El estrés está considerado uno de los grandes problemas de la sociedad actual. De hecho, España encabeza el ranking de países con mayor nivel de estrés en Europa según el Instituto Nacional de Estadística (INE).
No solo los adultos están expuestos a las consecuencias del estrés, sino que también este problema puede afectar a los más pequeños. La época de exámenes, normalmente concentrada en las últimas semanas del año, supone un punto de inflexión en la vida de los pequeños estudiantes que ven como su agenda escolar se llena de compromisos académicos.
«Los exámenes son una de las principales causas de estrés infantil», señala Ana Herrero, psicóloga y coordinadora del departamento de Orientación del grupo Brains International Schools. «Muchos niños tienen un nivel de autoexigencia muy alto y a ello debemos añadir las presiones excesivas que reciben por parte de sus padres. Debemos tener en cuenta que un mayor grado de presión no supone que los alumnos vayan a obtener mejores resultados. De hecho, podría afectar negativamente a las calificaciones»
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Principales síntomas del estrés en los niños
El estrés infantil puede manifestarse, al igual que en los adultos, de forma física y mental. No existe una sintomatología clara o precisa, ya que son muchos los signos que podrían alertar de este problema en los niños. Algunas de las consecuencias más frecuentes del estrés infantil son los problemas para conciliar el sueño, los dolores estomacales y de cabeza, e incluso, las pérdidas de orina durante las horas de sueño.
En el plano psicológico, debemos vigilar los cambios en el comportamiento. Los cambios de humor bruscos, la preocupación constante o un comportamiento agresivo son signos de estrés infantil. También debemos añadir otras emociones o comportamientos habituales en este estado como la rabia, la frustración o el miedo.
¿Qué podemos hacer como padres?
1. Mostrarles nuestro apoyo. Durante la época de exámenes debemos hacerles saber que somos conscientes del gran esfuerzo que están realizando y que estamos muy contentos con su buena actitud.
2. No presionar. Si hay una acción que debemos evitar para aumentar el estrés de los más pequeños es presionarles o hacerles saber nuestras expectativas sobre los resultados. Como padres nuestra labor es animarles a que se esfuercen y den lo mejor de ellos mismos, pero no generarles malestar o ansiedad. Tampoco debes compararles con sus hermanos u otros compañeros que saquen buenas notas, ya que solo incrementarás su desmotivación y posible rechazo a los mismos.
3. Buscar una vía de escape. Si realizar actividades extraescolares o deportivas es importante para trabajar otras habilidades y desconectar de la rutina, durante la época de exámenes se vuelve una tarea fundamental. En muchas ocasiones, los niños dejan de acudir a estas actividades durante la época de exámenes por estar totalmente centrados en los estudios. Pasar muchas horas estudiando provoca fatiga mental y conlleva a la dispersión, falta de atención y de claridad. Por tanto, es imprescindible que nuestros hijos desconecten para poder rendir más cuando es necesario.
4. Las horas de descanso. Aunque durante los periodos de estrés resulta más complicado conciliar el sueño debemos esforzarnos por descansar un mínimo de 8 horas. Algunos alumnos restan horas a su tiempo de descanso para dedicarlas al estudio. Para ello, puedes ayudarles a organizarse los tiempos de estudio con los descansos pertinentes y estableciendo una hora fija para irse a la cama.
5. La respiración diafragmática. La respiración consciente es una técnica ampliamente utilizada en los periodos de estrés para relajar la mente y el cuerpo. Respirar profundamente manda una señal al cerebro para entrar en un estado de calma y relajación. En este sentido, la respiración diafragmática, la que se realiza con el vientre, ha demostrado ser una de las más eficaces.
Marisol Nuevo Espín
Asesoramiento: Braims Internacional
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