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¿Eres capaz de implicar a tus hijos? Descubre las claves de la educación eficaz

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La educación tiene sus secretos, a veces conocidos en las familias de un modo natural. Para educar de modo eficaz, hay que aprovechar o crear actitudes positivas en los hijos; así conseguiremos mejores resultados educativos. Es lo que afirma la sabiduría popular: «Más se consigue con una dedada de miel que con un carro de hiel».

Existe educación eficaz cuando los padres somos capaces de implicar a los hijos. Ellos cuentan con una fuerza interior que podemos aprovechar para su propio bien: si nuestro hijo, además de saber que tiene que ayudar a su hermano pequeño a hacer los deberes, de verdad quiere hacerlo y está deseando comenzar, el resultado será mucho más eficaz que si simplemente se lo mandamos. A esto se le llama sinergia positiva.

¿Qué es la sinergia positiva?

En el proceso educativo se genera una sinergia positiva cuando es el propio hijo en el que se genera esta sinergia positiva que le ayuda a mejorar como persona y potencia los resultados obtenidos. La educación eficaz nos ayuda a aprovechar mejor las situaciones a la hora de educar.

La sinergia positiva se produce cuando a los esfuerzos normales de los padres para conseguir un objetivo, para educar, etc. se les suma una fuerza, generada dentro del propio hijo, que potencia por sí sola el resultado final obtenido. A esta fuerza se le denomina sinergia, y surge de la actitud o predisposición que tenga el niño ante una corrección que le hacen sus padres o educadores.

Mejores resultados con menos esfuerzo

El cerebro es la base orgánica del desarrollo de nuestro cuerpo y de nuestra inteligencia; la voluntad se apoya en la inteligencia para decidir nuestros actos. Es, por lo tanto, el cerebro un elemento fundamental en el desarrollo de las personas.

Aprovechar nuestro cerebro eficazmente supone utilizarlo en un porcentaje superior al 10%. La educación eficaz nos enseña a aprovechar mejor el potencial de nuestro cerebro, nos enseña a generar la sinergia positiva suficiente que nos llevará a conseguir mejores resultados educativos con menor esfuerzo.

Para que el cerebro trabaje con eficacia deben darse tres premisas:

– Que reciba la información necesaria.
– Que la reciba en condiciones adecuadas para su correcta asimilación.
– Que la procese correctamente, en la misma línea de los objetivos que se quieren obtener.

De este modo, puede lograrse un resultado más eficaz si se consigue una buena actitud y predisposición del niño ante las correcciones de sus padres. La idea no es que se lo mandemos para que lo haga, sino que salga de él/ella misma cuando previamente ha recibido la información y el aprendizaje adecuado. Siempre funciona mejor querer hacer las cosas por uno mismo que por imposición. Así, no solo estamos trabajando la motivación en los niños, sino también un valor muy importante: el del sentido de la responsabilidad. 

Fernando Corominas. Presidente del Instituto Europeo de Estudios de la Educación y autor de Educar en positivo.

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