El proceso de crianza de un niño no es precisamente fácil. Asegurarse de formar a un buen ciudadano es la misión de todo padre, sin embargo, por mucho empeño que se ponga, no pueden evitarse la aparición de ciertos problemas. En ocasiones aparecen ciertos reveses en el comportamiento de los hijos que deben tratarse de raíz para que la situación empeore.
Una situación de este estilo es descubrir que un hijo ha robado. Algo que sorprende especialmente a los padres de jóvenes que mantienen una vida normal sacando buenas notas y manifestando un buen comportamiento, salvo por este revés. Desde Kids Health se señala que este hecho puede relacionarse con un problema en el desarrollo de la personalidad.
¿Por qué roba?
No hay una edad fija en la que empiezan a aparecer estos comportamientos, desde preescolares hasta adolescentes. Estas son algunas causas que hacen que los hijos actúen así en cada una de las etapas:
– Los niños muy pequeños a veces toman las cosas que quieren, aunque no entienden que el valor del dinero y que es malo tomar algo sin pagar por ello. Se trata de una falta de conocimiento del sentido de la propiedad y las transacciones
– En la etapa escolar ya saben que coger algo sin pagarlo está prohibido y es una mala acción. Cuando lo hacen responden a una falta e autocontrol que empieza a manifestar un comportamiento poco recomendable que merece la atención paterna.
– Preadolescentes y adolescentes pueden robar por la emoción de la acción o por imitación de sus amigos, es decir, por aprobación social. En otros casos, el robo suele manifestarse como una forma de rebelarse contra el control paterno.
También se pueden encontrar otros motivos como un reclamo de atención por parte de su entorno familiar. Incluso puede deberse a una manifestación del estrés o de calmar un enfado ante una situación que no han sabido controlar a nivel emocional. En otras situaciones más extremas, especialmente en caso de adolescentes, el robo puede significar la adquisición de objetos como alcohol y tabaco que de otra forma no podrían conseguir.
Cómo actuar ante su descubrimiento
Si un hijo ha sido descubierto robando, la reacción de los padres dependerá de si es la primera vez o hay antecedentes de estas situaciones. Con los niños más pequeños, los progenitores deben ayudarles a entender que han obrado mal, que alguien se queda triste por lo que acaban de hacer. Una buena técnica es hacerles entender cómo se sentirían si alguien cogiera sin permiso sus pertenencias.
Al mismo tiempo, hay que hacer que el niño pida disculpas por esta acción y solucionarla cuanto antes costeando el valor del objeto robado tan pronto como sea posible. Si la situación se repite, procederá un castigo para que entienda que este comportamiento tiene consecuencias negativas. En los hijos de más edad recortar la paga a modo de multa puede ser una buena idea, al mismo tiempo que se repara la afrenta económica.
En el caso de los adolescentes roban, los castigos que los padres imponen deben traducirse en consecuencias más estrictas. Por ejemplo, cuando un adolescente es sorprendido cometiendo este delito, el progenitor debe llevar a su hijo de regreso a la tienda y hacer que este se disculpe por lo ocurrido. La vergüenza de hacer frente a lo que él o ella hizo por tener que devolver un artículo robado hace una fuerte lección sobre por qué robar es malo.
Los robos en casa
Si el niño roba dinero a un padre, en las edades más tempranas se les debe imponer castigos para devolver ‘arreglar su comportamiento‘, como hacer tareas extra en la casa. Por supuesto, no se debe permitir que se quede con la cantidad sustraída ya que de este modo se le dará a entender que con un poco de esfuerzo, puede salirse con la suya cada vez que quiera.
En el caso de los adolescentes, habrá que cuestionar otros comportamientos como por ejemplo si llega tarde a casa o manifiesta síntomas de embriaguez. El robo de dinero a estas edades puede relacionarse con el consumo de alcohol o tabaco. Se recomienda tener una larga charla con los jóvenes indicándoles que somos conscientes de sus actitudes y que queremos que sean sinceros para ayudarles.
Damián Montero
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