Es un grave error de los padres sobreprotectores, también conocidos como los hiperpadres del siglo XXI, esforzarse por hacer las cosas por sus hijos, pero más grave es aún solucionar sus problemas antes de que ellos mismos incluso, se hayan dado cuenta de que tienen un problema.
Seamos realistas: hacer de «Houston» con nuestros hijos, sí es un verdadero problema para ellos porque nos les dejamos madurar. Enfrentarse a los problemas, a los suyos propios, a los propios de su edad, forma parte de la vida y es lo deseable. Esta es la manera de que nuestros hijos entren en contacto con el mundo.
Y ¿cómo lo hacen? Aprendiendo a compartir en la escuela infantil, esperando su turno para entrar en el comedor, hablando y no pegando a los demás cuando algo no les gusta, respetando a sus amigos… todas estas situaciones mal gestionadas derivan en problemas en su día a día y como padres debemos ayudar a nuestros niños a ser capaces de resolver por sí mismos los conflictos.
Los problemas de tus hijos no son tuyos
En ocasiones no nos queremos enterar, pero otras veces no entendemos que el hecho de que nuestros niños se enfrenten a conflictos es algo positivo y que forma parte de su crecimiento y su sano desarrollo personal. Cada vez que los niños resuelven lo que para ellos es un problema, (que no es lo mismo que para un adulto) estimulan su interés y curiosidad, dan un paso hacia el cambio personal y consiguen evolucionar.
Los problemas no son malos o negativos en sí mismos, forman parte de la vida, y lo malo o negativo reside en la forma de gestionarlos.
Así si enseñamos a los niños a gestionar sus problemas de manera constructiva, el mismo problema aportará un beneficio o, por el contrario, si se gestiona de una forma negativa, es posible que no se resuelva y genere prejuicios.
No obstante, sabemos que algunas personas les resulta más fácil resolver sus problemas gestionándolos de forma positiva. Esto se consigue con una alta empatía, que es una virtud que resulta fundamental para resolver positivamente los conflictos. Ahora bien, más allá de cuestiones innatas, ¿podemosayudar a nuestros hijos a mejorar las habilidades que influyen en la resolución de problemas? Por supuesto, la respuesta es afirmativa.
Cómo enseñales a resolver sus problemas
Para gestionar los problemas en positivo, hay que enseñar a los niños las estrategias adecuadas para resolver la gran variedad de problemas que sin duda se irán encontrando a lo largo de su vida. Aquí tienes algunos consejos:
1. Ayudarle a tolerar las fustraciones. No siempre conseguimos lo que queremos y ello no debe ser motivo de infelicidad ni de alteración de nuestro comportamiento. En el plano de la autoestima, debemos transmitirles que no deben desanimarse o deprimirse cuando alguna cosa que deseaban no la consiguen, porque no depende de sus esfuerzos, sino de otras circunstancias ajenas a ellos.
2. Evitar la sobreprotección. Cuando los hijos tienen alguna dificultad, debilidad, deficiencia o enfermedad, por lo general, tendemos a sobreprotegerles. Pero más que ayuda en sí, lo que realmente se hace es realizar cosas por ellos. El niño sobreprotegido desarrolla un autoconcepto caracterizado por la necesidad de ayuda, que alguien le diga lo que tiene que hacer y cómo hacerlo.
3. Fomentar que se relacione con grupos. Es necesario potenciar los vínculos que los adolescentes crean con sus iguales. La familia debe fortalecer, propiciar y alentar las relaciones con grupos fuera del entorno familiar como agrupaciones deportivas, de ocio y tiempo libre… La pertenencia a un grupo, asociación o equipo desarrolla el sentimiento de vinculación y a su vez le da seguridad. Es una de las mejores formas de desarrollar la autoestima.
4. Fomentar su creatividad. La creatividad se aprende como se aprenden otros comportamientos. Desde casa también se pueden fomentar la realización de actividades que estimulen su sentido creativo, animándoles a realizar algunas tareas o actividades específicas de ello.
5. Ayudarles a proponerse metas. Los padres deben enseñar a los hijos que si quieren conseguir algo hay que proponerse metas u objetivos. Proponerse pequeñas metas exige desmenuzar lo que queremos conseguir en pequeños pasos.
6. Fomentar la autonomía personal. Un objetivo importante en su educación es que aprendan a valerse por sí mismos, inculcarles una sana autonomía, que no es una independencia irresponsable. Fomentar la autonomía personal favorecerá el desarrollo de la autoestima.
Marisol Nuevo Espín
Asesoramiento: Manuel Álvarez Romero. Director del Centro Médico Psicosomático de Sevilla
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