Son numerosos los estudios que afirman que la comunicación frecuente entre la familia y el centro educativo, sentirse parte del colegio y mostrar interés por la formación de los hijos resultan determinantes en sus resultados. Además, la comunicación, la organización y la unidad familiar son base para el desarrollo afectivo y académico.
El Consejo Escolar del Estado realizó en 2014 un estudio titulado La implicación de la familia en la educación escolar que no hacía más que corroborar lo que sociólogos y educadores han estado señalando durante décadas: la elección de un buen colegio y la educación en la responsabilidad influyen y mucho, en el rendimiento académico de los alumnos pero el papel clave lo tiene la familia y ésta tiene que interactuar con el colegio. No obstante, el grado de participación de los padres en la vida escolar no es el único modo en que la familia influye en los resultados académicos de los estudiantes.
¿Tienes libros en casa?
Puede parecer anecdótico, pero está comprobado que el rendimiento académico es directamente proporcional al número de libros que los progenitores tienen en casa. Los hábitos lectores, al fin y al cabo, se adquieren en la familia por mucho que sea en el colegio donde normalmente aprenden a leer. La comprensión lectora no es sólo un requisito fundamental a la hora de estudiar, sea cual sea la materia, sino que está demostrado que la lectura por placer también influye en el rendimiento escolar. Esta lectura extra académica educa el sentido estético, les hace más críticos y favorece las relaciones sociales, la creatividad y el pensamiento constructivo.
Unidad de la familia y armonía con el colegio
La comunicación entre padres e hijos, dedicar un rato cada día para conversar, es otro de los factores ligados a las altas calificaciones. Este hábito familiar actúa de forma positiva en la autoestima del niño y en su motivación y además es la forma más sencilla de trasmitir el valor que le damos a su educación.
No es de extrañar, pues, que en la etapa adolescente aquellos que desarrollan problemas de comunicación con sus padres vean que lo que sufre es, además de ellos mismos, su rendimiento académico. Hoy en día son muy diversas las situaciones familiares y la comunicación suele ser lo primero que se resiente ante cualquier circunstancia extraordinaria. Un clima afectivo positivo y comprensivo y la unidad de la familia es la base sobre la que se sustentan la estabilidad emocional y la motivación de todo niño.
La elección del colegio es también muy importante, por supuesto, pero los criterios a la hora de hacerlo no se deben limitar sólo al nivel académico. El hecho de que den la oportunidad efectiva para que la familia se implique, el ambiente escolar – no solo entre los alumnos sino también entre los docentes- y que haya un cierto nivel de coherencia entre nuestra cultura y la del centro escolar son aspectos que también deben estar en la balanza.
Desde el Grupo Attendis han elaborado una guía que puede servir de orientación para saber si estamos haciendo todo lo posible para dar las mayores probabilidades de éxito a nuestros hijos:
¿Influyes positivamente en el éxito académico de tu hijo? Autoevalúate
¿Habláis? Tener un rato al día -la cena, por ejemplo- para compartir preocupaciones y anécdotas influye, y mucho, en el rendimiento de tu hijo. Un factor común en el fracaso escolar es la desunión de la familia y los problemas de comunicación en la misma.
¿Lees? El hábito lector es determinante y si no te ven leer y/o ven que hay muchos libros en la casa, difícilmente adquirirán el hábito. No vale con lo que le mandan en el cole, tiene que aprender a leer por placer, a disfrutar con la lectura.
¿Qué esperas de él? Las expectativas de los padres son la motivación y la autoestima de los hijos. Si no esperas mucho de ellos, no llegarán muy lejos. Las mayores limitaciones son las que les ponemos nosotros.
¿Facilitas el ambiente de estudio? Una casa llena de ruidos o con la televisión o la música encendidas, aunque sea en otra habitación, hacen que cualquiera se disperse con mayor facilidad. Durante las horas de estudio tiene que reinar el silencio. Si tienes hijos pequeños, intenta que en ese tiempo se dediquen a actividades más «tranquilas»: dibujar, hacer puzles, construir…
¿Participas en la vida escolar? Hablar con los profesores y preocuparse por el progreso académico es fundamental. Del mismo modo que queremos que estudien de manera constante, nuestra preocupación tiene que ser constante. No es coherente decirle que no se puede estudiar solo para los exámenes si nuestra preocupación como padres se limita a mirar las notas.
¿Le educas en la responsabilidad? Aunque el deseo de agradar a sus padres realmente motiva a los hijos, no es suficiente. Hay que educarlos en la responsabilidad y hacerles comprender la influencia que tienen y tendrán los estudios en toda su vida. Es la responsabilidad la que finalmente les hará capaces de tomar las riendas de su vida.
Hagamos todo lo posible para que cuando llegue la edad en la que puedan hacer uso de su libertad personal, sepan hacerlo.
Coral Moreno Socías. Directora del Departamento Pedagógico del Grupo Attendis
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