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Eva Millet: «Para ser un buen padre necesitas dar afecto y poner límites»

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Todos los buenos padres queremos ser mejores padres, pero ¿cómo conseguirlo? La periodista y escritora Eva Millet nos da una serie de pautas para evitar educar a nuestros hijos desde un modelo de híperpaternidad, que sólo conseguirá crear adultos blanditos, con miedos y fobias. Dar afecto a los niños y poner límites son algunos de los consejos que propone en su libro: Híperpaternidad.

Claves para ser buenos padres

P. ¿De dónde viene el término híperpaternidad? 
R. La híperpaternidad es un modelo de educación que se origina en los Estados Unidos. Los responsables de los departamentos de admisión de las universidades americanas contemplaron estupefactos como llegaban estudiantes acompañados de papá y mamá. Les supervisaban todo, les rellenaban los formularlos, querían hablar con los profesores… estaban completamente encima.

P. ¿Por qué esta atención específica a los hijos del siglo XXI?
R. Este modelo de crianza se basa en una atención excesiva al niño, en una justificación constante y en una sobreprotección. Es un modelo típico educativo de clases medias y altas, que requiere una gran inversión económica y de tiempo

P. ¿Cómo son esos nuevos padres?
R. Son unos padres muy bien intencionados pero a los que se les ha hecho creer que para ser buenos padres, han de resolverles todo a sus hijos por sistema, han de ser una especie de secretario o guarda espaldas.

P. ¿Y las madres concretamente?
R. Las madres llevamos el peso de la crianza de los hijos con mucho estrés. Esra crianza híper que implica llevar al niño de aquí para allá, de extraescolar a extraescolar, que haga el máximo de cosas, que viva el máximo de cosas es estresante. Se ha comprobado académicamente en un estudio de la universidad de Londres de Queen Mary University, que las híper madres en este ir y venir enloquecido son más infelices que las otras, porque tienen tanta presión social por hacer a este niño perfecto que ellas nunca se sienten lo suficientemente buenas. Se sienten malas madres, que no llegan, que no hacen lo suficiente, se sienten culpables.

P. ¿Es la culpabilidad algo ligado al sentimiento de mala madre?
R. La culpabilidad es una emoción que está muy ligada al hecho de ser padres. Yo reivindico lo que dice Gregario Luri, que es uno de los expertos que he entrevistado para mi libro, y es que los hijos tienen derecho a tener unos padres relajados, como decía, la perfección no existe, tenemos que hacerlo bien, no tenemos que hacerlo perfecto, ¡No pretendas llegar a todo porque a todo no se puede llegar!

P. ¿Cuál es la diferencia entre un padre responsable y un padre que practica la híper paternidad?
R. Mi libro tiene un subtítulo que ya te explica un poco estas diferencias. Es «Del modelo mueble, al modelo altar» y se refiere un poco a que por ejemplo cuando yo era pequeña, si alguno de los nietos nos poníamos tontitos en casa mi abuela que tenía 20 nietos también… «oye ni caso como si fueran muebles». No se trata de tratar a los niños como muebles, pero lo que ha pasado ahora, es otra cosa.

Se ha puesto al niño en un altar doméstico, el niño es lo que viene siendo el Luis XIV de la familia, el rey sol»

Lo que tenemos que encontrar es un punto medio, el sentido común que desgraciadamente a veces es el menos común de los sentidos.

P. ¿Cómo detectar que te estás pasando ejerciendo como hiperpadre o hipermadre?
R. Para mí hay una serie de preguntas que debes hacerte para detectar si lo eres o no. En primer lugar, analizar si ya tenías un plan trazado para las vidas de tus hijos antes de que nacieran, queriendo decir que este niño ya va a ser esto, va a estudiar aquí y va a llegar hasta aquí. La segunda es si tu agenda familiar la marcan las actividades de los niños. Es decir, todo gira en torno a este Luis XIV. La tercera es si has excusado alguna vez a tu hijo diciendo es que tiene baja tolerancia a la frustración, como si la frustración fuera una cosa que no se puede entrenar, ni educar. Y por último, si discrepas a menudo con los maestros o entrenadores de tus hijos porque los híperpadres no pueden soportar que su hijo no hace una cosa bien. Estas son para mí las características.

P. ¿Qué tipos de híperpadres o madres existen?
R. Los papás apisonadora o padres quita nieves son los que en vez de preparar a los hijos para el camino, preparan el camino a los hijos. También tenemos a las mamás tigres que es un modelo más exigente, que busca la perfección en los hijos, básicamente es estar muy muy encima del niño para que sea lo mejor en lo que ellas quieran. Los padres secretarios o agendas, son los que actúan de asistente personal de los hijos, les organizan la mochila, la ropa, les ayudan con los deberes, etc. Los papás bocadillo son estos padres, madres, abuelos, abuelas que van por el parque con los nietos persiguiéndolos con el bocadillo. Es un poco esta idea de que el niño no haga ningún esfuerzo para comer, ni para nada. Los manager son los padres de los futuros Cristiano Ronaldo y Messi, sus hijos son los mejores y van a hacer todo lo posible para que nunca se equivoquen.

P. ¿Necesitamos ser híper padres para ser buenos padres?
R. La perfección no existe. Nuestros hijos no quieren padres perfectos, quieren que los quieran, que confíen en ellos, que les pongan límites y que les ayuden a caminar, pero no que los lleven en brazos todo el camino. No hay nadie perfecto. Lo que tenemos que hacer es confiar en nosotros, confiar en nuestros hijos y relajarnos un poquito todos.

P. Con lo cual para ser un buen padre, ¿qué deberíamos hacer?
R. Para ser un buen padre necesitas dos cosas: darles afecto, y ponerles límites. Ahora los límites están muy pasados de moda ya que existe una corriente que dice que llegan por si solos y que los niños se auto gestionan de tal manera que tú has de ser el acompañante paciente.

Los hijos necesitan afecto y límites, son las dos bases de la educación»

P. ¿Cuáles son las consecuencias para los niños de haber tenido híperpadres?
R. Son niños que ya desde muy pequeñitos se le ha dicho que son «lo más» súper especiales, lo mejor, se les ha dado todo, se les ha consultado todo, se les ha permitido todo en muchos casos, pero no se les ha pedido nada más a cambio. Son niños que viven en una contradicción importante, porque por un lado se creen la repera, pero por el otro saben que ellos solos no son capaces porque siempre están sus papás que les han hecho todo. Tienen muy baja tolerancia a la frustración porque para los híper padres que su hijo se frustre es como lo peor que le puede pasar. Y la frustración es parte de la vida, de ella tenemos que aprender.

P. ¿Son precisamente ahora estos niños los que forman parte de lo que se denomina «La generación blandita»?
R. Sí, el término no es mío pero es muy bueno. Salió en un artículo de El Mundo. Y sí, claro es una generación más blandita, menos preparada. También se está hablando de niños con muchos miedos, muy muy miedosos porque también una de las características muy común entre los híper adres es la sobreprotección. Hace que los padres en vez de ayudar a los hijos a gestionar el miedo, que el miedo es una emoción y existe, eviten las situaciones que generan miedo a sus hijos. Ayer en una charla me explicaron que hay un niño que tiene miedo a los globos, entonces ¿qué pasa? Que cuando va a una fiesta de cumpleaños, le quitan todos los globos. Claro, llegará un momento que ha este niño no le van a invitar a mas fiestas porque no puede ir porque hay globos. Esta idea de no enfrentarles a los miedos está haciendo que sean personas que puedan desarrollar una fobia en la edad adulta porque si toda tu vida te han maquillado el miedo no te has enfrentado, al final esto es una fobia, no te deja avanzar, eres más blandito.

P. ¿Cómo ves la idea de gestionar a los hijos?
R. Es muy curioso lo de gestionar a los hijos. Es esta idea de quererlo controlar todo, en un proceso como es la educación, hay una parte aleatoria muy importante. Tenemos que entender que ellos tienen que encontrar su propio camino. No podemos estar ahí marcándoles el camino de esta forma tan estricta y tan controladora. Ahí está el problema. Un ejemplo son los grupos de Whatsapp.

P. ¿El móvil se ha convertido en una especie de cordón umbilical entre padres e hijos?
R.
El móvil es una herramienta fantástica para tener a ese híper hijo controlado. El otro día en una charla una madre me contaba que su hija que tiene 13 años cada hora de patio empieza a bombardearla con WhatsApps… que el examen me ha ido fatal, o me ha pasado esto. La madre está en el trabajo y está súper agobiada porque pobre niña, que el examen no le ha ido bien, yo le dije póngalo en modo avión, porque claro llega un momento que los hijos necesitan su espacio, y especialmente el colegio es su momento para desarrollarse ellos como personas. Una de las anécdotas que cuento en el libro, es el de esta estudiante norteamericana en Barcelona de 20 años que se quedó encerrada en el ascensor del centro académico y en vez de apretar el botón de alarma como haría cualquier persona sacó el móvil, llamó a su madre a Florida. La madre desde Florida llamó a la central de la universidad en Chicago, y desde Chicago llamó a Barcelona. Desde Barcelona le abrieron la puerta. Esta idea de que yo cojo el móvil y está mamá o papá y me arreglan la vida es un arma de doble filo.

P. ¿Cuáles serían entonces las principales claves para evitar la hiperpaternidad?
R. La primera es relajarse. Me han contado en las charlas que en parvulario niños de 3 y 4 años van al patio se caen y no se levantan. Las maestras se piensan que no se levantan porque se han hecho mucho daño, van a socorrerlos pero resulta que no. No se levantan porque no saben que son capaces de levantarse solos, porque hasta ese momento en una caída mayor o menor, enseguida habrá un adulto que corra a socorrerlo. Por supuesto, tu trabajo es ocuparte de tus hijos, pero no es estar excesivamente pendiente, ni adelantarte a los acontecimientos. Ver, observar, no intervenir a la primera de cambio, dejar que tu hijo tome sus decisiones. A veces se pueden equivocar, pero a veces del error vamos aprendiendo.

Creo que educar es ir dejando ir y ayudar a ir adquiriendo autonomía. Esa es la primera regla de oro»

P. ¿Qué opinas de la obsesión por fotografiar a los hijos y exponerlas en redes sociales?
R. Es importante no hacerles tantas fotos a los hijos. Hoy los hijos ya viven en un photocall constante. Parece una tontería pero aparte de haberse perdido la espontaneidad infantil ya no hay fotos espontaneas, todos posan. También estamos llenando las web de fotos de los hijos y, en consecuencia, fomentando el narcisismo. Debemos educar en la valentía, no en el miedo. Ayudarles a gestionar sus miedos, pero a enfrentarse a ellos, no a para decidir. Ellos no tienen por qué decidir que van a cenar, ni a qué hora van a cenar. Ahora está pasando que estos híper niños tienen una omnipotencia en casa por que deciden todo.

P. ¿Cómo actúan los híper padres en el colegio, los «padres secretario»?
R. Una de las características de los híper padres es que quieren una escuela perfecta para su hijo perfecto y dedican muchos recursos a encontrarla. Pero ¿qué pasa? que cuando llegan a la escuela no se fían, si pasa alguna cosa, su hijo suspende o a veces el niño no se porta bien, le cambian de escuela. Está claro que familia y escuela han de ir juntos, pero hemos de colaborar y cuando esa colaboración pasa unas líneas rojas, se pasa a la intromisión y ahí sufren todos, sobre todo los niños. Y ahí es donde los padres debemos saber nuestro sitio, hemos de confiar también en la escuela, en la escuela saben muy bien lo que hacen y debernos aprender a confiar y esto se está perdiendo. Hay mucho entrometimiento y los maestros y escuelas lo están pasando mal.

P. ¿Qué opinas de los grupos de WhatsApp de padres del cole?
R. Son el arma perfecta para poner a caldo al profe, no solo para ser el secretario del niño sino para trolear contra la escuela. Son tremendos. Estarían muy bien si sirvieran para recordar por ejemplo «Regalo de la fiesta de pepito». Pero no, no sirven para esto. Sirven en muchas ocasiones desafortunadas para atacar la escuela y eso no se deberla hacer. Yo soy muy defensora de las escuelas. Y ya no te digo la huelga de deberes… la huelga de deberes es un misil en la línea de flotación de la escuela. Porque si los padres dicen,» Tu no haces los deberes porque lo digo yo», fin de la historia. 

Marisol Nuevo Espín

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