En la educación de un niño influyen muchos aspectos. No solo los padres y la escuela van marcando el desarrollo de una persona cuando es pequeña, a su alrededor existe todo un entorno que también marca el tipo de persona que será en el futuro. En este aspecto se ha centrado el último estudio de la Universidad de Northwestern en Evanston, Illinois.
En este trabajo los investigadores se han centrado en valorar de qué manera influye un entorno marcado por la violencia en los más pequeños. Un ambiente marcado por estas características hace que los niños presenten malas notas al convivir en un clima de estrés que afecta a su calidad de sueño, entre otros aspectos.
Estrés y violencia
Los investigadores de esta universidad relacionaron en un primer momento el estrés y un ambiente violento. Aquellos niños que se desarrollan en este entorno, bien por las actividades que realizan o bien por los contenidos que ven en televisión, muestran niveles más altos de estrés. ¿Puede traducirse esto en una mayor dificultad para descansar y presentar un nivel de sueño adecuado para la jornada escolar?
Para comprobarlo los investigadores congregaron a 82 estudiantes de 11 a 18 años de edad para comprobar la influencia del entorno en su nivel académico. Aquellos alumnos que vivían en zonas en donde se respiraba un mayor nivel de violencia, presentaban niveles de descanso por debajo de la media. Eso en última instancia se traducía en un menor rendimiento académico.
Una perspectiva interesante ya que esta convivencia con la violencia se puede extrapolar a otros puntos. Por ejemplo el contenido que ven en televisión o el comportamiento que muestren sus padres en el hogar en forma de discusiones. «Tanto el sueño como el cortisol están conectados con la capacidad de aprender y realizar las tareas académicas. Nuestro estudio identifica una vía mediante la cual la violencia podría afectar al rendimiento académico», comenta Jenni Heissel, autora principal.
Vigilancia paternal
Los padres pueden hacer mucho por evitar esta influencia de la violencia en sus hijos. El primer paso es tratar de n subidas de tono delante de los más pequeños. El clima de diálogo ha de ser una constante en casa. El segundo paso ha de ser atender a los contenidos que los menores visualizan a lo largo del día. Siempre se ha de revisar la calificación para las edades antes de permitir el consumo de estos productos.
Los videojuegos también deben ser valorados y atender a la calificación por edades de estos artículos para evitar que un contenido inadecuado para su edad sea utilizado por ellos. En cuanto a las amistades de los niños, estos son algunos consejos para manejar la situación en caso de que no terminen de gustar:
Diferenciar entre una buena y mala amistad
Las amistades negativas son aquellas que contradicen los valores que los padres están enseñando al niño, es decir, aquellas que les inducen a un comportamiento inadecuado, les manipulan y presionan para hacer cosas que realmente los jóvenes no quieren.
No criticar a sus amigos
Atacar a sus amistades, hará que el adolescente los defienda. Es mejor cuestionar actitudes concretas, inducir a los hijos a reflexionar y no olvidar que es mejor la persuasión que la prohibición.
Conocer a la amistad
Muchas veces, las relaciones de amistad en estas etapas se deben a una falta de confianza en sí mismo. En este caso, hay que de dejar de insistir en que deje de relacionarse con esa persona, especialmente si se trata de su mejor amigo, y reforzar su autoestima para que él mismo evite ser fácilmente manipulable.
Tener una buena comunicación en casa
La comunicación evita todo tipo de problemas. Es importante dialogar con los hijos sobre los riesgos que conlleva mantener amistades peligrosas, evitando los gritos y los sermones. Apostar por una comunicación abierta es siempre la solución.
Damián Montero
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