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La influencia de las pantallas en los niños

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Con tan solo unos meses de vida, podemos pensar que a nuestros hijos no les afectan las imágenes que se emiten a través de las pantallas. Pero según un estudio de la Universidad de Tufts (EE.UU.), la realidad es otra muy distinta: han demostrado que los niños de estas edades son capaces de absorber las emociones de los programas televisivos e incorporarlas a sus comportamientos, en tan sólo 20 segundos visionando un vídeo.

En ocasiones, utilizamos las pantallas para distraer a nuestros pequeños o para que coman mejor, sin ser conscientes de que las imágenes que les entran por los ojitos se van almacenando en su cerebro. Por esta razón, debemos darle importancia a lo que ven y a lo que oyen seleccionando el contenido para que pueda ayudarle en su desarrollo. En cambio, su uso indiscriminado puede tener un impacto negativo en un futuro en distintos campos, como la disminución de la comprensión lectora.

Imitan todo lo que ven en las pantallas

El estudio demuestra que no sólo los niños mimetizan las expresiones de los sentimientos de los personajes que observan, sino que lo hacen de un modo preciso. Así, los expertos manifiestan que los niños son como esponjas que absorben, interpretan e incorporan a sus comportamientos todas las manifestaciones emocionales que se producen a su alrededor y las ponen en práctica. El niño no sólo ve, quiere poner en práctica lo que ve.

Teorías a favor de las pantallas

Ante estas afirmaciones, es muy aconsejable ponerles cuentos o música clásica, donde el niño capte el significado de las palabras y las frases a través de la dramatización y la expresión del cuerpo, e incluso se enriquezca con la musicalidad de los fonemas. Este hecho será básico cuando el niño alcance la edad de maduración para leer, pues la relación con las palabras, con las frases, con los textos, será un acto de continuidad iniciada en edades anteriores. Esto, unido con el modelo de los padres, estimulará el gusto por la lectura.

Existen investigaciones que afirman que escuchando la voz de los padres, los niños se estimulan a leer. El niño aprende a interpretar los matices de la voz de los audios que escucha y a reconocer distintos códigos usados como son por ejemplo: de sorpresa, de engaño, de alegría o de tristeza; las voces conocidas de acuerdo al contexto en la que se desenvuelve la historia. Todo esto es importante porque introduce al niño en el mundo del lenguaje oral y su poder de comunicación. Más que interpretar literalmente las palabras, la afectividad inmersa en el juego, vincula al niño al mundo de los significados y consecuentemente a la lectura.

Los detractores de las pantallas

Especialistas de la Universidad de Washington, (EE.UU.) han presentado una investigación en niños hasta los tres años en la que demuestran que a largo plazo, las pantallas puede afectar negativamente a lactantes y preescolares. Así, concluyeron que las pantallas pueden alterar o retrasar los procesos neurológicos propios de esta edad. El problema, aseguran, es que los síntomas de esa alteración aparecen aproximadamente a los siete años.

El estudio, que incluyó a 2.500 niños, muestra que quienes se expusieron a las pantallas presentaron en su etapa escolar mayor dificultad para concentrarse, más cansancio y comportamiento impulsivo, entre otros problemas de atención. Además, cada hora extra diaria de pantallas incrementó posteriormente el riesgo de problemas escolares al menos en un 10 por ciento.

Consejos para equilibrar el uso de pantallas con tus hijos

1. No utilices las pantallas como distracción para que coma tu hijo.

Además, es bueno que poco a poco sea consciente de los distintos sabores de los alimentos.

2. Alterna los ratos de juego con los de pantallas.

Cuando las uses, opta por vídeos de cuentos, de canciones, de dibujos, de estimulación, etc. Estimulan su cerebro y potencia la memoria.

3. Aprovecha que su cerebro absorbe todo lo que y lo que oye.

Ponle vídeos en inglés adaptados a su edad.

4. Limita el tiempo ante las pantallas.

Realmente en los primeres meses de vida es mejor que no vean nada; hasta los dos años muchos expertos opinan que no deben usar pantallas.

5. No utilices las pantallas como si fueran una niñera. 

«El cerebro de los niños se desarrolla con mucha rapidez en los primeros dos o tres años de vida. En realidad, se está programando en este período y el exceso de estímulos digitales puede ser muy negativo», reconoció Dimitri Christakis, uno de los guías de este trabajo, quien precisó que «es probable que el contenido de los programas no sea la causa del problema, sino la rapidez de las imágenes».

Natalia Hurtado
Asesoramiento: Anna María Sells. Psicóloga de Geitnf, Gabinete de Educación y Terapias Neurofuncionales.

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