lengua, entre otros.

También existen infinidad de juegos que permiten tener un momento de recreo y esparcimiento, que hacen que se alejen de sus obligaciones y disfruten de momentos de diversión online. Pero, como todo en Internet, los juegos también tienen su cara ‘B’, su lado peligroso.

El negocio de los juegos en red

Lo que se lleva ahora son los juegos de rol y de azar por Internet y lo que no podemos perder de vista es la finalidad común en todos ellos: son un negocio. Los creadores de Clash of Clans, uno de los juegos más famosos en la actualidad. Aunque se puede jugar gratis, existen miles de posibilidades de compra dentro del juego en las que el equipo de marketing ha puesto todo su empeño.

Mercedes Alenza afirma que no resulta recomendable que los menores participen en estos juegos, ya que no son adecuados a su edad y madurez. Debemos buscar tiempo para que estén con sus amigos de manera presencial en vez de con un dispositivo electrónico. El tiempo de ocio compartido es importante a cualquier edad, es una forma de conocimiento propia y del otro, ayuda emocionalmente a establecer vínculos. Los chavales deben jugar con sus iguales, no con desconocidos por Internet.

La línea entre realidad y ficción

A la hora de utilizar estos juegos hay una serie de riesgos que debemos conocer. En primer lugar, hay que ser consciente de que las relaciones que se establecen en estas plataformas no son reales, sin embargo sí tocan lo afectivo. La persona que utiliza el juego (normalmente suelen tener uno o varios chats) siente un deseo de conocer a la persona con la que está jugando y, por ello, es frecuente que se intercambien números de teléfono, perfiles en redes sociales, etc.

La mayoría de usuarios de estos juegos son adultos, por lo que dejar que los niños intercambien datos o números con adultos desconocidos conlleva ciertos riesgos. Los grandes jugadores de estas plataformas al ser preguntados siempre prefieren que sus hijos no jueguen y desarrollen otras actividades al aire libre.

Además, otro de los riesgos a los que nos exponemos es el tiempo de juego. Suelen ‘enganchar’ rápido y requieren una atención constante. Por lo tanto, tanto niños como adultos estarán constantemente buscando huecos para poder interactuar con el juego.

Consejos para el uso de los juegos en red

1. Dota a los hijos de criterio: busca que se den cuentan de los riesgos que supone jugar en red.

2. No dejar que los niños se pongan violentos: si al quitarle el móvil o decirle que ya ha jugado suficiente se resiste, no dejar que vaya a más.

3. Dejarles claro que no compartan información personal en estos juegos: es importante que mantengan su privacidad intacta. Esto incluye no dar ningún dato personal ni compartir ninguna fotografía.

4. Pon limitaciones de tiempo: asegúrate de que los niños descansan lo suficiente y que estos juegos no alteran sus horas de sueño ni interfieren en sus ratos de estudio.

5. Siéntate con ellos ante el ordenador, consola o con cualquier dispositivo con el que se dispongan a jugar online. Interésate por la dinámica del juego, que no entiendan que nuestro propósito es espiarles.

6. Prevenirles de que jamás deberán encontrarse con ningún ‘amigo’ que haya conocido en Internet.

7. Asegurarnos que cuando están jugando online lo hacen con personas de confianza y que conocemos, personas del entorno próximo del niño, familiares o amigos, y en juegos en los que no puedan acceder desconocidos.

8. Dar la suficiente confianza para que en caso de que se encuentren con el más mínimo problema nos lo cuenten. En este caso deben saber que no les haremos culpables y que nosotros, como adultos, estamos capacitados para solventar el problema, por muy grave que les parezca.

La clave: ofrecer alternativas a los juegos en red

Sin duda, la solución para que niños y adolescentes no consuman estos juegos, o al menos reduzcan el tiempo, pasa por buscar alternativas de juego.

En primer lugar, hay que modificar el sentido del concepto amistad. Muchos menores ven la amistad en su sentido utilitario, para conseguir algo. Debemos enseñarles a valorar a un amigo como tal, no verlo como un medio sino como un fin en sí mismo. De esta forma los niños y adolescentes disfrutarán más a la hora de jugar en persona con sus amigos.

Esta necesidad se está supliendo con juegos on line, que son sucedáneos de una relación de juego, de amistad, personal… Y esto tiene consecuencias: les va mejor en una realidad virtual en la que pueden desarrollar su verdadera personalidad; en estos juegos nadie juzga físicamente.

También es importante fomentar los tiempos de juego, jugar para divertirnos, relajarnos… Hay una gran carencia de espacios para disfrutar, de mirar a los ojos a la otra persona, de conocer y reflexionar. Estamos perdiendo ese tiempo para conversar, para hablar con calma, comprender, escuchar… y es fundamental volver a recuperarlo.

Por último, otro factor que también influye es la carencia de proyectos en común. El pertenecer a un grupo dentro de estos juegos es muy importante: el sentimiento de positividad, de sentirse animado por el grupo, etc. La cooperación y el jugar con los amigos hacen que niños y adolescentes crezcan interiormente.

María Rojas
Asesoramiento: Mercedes Alenza, directora pedagógica de Secundaria del colegio Casals dels Angels

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