Ser padre es quizás el mayor reto al que se puede enfrentar una persona en la vida. Llega una persona nueva y depende de nosotros en muchos sentidos, y sí, se pueden leer muchos libros y aprender la teoría. Pero a la hora de la verdad nada es como parece y es posible enfrentarse a situaciones para las que a priori no hay respuesta como por ejemplo la forma de educar.
Aunque lo cierto es que hay que vigilar cómo se forma al niño en casa, qué valores se transmiten y la manera en la que se hacen. El desarrollo del pequeño dependerá de la educación que reciba en casa y el trato que tenga por parte de sus padres. Ahora un estudio de la Universidad de Pittsburgh ha querido profundizar en cómo afecta a los hijos las actitudes severas de sus padres.
De nada sirve golpear o gritar
Con este estudio se pretendía ver si de algún modo influía la actitud severa de los padres, gritos y correcciones físicas, en el futuro de los hijos. Para ello analizaron durante nueve años a un total de 1.482 alumnos que tuvieron que contestar en este trabajo a preguntas relacionadas con el trato que recibían en casa por parte de sus padres.
Los investigadores también comprobaron cómo iban evolucionando estos alumnos a nivel académico y su éxito en este centro. Aquellos hijos que habían recibido una educación sebera en casa habían abandonado en mayor medida los estudios al llegar a la secundaria y eran escasos los estudiantes que alcanzaban la universidad.
Esto puede deberse a que estos niños al no haber encontrado el apego en las figuras paternas, busquen este cariño en amistades que nunca son del todo recomendables. De esta forma los menores pueden caer en prácticas que los alejen de los estudios llegada a la edad adolescente. Además estos jóvenes tenían relaciones sexuales a edades más tempranas, dando lugar a embarazos no deseados que hacen que estos jóvenes tengan más posibilidades de no tener éxito en su vida académica.
Apostar por el diálogo
Este estudio pone de relevancia el poco éxito que tienen los gritos, las correcciones físicas y actitudes parecidas a la hora de educar. Es mejor dialogar para hacer de los hijos personas importantes y con un buen futuro. Estos son algunos consejos para hablar con los hijos según la edad:
De 6 a 12 años:
– Hacerlos sentir importantes. Demostrarles que lo que tienen que decir, sus ideas, son importantes, dándoles la seguridad necesaria para que expresen lo que sienten y piensa sin miedo.
– Compartir emociones y sentimientos. Los padres hablar con los más pequeños de sus propias inquietudes para que sean capaces de reconocer y expresar sus sentimientos y emociones.
Adolescentes:
– Saber escuchar. A los adolescentes hay que darles la oportunidad de hablar sin interrumpirlos, ni interrogarlos, mostrarles que están siendo escuchados con gestos como asentir, mirar a los ojos, sonreír, etc.
– Valorar su opinión. La opinión del adolescente debe hacer reflexionar a los padres y no imponer las propias ideas. Siempre que sea posible hay que alcanzar un acuerdo
– Empatizar. Hay que ponerse en el lugar de los hijos. Ninguna situación se vive igual dos veces y el cambio generacional hace que no se pueda entender a los adolescentes, hay que tratar de comprenderlos y saber los motivos que los llevan a comportarse de uno o de otro modo.
Damián Montero
Te puede interesar:
– Consejos para educar sin castigar
– Cómo manejar el mal comportamiento infantil
– Padres autoritarios o padres con autoridad
– Tipos de castigos, ¿son eficaces en la educación de los niños?