Categorías:

Colores contra la dilexia

Tabla de contenidos

Torpes, lentos, problemáticos… son solo algunos de los términos que suelen utilizarse para definir a aquellos chicos que padecen ciertos problemas de aprendizaje. No son capaces de leer a la misma velocidad que sus compañeros e, incluso, presentan una escritura ilegible… En resumen: son niños y niñas que padecen dislexia, una disfunción cerebral que interfiere con los procesos mentales a la hora de leer y escribir.

En consecuencia, esta carga que supone la dislexia ha hecho que durante generaciones miles de niños hayan sido incapaces de vivir una infancia feliz. Malas notas, burlas de sus compañeros, interminables cursos de apoyo escolar… Con semejante panorama ¡quién podría disfrutar de su niñez!

Ashley y su dislexia

«Hasta la fecha, la dislexia era considerada exclusivamente un problema psicológico. Sin embargo, quisiera contarles mi experiencia por si pudiese servirles de algo… Mi hija Ashley tiene 9 años recién cumplidos y un Coeficiente Intelectual superior a 120. Es totalmente bilingüe, pero hasta hace muy poco tiempo ¡no podía leer ni escribir según su edad! Ashley se quejó de que las palabras «saltaban» en su primer curso en el colegio. Ante su insistencia, decidimos llevarla al oculista quien le prescribió unas gafas. ¡Menudo alivio para todos! ¡La niña no leía bien porque sencillamente necesitaba gafas! ¡Se acabó la pesadilla! Por desgracia, en pocas semanas comprobamos como ese mal sueño no solo no había desaparecido (algunos profesores, incluso, la llegaron a definir como tonta y vaga), sino que seguía ahí a pesar de que Ashley utilizaba responsablemente sus nuevas lentes.
Pruebas oculares posteriores realizadas por un nuevo oftalmólogo demostraron que ni siquiera debería haber llevado gafas».

La vida de Ashley es similar a la de otros tantos niños disléxicos. Antes de comenzar el colegio era una niña alegre y optimista. Poco tiempo más tarde, los problemas escolares provocaron que su autoestima cayera en picado e, incluso, terminó encerrándose en su propio mundo y sumergiéndose en una depresión difícil de explicar en una niña tan pequeña.

Gafas para la dislexia

En aquella desesperación, y tras acudir a los más variados especialistas (como otras muchas familias con niños disléxicos los padres de Ashley pagaron cursillos de más de 3.000 euros), un buen día descubrieron un artículo en un periódico inglés sobre las lentes ChromaGen, unos filtros haploscópicos que permiten «controlar el movimiento» de las palabras.

Evidentemente, tras haberlo intentado prácticamente todo y haber obtenido tan pobres resultados, no dudaron en comenzar a buscar estas lentes. «En la actualidad este tipo de filtros se distribuyen en muchos países de nuestro entorno. Francia, Estados Unidos, Inglaterra, son algunos de ellos -nos cuenta entusiasmada Nicol, madre de Ashley-. No hay palabras para expresar la alegría que sentimos y la emoción que la mirada de mi hija nos transmitió al encontrar la combinación de correcta de colores para ella. Tras una pequeña prueba su cara se iluminó y me dijo: ¡mamá las palabras se han pegado al papel!».

ChromaGen no es una cura pero…

Fue entonces cuando Ashley supo explicar por primera vez a sus padres como veía antes las palabras: las «T» de cabeza, las «A» eran «V» y cuando los demás decían 22 ella veía «TT». Nicole, no lo duda. Desde que Ashley utiliza sus filtros han adquirido una pequeña noción de lo que la pequeña ha sufrido durante los últimos años.

«Ante las dificultades que la niña tenía al leer -continúa Nicole-, en sus primeros años de estudio no tuvo más remedio que luchar por adaptarse. De hecho, Ashley había llegado a inventar un nuevo abecedario para intentar seguir sus clases. Clases que, por otro lado, se las pasaba prácticamente intentando enfocar unas letras que no se quedaban quietas.

Por fin hemos podido comprender muchas cosas de la dislexia. Una de ellas es que, efectivamente, la niña sí necesitaba gafas pero no para un astigmatismo ni una miopía sino simplemente, al parecer, para compensar una deficiencia de color o luz. Ahora, aunque no es una cura definitiva para la dislexia (la disfunción sigue estando ahí) gracias a ChromaGen, ve las palabras sin que se muevan. No solo le resulta más fácil leer y escribir, sino también seguir la lectura sin saltar palabras y líneas, no repetirse. En definitiva, estas nuevas lentes le han abierto las puertas a un nuevo mundo: entender lo que está leyendo y por tanto, poder aprender».

¿Qué es ChromaGen?

ChromaGen son unos filtros creados en 1997 por David Harris con los que se pretendía mejorar la visión a pacientes con dificultad para distinguir los colores.
Después de utilizar el sistema ChromaGen con este tipo de pacientes y habiendo logrado un gran éxito se decidió probarlos en personas que además de ser daltónicos también eran disléxicos. Para sorpresa del equipo investigador, al igual que Ashley, los niños que regresaron al cabo de las semanas para realizar nuevas pruebas, no solo constataron que podrían distinguir entre colores y tonos, sino también leer y escribir con mayor fluidez.

Lo que recuerdan algunos disléxicos famosos

– En general, la escuela me desanimó mucho. No era agradable sentirse aventajado por los otros de forma tan contundente y quedarse atrás nada más empezar la carrera. (Winston Churchill).
– Me contó que sus profesores hacían constar que era lento mentalmente, poco sociable y que divagaba constantemente en sus estúpidos sueños. (Hans Albert Einstein, refiriéndose a su padre, Albert Einstein.
– Mis profesores dicen que tengo una mente confusa… mi padre creía que era estúpido, y casi llegué a convencerme de que tenía que ser un zopenco. (Thomas Edison)

Elena López Viejo

Te puede interesar:

Qué es la dislexia y cómo ayudar a nuestro hijo

– ‘Las letras y yo’, cuento para niños con dislexia

Dislexia: 10 claves para evitar el fracaso escolar

Dislexia, el trastorno de la lectura visto por la AEP

Otros artículos interesantes