Elegido Mejor Docente de España en Educación Primaria por los Premios Educa Abanca, Francesc Nogales, maestro desde hace 25 años, acaba de publicar Educar en clase… y en casa ¿Trabajamos juntos? (Plataforma Editorial) donde desgrana 7 modelos educativos que pueden aplicarse en cualquier escuela y familia, acompañados de los mejores temas musicales con códigos QR para disfrutar de la lectura.
La ministra de Educación, Pilar Alegría, firma el prólogo de este libro que ha destacado como «una llamada al orgullo de enseñar, al privilegio de ser un referente para las nuevas generaciones, a lo excepcional que es ser sembradores de futuro. Pero, al mismo tiempo, es un aviso a los riesgos de estar siempre subido a la tarima, ya que un profesor que no escucha es un profesor que no sabe lo que ha aprendido».
Docentes que marcan la diferencia
¿Por qué cree que el futuro de la educación no depende de las leyes?
No es una creencia sino una evidencia. Hasta la Ley Moyano no existió legislación a nivel nacional, era 1857. Pero ya había educación, habían centros educativos, aquella ley fue el principio del fin del analfabetismo. En los últimos 40 años hemos vivido 8 leyes educativas, y hay quien sigue dando clase como hace 20 años. Otra evidencia es que si un alumno tiene un buen profesor logra grandes aprendizajes, por tanto somos nosotros, el capital humano y los docentes los que realmente marcamos la diferencia.
¿Qué supuso para usted recibir el premio Mejor Docente de España en Educación Primaria 2021 y por qué cree que se lo dieron?
Me lo dieron gracias a las familias y al trabajo constante. Las familias me propusieron, que es el primer paso y el más importante. Tras aceptar la propuesta presenté los méritos y todo lo trabajado durante ese curso, cada acción se puntúa con unos baremos y fui el que más puntos logró. ¿Soy mejor? En absoluto. La educación no puede convertirse en ver quién es mejor. Al recoger el premio hablé de los finalistas, nos unimos con un pequeño gesto… Ese debe ser el sentido que debemos buscar: generar unión.
La ministra Pilar Alegría destaca en el prólogo de su libro una pregunta: ¿cree que innovar en educación es una buena idea o deberíamos volver a enseñar «como se ha hecho siempre»?
Es un honor que la ministra de Educación hiciera el prólogo, y más aún las palabras que dice. Esto no va de escuela innovadora vs escuela tradicional, ese es el error y el planteamiento que divide. La innovación educativa es positiva bien aplicada, y es necesaria, y los planteamientos tradicionales son positivos en algunos momentos y haciendo que combinen con la innovación. Si cada alumno aprende de una forma ¿por qué les debo enseñar a todos igual?
¿Qué necesita hoy en día un profesor para sentirse motivado y verse empoderado para cambiar el mundo a través de la educación?
Cada caso es particular. Por un lado los docentes deben centrarse en la labor educativa, y no estar absorbidos por el papeleo administrativo. Por otro lado, se deben sentir valorados por sus equipos directivos. Es necesario que sepan que lo están haciendo bien y que se les apoya desde la dirección. También es necesario que la educación sea un aspecto importante en los medios de comunicación. Los informativos no suelen dedicar mucho tiempo a la educación, y menos a contar cosas que hacen algunos colegios y que son maravillosas. ¿Sabes que un colegio de Salamanca ha elaborado rutas turísticas por la ciudad y son realmente interesantes? Por último, es necesario que las familias valoren la labor de los docentes, y eso es algo que ocurre más de lo que imaginamos.
¿Cuáles son los principales desafíos a los que se enfrenta la educación en la actualidad, y qué cambios se pueden esperar en un futuro cercano?
La escuela vive en un constante desafío. Se habla mucho ahora de la inteligencia artificial, de que la docencia es una profesión a desaparecer. Creo que no va a ser así. El desafío es no perder la humanidad de la escuela, esa humanidad que se vio tan necesaria durante el confinamiento del 2020. El reto es aprender a utilizar esa IA para los aprendizajes básicos y mantener el aprendizaje presencial y con personas para esos niveles avanzados que determina la taxonomía de Bloom.
¿Cómo se están adaptando las escuelas y los sistemas educativos para satisfacer las necesidades cambiantes de los estudiantes y prepararlos para el futuro?
Creo que la mejor preparación para el futuro es conocer nuestra propia historia. A nosotros no nos enseñaron en el cole ni programación, ni a usar RRSS ni muchos oficios que ahora existen y en 1985 eran impensables.
El futuro no depende de la moda del presente, sino de la capacidad de adaptabilidad de las personas, de trabajar habilidades blandas, de la persistencia, enseñarles a aceptar el error, saber comunicarnos emocionalmente…
¿Cuál es el papel de las políticas educativas y las leyes en la mejora de la calidad de la educación, y cómo podemos influir en ellas para beneficiar a nuestros niños?
Las políticas educativas son evidentemente necesarias. De ellas depende la dotación de recursos en los colegios, por ejemplo. Creo que en varios momentos hemos estado cerca de alcanzar un pacto educativo entre los políticos, y la actitud en estos dos últimos años es más de diálogo. Por otro lado creo que no es únicamente necesario un pacto familiar, sino que también es necesario un pacto entre ministerios para que, por ejemplo, exista una mochila de horas anuales para los empleados con hijos. Con 50 horas al año podríamos hacer que cada mes esos padres participasen en clase con sus hijos en distintas actividades educativas. No son sólo horas para hacer tutorías, sino horas para estar con los niños en el propio centro escolar.
¿Cómo se puede fomentar el aprendizaje crítico y creativo en los niños, y prepararlos para enfrentar los desafíos y las oportunidades del mundo moderno?
Es algo necesario. Les enseñamos a los niños a expresar lo que está bien, pero no les enseñamos de manera concienzuda a expresar opiniones negativas de una manera correcta. A veces imponemos libros de lectura, pero no se sienten con libertad para opinar en contra y manifestar que el libro que me obligó a leer el profe es soporífero. En este sentido me encantan los centros que elaboran tertulias dialógicas, las propuestas que invitan a la participación sin censuras. Vivimos en una sociedad en la que parece que todo vale, y no es así. Es un problema que los adultos no sepan contrastar informaciones, que demos por válida una noticia que nos salta por RRSS sin acudir a una fuente periodística contrastada. ¿Y si en vez de pedir un resumen de un libro les doy yo a los alumnos un resumen con errores y les pido que lo contrasten?
¿Cuáles son algunas iniciativas y programas educativos innovadores que se están implementando actualmente en todo el mundo, y cómo se pueden adoptar y adaptar para mejorar la educación en nuestro propio país?
Cada país tiene unas necesidades concretas. Por ejemplo, hay un programa maravilloso que inició Luis Miguel Bermúdez, a quien conozco personalmente, en Colombia. Es un proyecto sobre educación sexual y logró mejorar las estadísticas de embarazos entre menores de edad de una forma realmente sorprendente. A nivel educativo nos fijamos mucho en Corea del Sur, Finlandia o Estonia, pero Portugal lo tenemos muy cerca y han hecho grandísimos avances. ¿Cómo lo han logrado? Mediante la formación del profesorado, una formación bien fundamentada y además haciendo que los docentes la apliquen. Aquí invertimos mucho, se pagan sexenios de formación, nos podemos encontrar con docentes que en el cuarto sexenio cobran más de 400€ extras al mes, pero que están dando clase igual que la daban hace 20 años. Esa formación no sería útil en este caso y en este sentido hablamos de mucho dinero. Creo que los países que apuestan por la educación a largo plazo, que dotan de fondos y velan para que esa inversión se haga de manera correcta, y los países que en sus informativos hablan de educación son países para seguir, analizar y aprender.
Marisol Nuevo Espín
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