Cambio climático, calentamiento global, agujero en la capa de ozono, efecto invernadero: llevamos años escuchando todos estos términos relacionados con el medioambiente en nuestro entorno, en los medios de comunicación y desde gobiernos y organizaciones.Sin duda, es un problema real con el cual convivimos diariamente y que necesita soluciones factibles lo antes posible.
En parte, desde las grandes organizaciones del mundo es importante que se lleve a cabo un plan para frenar el cambio climático, pero también desde nuestros hogares podemos llegar a convertirnos en grandes agentes de cambio, empezando con pequeñas acciones, cambiando nuestras costumbres de vida e inculcando a las nuevas generaciones una buena educación medioambiental con el objetivo de concienciar a los niños sobre este problema para poder asegurar un futuro más sostenible.
Un buen ejemplo de ello es el enfoque propuesto por la educación Montessori, donde se considera fundamental fomentar desde la más tierna infancia una educación basada en la armonía con la naturaleza para alentar a los niños a convertirse en administradores responsables del medioambiente y desarrollar un compromiso de por vida con la sostenibilidad.
Este enfoque de preservación medioambiental incluye también alentar a los estudiantes a explorar y comprender la conexión de todos los seres vivos, fomentando la empatía y el deseo de cuidar el planeta tierra.
Una labor en conjunto por el medio ambiente: escuela y hogar
Educar a las mentes de los niños para luchar contra el calentamiento global y el cambio climático tiene que ser una tarea enfocada hacia varios objetivos. Por ello, es de suma importancia que se inculque tanto desde los colegios como desde los hogares. Es imprescindible que los alumnos puedan imitar estas acciones mediante el ejemplo y la práctica constante. Además de lo que aprenden en los centros educativos, lo ideal es seguir reforzando diariamente en casa todas aquellas actividades educativas que se realicen en la escuela para que así el alumno lo relacione cada vez más con un entorno conocido y como una labor que es sustancial extrapolar en casa.
Siguiendo la filosofía Montessori, los estudiantes asimilan mejor ciertos hábitos medioambientales a través de un aprendizaje práctico y experiencial, donde los guías, ya sean padres o profesores, creen un ecosistema que fomente la curiosidad innata de los niños y ofrezca oportunidades de descubrimiento y exploración.
Este marco de aprendizaje resulta efectivo para fomentar la educación ambiental, ya que alienta a los más pequeños a observar e interactuar con el mundo que los rodea y desarrollar un sentido de respeto y pertenencia hacia la naturaleza.
Ideas creativas para fomentar la educación ambiental desde casa
Existen muchas maneras divertidas y útiles que podemos realizar desde casa con los más pequeños para incentivar la educación ambiental.
– Hablar directamente sobre el medioambiente: para inculcar hábitos nuevos en la rutina diaria, siempre es primordial empezar por lo más básico. En este caso, es recomendable hablar de forma clara pero sencilla sobre la realidad del cambio climático y la sostenibilidad para que puedan empezar a formar fundamentos lógicos y coherentes sobre la situación. Además, también ayuda mucho usar recursos, como leer cuentos sobre el medioambiente, tener libretas de dibujo sobre la naturaleza y ver películas o series que fomenten una cultura medioambiental sana.
– Destacar la regla de las tres erres: es necesario empezar a inculcar conceptos fundamentales sobre el cuidado del medioambiente para enseñarles a realizar un consumo responsable de sus bienes y la mejor forma de empezar es mediante la propuesta de hábitos de consumo más conocida y que a su vez es sencilla y práctica de explicar: la regla de las tres erres (reducir, reutilizar y reciclar). En este sentido hay infinitas opciones que se pueden hacer con los más pequeños. Algunos ejemplos son: manualidades con cosas usadas, como crear un juguete nuevo o marionetas con material reutilizado como tubos de cartón de papel higiénico o cartones de huevos. También, tener en casa contenedores de basuras de diferentes colores para los distintos tipos de residuos y enseñarles la importancia de separar la basura y reciclar.
– Hacer un huerto en casa: esta es una idea ideal que contribuye a través del trabajo diario, tareas agrícolas, conocimiento y el cuidado de las plantas a fomentar el respeto por la naturaleza, crear responsabilidad ambiental y además para sentar las bases para una nutrición adecuada. De igual manera, no es necesario tener un gran espacio, basta con dedicar un pequeño espacio en la cocina o en la terraza.
– Contacto directo con la naturaleza: no hay mejor forma de empatizar con el medioambiente que conectando con la naturaleza y comprendiendo todo lo que nos ofrece. Para ello, es necesario que se realicen excursiones periódicas para disfrutar del campo. Además, este es un ejercicio ideal para profundizar en ciertos conocimientos y, por otra parte, ayudará en gran medida a estimular otros muchos aprendizajes.
– Excursión para recoger basura en la playa y en la montaña: se debe aprovechar cualquier oportunidad para continuar con la labor de aprendizaje medioambiental y cuidado del planeta. Por eso, una de las actividades favoritas adaptadas a las vacaciones, ya sea en playa o montaña, es dar un paseo con los niños por la naturaleza para que aprecien su encanto y a su vez, incluyan, por ejemplo, la actividad de recogida de basura. Esto les ayudará a ser más críticos y observadores con el mundo que les rodea.
En definitiva, para concientizar y luchar contra el cambio climático, una de nuestras más grandes herramientas es apostar por la educación ambiental en las nuevas generaciones y empezar a cambiar hábitos y costumbres para mejorar nuestro estilo de vida orientado al beneficio del planeta tierra.
Sarah Ebery. Directora de TEMS, The English Montessori School
Te puede interesar:
– 10 películas para enseñar a cuidar el medio ambiente a los niños
– Actividades con niños en el Día del Medio Ambiente