Antes de que situaciones, como la que vemos en la foto, se produzcan es conveniente que intentemos evitar ciertas formas de actuar. Las comparaciones entre hermanos, por ejemplo, suelen dar lugar a que surja el gusanillo de la envidia entre ellos. Por eso, es conveniente buscar cosas en las que destaque cada uno para elogiar individualmente sus cualidades y hacerlo con frecuencia estas virtudes.
En cuanto a las peleas, debemos procurar no tomar partido por ninguno de nuestros hijos por mucho que seamos conscientes de que la paciencia del mayor tenía que tener un límite. Si lo hiciésemos estaríamos dando lugar a posibles acusaciones como: ¡Siempre le defiendes a él! Aunque esto no sea del todo cierto.
Recuerda que cuando nuestro hijo se siente celoso, sufre. Por ello, no es conveniente que aumentar su pesar con castigos, regañinas o recordándole constantemente lo envidioso que es.
Cuando el niño esté alegre y tranquilo dile, en privado y en un momento de especial confianza y con delicadeza que comprendemos sus sentimientos pero que debe estar tranquilo puesto que papá y mamá le quieren tanto como antes y no va a perder nuestro CARIÑO. Los niños deben sentirse queridos.
En general, cuanto más afectuosos se muestran los padres con sus hijos menos peligro corren de que se vuelvan celosos. Si todos los niños de la familia están satisfechos del afecto que les dan sus padres, no tendrán la inclinación a sentirse celosos de sus hermanos.
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Sentimientos de inseguridad
Evita castigarle si actúa mal. Es importante evitar las medidas de castigo por motivo de los celos, pues no conseguiríamos sino confirmar al niño sus temores y ansiedades de que por culpa de su rival ha perdido vuestro cariño.
Esto no quiere decir que debamos permitir que a través de sus rabietas, pataletas… u otras manifestaciones de celos, consiga toda la atención. Si lo hace habrá alcanzado su objetivo y persistirá en esta actitud.
Esperemos a que pase un tiempo para indicarle que lo que ha hecho está mal y que estamos seguros de que no lo volverá a repetir.
Dado que los celos a menudo son consecuencia de sentimientos de inseguridad e inadaptación, deberemos poner especial cuidado en reforzar la autoestima de nuestro hijo, en valorarle positivamente. Para conseguirlo, intenta ayudarle a tener una imagen positiva de sí mismo, elogiándole y prestando especial atención a aquello que hace bien.
Consejos para solucionar los celos de los niños
1. Evita dar importancia a sus celos, al menos en apariencia. Por el contrario debemos intentar prestarle más atención al niño y hacerle sentir nuestro cariño con toda la intensidad que nos sea posible.
2. No caigas en la tentación de alejar al niño del hermano envidiado. Un error bastante frecuente es aprovechar el nacimiento de un nuevo hermano para alejar al mauro llevándole a una escuela infantil, o bien confiarle al cuidado de personas extrañas a la familia.
3. Intenta que se divierta con su hermano. Este tipo de actuaciones suelen ser especialmente efectivas. Por ejemplo, podemos intentar organizar una tarde de juegos en la que participemos todos a la vez, de forma que cuando el niño vea a su hermano recuerde lo bien que los pasaron juntos con sus padres.
4. Si siente celos de su hermano mayor, por ejemplo, conviene que durante una temporada no exageremos nuestros halagos o recompensas hacia aquel delante del niño.
5. Por lo general, a estas edades los chicos son mucho más sutiles a la hora de expresar sus enfados. Por eso, no nos debe extrañar que vuestro hijo no dude en esperar a que nos demos la vuelta para «chinchar» a sus hermanos.
6. Si nuestro hijo mayor tiene celos de su nuevo hermano podemos probar a ofrecerle privilegios de «hermano mayor»: por ejemplo, acostarse algo más tarde, ir con papá y mamá a sitios a los que no puede ir su hermano… De este modo, se sentirá reforzado y valorado, por lo que no sentirá celos de su hermano más pequeño.
Teresa Artola. Psicóloga y orientadora familiar
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