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Cada vez les cuesta más estudiar en el confinamiento: 6 estrategias para motivar a los niños

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Cada vez les cuesta más estudiar a los niños durante el confinamiento. Y precisamente ahora que se acerca el final de curso y los últimos exámenes es el momento de marcar una estrategia con horarios, objetivos alcanzables y una adaptación a sus necesidades para que nuestros niños no tiren la toalla en el último momento.          

La tasa de abandono escolar en España la más alta de la Unión Europea. Según los datos de Eurostat del año pasado, la tasa de España llega a un 17,9 %, cuatro décimas más que Malta, el segundo país en el ranking. Hoy, el confinamiento no lo está poniendo fácil. «Los niños no se encuentran en una situación de aprendizaje ideal u óptima. El estado emocional influye en el proceso de aprendizaje, y es evidente que estamos viviendo una situación en la que el miedo, la tristeza o la rabia están presentes en la vida de muchas personas», afirma Amalia Gordóvil, doctora en Psicología y profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC.

Precisamente un estudio realizado en China sobre los tres síntomas que más sufrieron los niños durante el confinamiento y publicado en The Journal of Pediatrics, revela que la irritabilidad, la tristeza y la depresión, por este orden, fueron los predominantes.

No obstante, a pesar del estado emocional, hay otros obstáculos que dificultan poder traer el colegio en casa. En este sentido Amalia Gordóvil señala que «el estudio virtual requiere planificación y autodisciplina, y no todos los niños, ni los niños de todas las edades, pueden poner en marcha estas habilidades al mismo ritmo. Y eso sin contar con que en casa aumentan las distracciones, que interfieren en la atención sostenida y la capacidad de concentración, ambas necesarias para el estudio».

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6 estrategias para estudiar en el confinamiento

Debido a que cada vez les cuesta más estudiar en el confinamiento y con la finalidad de evitar que tiren la toalla a pocos días de terminar el curso escolar, la doctora en Psicología Amalia Gordóvil y Adriana Ornellas, profesora de los Estudios de Psicología, plantean estas 6 estrategias que pueden ayudar a los padres a que sus hijos acaben el año escolar con éxito: 

1. Marcar horarios de estudio y de tiempo libre

Si durante la mañana, cuando iban al colegio, dedicaban el tiempo a estudiar, y por la tarde a jugar y hacer los deberes, ahora que están casa debemos ajustar este ritmo escolar a la realidad del confinamiento. Adriana Ornellas, profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación y coordinadora del grupo de investigación eTIC de la UOC, afirma que «no podemos reproducir al 100 por 100 esta realidad, pero sí establecer hábitos y rutinas que nos acerquen a una situación de normalidad. Es recomendable priorizar las mañanas, cuando los niños están más activos y dispuestos a participar, para que los docentes establezcan las conexiones con el grupo de clase y los estudiantes se conecten a los entornos virtuales, conozcan las tareas asignadas, planifiquen el trabajo y hagan actividades. Después, es importante destinar un tiempo del día para el paseo, el juego y la actividad física en los espacios exteriores, ahora que se han flexibilizado las medidas de confinamiento». Las tardes son más apropiadas para leer, escribir, pintar, escuchar música, hacer tareas conjuntas o conectarse virtualmente con amigos y familiares.

2. Ayudar a la concentración de los niños con espacios fijos

Conviene que estudien siempre en su habitación si es posible en función de las posibilidades del domicilio y de cada familia. Estudiar en un lugar aislado, que el paso de hermanos u otros familiares pueda distraer a los niños, con el material necesario, le ayudará a concentrarse al disminuir los estímulos externos. Lo importante es evitar que tengan que levantarse o distraerse.

3. Seguir las cinco C

La clave para lograr la motivación de los niños es promover actividades de aprendizaje que incluyan las cinco C: contexto, creatividad, curiosidad, control y colaboración. La primera se refiere a conectar el aprendizaje con los conocimientos y las experiencias previas, articulando lo que se aprende con la realidad que se está viviendo; la creatividad se logra estimulando la resolución creativa de problemas reales y significativos; en cuanto a la curiosidad, se trata de procurar despertar el interés del estudiante por lo que está aprendiendo; el control se refiere a que los estudiantes puedan influir en lo que aprenden y elegir cómo lo aprenden, y respecto a la colaboración, la idea es promover la interacción y el trabajo en equipo entre los estudiantes y las familias.

4. Fijar objetivos pequeños y concretos

Para fomentar la motivación de los niños, podemos concretar objetivos no demasiado ambiciosos. De esa forma, serán alcanzables y ellos verán que van consiguiendo algo. Por ejemplo, hoy haremos los ejercicios de esta página, o estas diez multiplicaciones. Marcarse metas muy ambiciosas solo conseguirá frustrarlos. «En la situación actual, la prioridad de nuestro cerebro es adaptarse y sobrevivir. Hay que darse cuenta de que los ritmos van a ser diferentes y no podemos pretender que estudien lo mismo que cuando iban al colegio todos los días», afirma la psicologa.

5. Adaptarse al niño

No todos los niños tienen la misma capacidad de atención ni la ponen en práctica de la misma manera. Las necesidades, los intereses y las formas de aprender de cada niño son distintas, y tenerlo en cuenta es una ventaja a la hora de motivarles. Hay niños que en movimiento retienen más, otros lo hacen pintando, a algunos lo que les funciona es aprender a partir de enseñar a sus peluches o «trabajando» junto con mamá o papá. Con los descansos también hay que adaptarse a cada niño y niña, ya que la capacidad de concentración varía. Por eso cree que lo importante es que los padres se adapten a las necesidades de sus hijos y sugiere que se les pregunte a ellos mismos.

6. Ser congruentes

Es fundamental ser congruente con lo pactado. Si todos en casa saben los horarios de los demás y se respetan, será más sencillo mantener un orden necesario tanto para el aprendizaje como para que los padres puedan trabajar, si lo hacen desde casa, o tengan su espacio de tiempo individual. De lo contrario, la situación puede desbordarnos. Al fin y al cabo, lo mejor que nos deja este confinamiento es la posibilidad de conectar con los niños y las niñas y que sientan nuestra presencia, pero esta presencia ha de ser de calidad. Por ello estará bien poder decir «ahora no puedo» o «este ratito es para mí».

Marisol Nuevo Espín

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