John R. Iversen, neurocientífico de la Universidad de California San Diego, asegura que existen pruebas científicas de que la música «influye en el desarrollo de ciertas habilidades en los niños». Las conclusiones de su investigación con el estudio Symphony, que rastreó a 200 niños de escuela primaria durante cinco años, midiendo profundamente la estructura del cerebro y las habilidades cognitivas emergentes, así lo confirman.
El objetivo del proyecto Symphony de John R. Iversen ha sido desarrollar las primeras “curvas de crecimiento” para el cerebro, que en última instancia podrían apoyar la educación personalizada desde el desarrollo cerebral individual.
La música desarrolla el cerebro y lo transforma
P. ¿Qué transforma la música en el cerebro?
R. La razón por la que la música tiene tanto poder es porque afecta a muchos aspectos diferentes de la función cerebral, desde las más básicas como el modo en que el cerebro reacciona los sonidos, cómo los distingue, hasta cuestiones relacionadas con las emociones, ya que la música nos ayuda a expresar emociones y a recordar… Hay muy buenas razones para que los científicos nos interesemos por los beneficios de la música en la educación. La música tiene efectos muy amplios, y puede influir en el rendimiento escolar, en la autoestima, etc. Creo que, en cierto modo, lo más importante sobre música, sobre todo, en lo que respecta a aprender a tocar un instrumento musical, es que se trata de perfeccionar una habilidad individual, pero en un contexto muy cooperativo de un grupo de personas.
P. ¿Aprender música puede mejorar las habilidades matemáticas, de lectura, e incluso aprender un segundo idioma?
R. La música influye en el lenguaje y la atención. Esto se ha demostrado por muchos estudios. Con el lenguaje, para empezar, se ha demostrado que la música influye en él a varios niveles diferentes. El primer nivel es en cómo el cerebro responde al sonido. Se ha demostrado que los cerebros de los músicos tienen una copia más perfecta del sonido que otras personas. Por ejemplo, podría influir muchísimo en el aprendizaje de otro idioma, porque un cerebro musical es capaz de distinguir mejor los sonidos del lenguaje. Y eso es algo fundamental para todo lo que aprendemos, ser capaces de escuchar claramente el idioma, que sin duda influye en la atención y en el rendimiento escolar en general.
P. ¿También ayuda a concentrarse y a mejorar la atención?
R. En cuanto a la atención, como la música es algo difícil, requiere un esfuerzo continuado para fijar la atención. Como músico realmente tienes que tener buena atención: sería muy obvio quedarse en blanco en mitad de una pieza. Así que creo que la música ayuda mucho a entrenar este aspecto, de una forma agradable, especialmente si tocas en grupo. Incluso si pierdes atención por un momento, el resto del grupo sigue adelante y eres capaz de volver al buen camino, que creo que es muy diferente a lo que se podría obtener al resolver un problema de matemáticas o algo así donde si te distraes, te quedas sin respaldo.
P. ¿Mejora la capacidad para estar atentos?
R. Creo que otra forma en la que la música afecta a la atención es que escuchar y tocar un instrumento es un juego de expectativas; necesitas saber qué sonido viene después. Así por ejemplo cuando se trata música rítmica, crea expectativas sobre lo que viene a continuación, por lo que pensamos que la música puede mejorar de manera específica la capacidad de estar atentos a las cosas que van a suceder a continuación, a decir ‘bueno, sé que ahora viene algo importante, por lo que tengo que prestar atención’.
P. ¿Podría ayudar a los niños con déficit de atención?
R. Perfeccionar una habilidad individual requiere mucha persistencia y atención, así que creo que la música da a los niños la oportunidad de desarrollar esas habilidades que son muy importantes para cualquier cosa que hagan. La cuestión que se plantea es si son los niños más capaces, los que prestan más atención, los que estudian música. Lo que yo diría es que la música puede tal vez ser más beneficiosa para los niños que tienen déficit de atención, un tipo de niños que no suele estudiar música. Hemos observado que de hecho las ventajas, los beneficios, de la experiencia de la música pueden ser mayores si se empieza pronto.
P. ¿Cuáles son las características de los llamados ‘niños musicales’?
R. Es una pregunta algo difícil de contestar, porque la respuesta es muy amplia. La verdad es que hay dos partes. Por un lado, ¿a qué niños les atrae la música en primer lugar?, ¿qué niños quieren tocar un instrumento? Y por el otro lado, si tocas un instrumento, ¿cómo te cambia eso? Así que volviendo a la primera parte, un científico llamado Glenn Schellenberg ha estudiado a los músicos y ha observado que una característica que comparten es un rasgo de personalidad llamado escrupulosidad. Parece ser que la escrupulosidad, que es otra forma de decir la atención al detalle, ayuda con la música, pero resulta que también ayuda con muchas otras actividades académicas. Así que ese puede ser un tipo de rasgo de personalidad preexistente que atrae a las personas a la música, o al menos garantiza que se les dará bien la música. Pero desde luego no es algo exclusivo. Mucha gente puede empezar a tocar un instrumento, y eso, independientemente de qué te impulsa a comenzar, tiene beneficios positivos en el cerebro.
P. ¿Cómo puede el aprendizaje de música beneficiar a aquellos niños que no son ‘musicales’?
R. Esta es una pregunta muy importante porque aborda el tema de quién debería aprender música.
Nuestras investigaciones en los Estados Unidos demuestran claramente que el impacto de la música puede ser más alto en colegios que no tienen muchos recursos, con lo cual hay mucho interés por utilizar la música para acortar lo que llamamos «la distancia del logro académico». Está bien demostrado que niños de un origen socioeconómico más bajo reciben menos estimulación a lo largo de su crecimiento, es decir, que han escuchado muchas menos palabras dirigidas hacia ellos, millones de palabras menos, y eso lleva a lo que llamamos la distancia del logro académico.
Hay mucha esperanza de que la música se pueda usar para ayudar a acortar esta distancia del logro académico porque la música es accesible para cualquier persona. Gracias a que tocar un instrumento demanda mucho del cerebro, puede reforzar circuitos cerebrales que pueden no haberse desarrollado hasta ese momento.
P. ¿Cómo es la estrecha relación entre el esarrollo cerebral y la música? ¿Qué efectos positivos tiene en el desarrollo del cerebro?
R. La pregunta de la música y el desarrollo del cerebro es un tema muy candente ahora mismo, porque sabemos por investigaciones anteriores que los cerebros de los músicos son distintos a los cerebros de los no músicos. Por ejemplo, una forma en la que son distintos es una vía cerebral llamada el fascículo arqueado, que interviene en el procesamiento del lenguaje. Una investigación de Halwani y sus colegas demuestra que esta vía de fibra es más grande en los músicos que en los que no lo son. Así que la implicación es que eso podría reforzar sus habilidades lingüísticas. Partiendo de ahí, siempre está la pregunta, ‘bueno, ¿pero es más grande en músicos porque han aprendido música, o es más grande porque la gente a la que se le da bien la música resulta tener un fascículo arqueado más grande?’ Es lo mismo que preguntarse, ‘¿un jugador de baloncesto es más alto porque ha jugado al baloncesto, o juega al baloncesto porque es más alto?’
Lo bueno del cerebro es que es mucho más flexible que nuestra estatura, así que creemos que probablemente sea un poco de las dos cosas.
Lo que hemos descubierto hasta ahora es que en los niños que están aprendiendo música, sus cerebros parecen madurar más rápido en cuanto a cómo procesan el sonido, así que la música podría estar acelerando el desarrollo del cerebro.
P. Symphony es el nombre de esta investigación, ¿en qué consiste este proyecto y a qué conclusiones se han llegado?
R. El proyecto Symphony es un estudio orientado en torno a cómo la música cambia el desarrollo del cerebro. Todos estamos familiarizados con ir al médico y que nos midan nuestra estatura y peso, y hacer un seguimiento a lo largo del tiempo. Lo que los científicos están empezando a hacer es descubrir la trayectoria de desarrollo del cerebro, es decir, cómo el cerebro crece con el paso del tiempo. Así que realmente el objetivo de Symphony es averiguar por ejemplo, si un niño aprende música, ¿vemos el desarrollo del cerebro afectado de alguna forma? Aún no hemos llegado a un punto en el que tengamos una respuesta a esa pregunta. Pero lo que sí hemos descubierto es que en nuestro estudio, a los niños que aprenden música se les dan mejor varias tareas lingüísticas. Un último descubrimiento es el incremento de las habilidades cognitivas y académicas. Por ejemplo hemos descubierto que el tamaño de la parte del cerebro que controla la planeación motora tiene un impacto sobre lo bien que puedes percibir música.
P. ¿Qué cambia en el cerebro cuando alguien toca música?
R. Ha habido unos cuantos proyectos que han observado los cerebros de músicos para ver qué hay distinto en el cerebro de un músico comparado con cualquier otro cerebro. Hay varios ejemplos, por ejemplo los violinistas, que tocan y aprenden movimientos muy complejos con la mano izquierda. Se ha descubierto que la parte del cerebro que controla el movimiento de la mano izquierda es más grande que la parte de la mano derecha. La mano izquierda en realidad está controlada por el lado derecho del cerebro, así que en el caso de los violinistas, el lado derecho de la parte motora del cerebro es más grande que el lado izquierdo. Ese es un ejemplo. Otro ejemplo es que se ha descubierto que la música potencia ciertos circuitos lingüísticos del cerebro. Esa es una razón por la que pensamos que la música puede tener un fuerte impacto sobre la lingüística. Una tercera forma en la que los cerebros de los músicos son distintos es que las vías básicas que llevan del oído al cerebro parecen ser reforzadas por un entrenamiento musical, posiblemente porque requiere una atención al sonido tan cuidadosa que parece resultar en un cerebro que es más capaz de procesar los sonidos básicos de un idioma.
Marisol Nuevo Espín
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