Educar a un hijo único es un reto para los padres. Contribuir a su socialización y a su convivencia con otros niños de su edad, evitar la sobreprotección, contribuir a que gane en autonomía, y ampliar el triángulo familiar de manera cotidiana son los principales objetivos que debe perseguir la educación del hijo único.
Existen múltiples motivos por los que se puede tener un sólo hijo: algunas familias se ven obligadas a tomar esta decisión por problemas médicos o físicos, otros aducen problemas económicos, sociales… En cualquier caso, las estadísticas no mienten. España es el país de la Unión Europea con más bajo índice de natalidad: 1,23 niños por familia.
La consecuencia directa es que muchos de estos niños crecen como hijos únicos. Pero no se puede considerar exclusivamente como hijo único a aquel que no ha tenido hermanos, también lo son aquellos cuyos hermanos más pequeños o mayores nacieron con muchos años de diferencia, sufrieron una pérdida o, por un motivo u otro, se criaron lejos de sus hermanos, por ejemplo.
Educar a los hijos únicos es un reto
En cualquier caso, lo que debemos tener claro desde el principio y acabar con los principales mitos del hijo único, es que para que un chico o una chica sea feliz no es necesario que esté rodeado de un gran número de hermanos, ni mucho menos.
Por el contrario, es mucho más importante el ambiente que consigamos crear en nuestra propia casa. Así por ejemplo, debemos intentar huir de determinadas actitudes como la de estar demasiado pendientes de nuestro hijo único. Esto no quiere decir que no le prestemos atención. Una cosa es pasar mucho tiempo con él y otra muy diferente colocarle en una urna de cristal como si de un trofeo maravilloso se tratase.
En este sentido, es fundamental aprender a distribuir correctamente su jornada. Es bueno que exista un tiempo para estar solo, un tiempo para compartir con nosotros, sus padres, y otro para disfrutar de la compañía de sus amigos y familiares.
El mundo infantil del hijo único
Debemos animar a nuestro hijo único a que reciba a sus amigos y compañeros de clase en casa. Pero para ello tenemos que crear las oportunidades y el clima de confianza necesario: Nuestro hijo necesita su propio espacio donde poder divertirse, charlar y sentirse independiente.
Hemos de que tener en cuenta que la mayoría de sus conocimientos pertenecen al mundo de los adultos y que, por lo tanto, este tipo de relaciones son fundamentales; sobre todo, eso sí, si queremos que nuestro hijo cuente con todo un mundo de experiencias infantiles de un valor incalculable.
Otra tendencia muy habitual cuando se tiene un hijo único es la sobreprotección. La mayoría de los padres tienden a proteger a su primer hijo pero esta situación suele cambiar con el paso del tiempo y la llegada de otros niños. Esto no ocurre en el caso de los hijos únicos. Una solución es intentar compartir experiencias con otros padres amigos que siempre nos podrán aportar sus propios puntos de vista: Quizá pensemos que nuestro hijo es muy frágil y que necesita de nuestra constante supervisión… Unos padres con más «solera» nos demostrarán que un chico de siete u ocho años es casi como un «todoterreno».
Cuando nosotros éramos pequeños…
Puede también que por ser el único niño en casa, tengamos una cierta tendencia a tratar a nuestro hijo como a un adulto. Procuremos evitarlo. No podemos permitir que el chico pierda la oportunidad de disfrutar de su propia niñez. Quizá un buen truco sea tratar de recordar a cada instante lo que nos gustaba hacer a nosotros mismos cuando éramos pequeños.
Del mismo modo, tampoco debemos elevar demasiado nuestras exigencias. El que tengamos solamente un hijo no quiere decir que tengamos que proyectar en él todas nuestras expectativas. Los niños son niños y si nuestro hijo siente que es incapaz de llenar todas nuestras ilusiones y objetivos lo más probable es que a la larga le estemos perjudicando. Además, que más da si nuestro hijo es el mejor o no de la clase, si desea ser bombero, abogado o astronauta cuando sea mayor… lo importante, en cualquier caso, es que sea feliz, respetar los rasgos de su personalidad y que, por supuesto, tenga la oportunidad de disfrutar de su infancia.
10 ideas para educar al hijo único
1. Fomenta sus relaciones con sus iguales. Es muy importante que nuestro hijo se relacione con otros niños. Por eso, ahora que ya es más mayorcito, podemos animarle a que pase algún que otro fin de semana en casa de alguno de sus amigos. De este modo podrá disfrutar de la compañía de chicos y chicas de su edad.
2. Organiza reuniones familiares. Si nuestro hijo tiene primos y primas de su edad, aprovechemos para reunirlos con asiduidad. Esta podría ser la mejor forma para pusiese en práctica todas esas «reglas de convivencia» no suele manejar a diario al no tener hermanos.
3. Dale la oportunidad de que se independice paulatinamente. Si fomentamos ciertas dependencias en nuestro hijo lo que único que conseguiremos es que el día de mañana no sea capaz de tomar decisiones por sí mismo.
4. Evita sobreprotegerle demasiado. El que nuestro hijo se enfrente a sus propias experiencias es algo positivo pues de esta forma conseguirá hacerse fuerte de cara un futuro no tan lejano.
5. No renuncies a jugar con tu hijo. Eso sí, siempre bajandonos a su nivel. Si a él le encanta lanzar una peonza aprendamos a lanzarla nosotros también en vez de proponerle divertimentos «de adultos».
6. Inscríbele, si es posible, en el mismo colegio al que acudan sus primos o amigos. Así, podrá compartir con ellos todas sus experiencias escolares.
7. Charla a menudo con tu hijo de temas relacionados con su mundo infantil, de sus intereses e ilusiones. Para él es muy importante que le escuchemos y más aún cuando en casa no hay nadie más con el que compartir las experiencias vividas a lo largo del día.
8. Mantén el triángulo familiar estable. Evita alianzas con tu hijo en contra de tu marido o mujer. El niño no se sentirá cómodo con esta situación y, además, le estaremos negando la posibilidad de vivir su propia vida.
9. Aníma a tu hijo a adoptar sus propias decisiones. A la mayoría de los hijos únicos les cuesta elegir por lo que debemos intentar que pierda esa especie de miedo a equivocarse. Podemos empezar con alternativas sencillas (que el elija su propia ropa nueva, por ejemplo) que se irán complicando según vaya madurando.
10. Evita mimarle. En general, mimar a los niños no es bueno, un gesto que no se debe confundir con el cariño. Así, hay una máxima que dice mimar no, mimos sí. El niño
Elena López
Asesoramiento: Jill Pitkeathley. Director de The Cares National Association.
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