La misión de todo padre es conseguir que los hijos terminen por convertirse en ciudadanos ejemplares. Y es que la educación de toda persona, en sus primeros años de vida, tiene una gran influencia en su vida adulta. Valores, formas de ver la vida, etc. Hay mucho que transmitir a los niños para conseguir que cuando crezcan se conviertan en todo un ejemplo a seguir.
¿Cuáles son las cualidades que hay que transmitir a los hijos? ¿Qué valores son los que hay que mostrar a los más pequeños de la casa? Estas son varias propuestas con las que asegurar una buena educación a los más pequeños y conseguir que a la larga se conviertan en el tipo de persona que se espera.
Empatía y solidaridad: educar en valores
Dos cualidades que deben transmitirse a los más pequeños de la casa deben ser la empatía y la solidaridad. La primera de ellas permitirá a los pequeños ponerse en el lugar de sus compañeros para poder entenderlos en aquellas situaciones más difíciles. El primer paso para poder ayudarlos y servir de apoyo para poder recibir el mismo trato cuando las cosas vayan mal.
La segunda de estas cualidades, la solidaridad, debe servir para aprender a dar y a convertirse en un punto de apoyo cuando las cosas van mal. Para ello, los padres deben ser los primeros en mostrar este valor a sus hijos. Una buena idea es la de participar en actividades de voluntariado en las que puedan aportar su granito de arena cualquier miembro de la familia.
Paciencia, un valor en alza
Otro punto que deben tener en cuenta los padres en la educación de los más pequeños es la paciencia. De esta forma, sabrán afrontar las situaciones adversas y poder reaccionar del mejor modo posible. En ocasiones los logros tardan en llegar y toca trabajar y esforzarse, todavía más, con el fin de conquistar el objetivo. Cuando las metas no se alcanzan, es posible que los pequeños se frustren.
De nuevo, los padres deben ser los primeros en predicar con el ejemplo de la paciencia en los más pequeños. Un espejo en el que mirarse para aprender a manejar los tiempos y a saber cómo reaccionar ante un imprevisto. Quizás el primer impulso es el de reaccionar para solucionar un problema, pero en la mayoría de las ocasiones es mejor detenerse para valorar qué ha pasado y saber el mejor método para afrontar este contexto.
Tolerancia, clave para crecer como persona
Los más pequeños deben entender que no todos somos iguales, y que eso no es algo malo. Por muy distinta que sea la otra persona, tendrá cualidades muy interesantes que conocer. Y, gracias a la tolerancia, los hijos aprenderán a descubrir estas características tan interesantes. Y, lo que es más importante, a respetar a todos aquellos que nos rodean aunque no se asemejen a nosotros.
De esta forma, los niños aprenderán una buena lección sobre cómo relacionarse con el mundo que los rodea. De nuevo, en este capítulo, no está de más recordar el valor de la empatía. Porque para poder tolerar, los niños deben ser capaces en la piel de sus compañeros diferentes y pensar «¿cómo me gustaría que me tratasen si fuera yo la otra persona?
Damián Montero
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