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El éxito de la crítica constructiva en educación, ¿por qué funciona bien?

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La crítica constructiva es uno de los principales valores de lo que hoy se conoce como innovación educativa. Sus resultados a nivel emocional en la educación de los niños son extraordinariamente positivos porque es motivadora y ayuda a mejorar.

Estamos muy acostumbrados a ver las críticas como algo negativo, a nadie nos gustan ni nos hacen sentir bien. De la misma manera que cuando vemos algo que no nos gusta tendemos a criticarlo. Sin embargo, son críticas vacías, que no ayudan a cambiar, a mejorar, ni a crecer, sino que lo único que hacen es destrozar nuestra autoestima.

Las críticas están muy instaladas en nuestras relaciones, si nos paramos a pensar, seguro que en lo que va de día ya hemos realizado o recibido alguna crítica por parte de alguien, ya sea porque la situación no ha sido como esperaba o la persona no se ha comportado como debería, siempre bajo nuestro punto de vista.

Si nos centramos en los niños, que están en un proceso de aprendizaje y crecimiento lo normal es que comentan más de un error, y nuestro papel como padres es ayudarles a darse cuenta, a rectificar, a crecer, fomentando el aprendizaje… debemos poner en práctica la valía de la crítica constructiva.

Así ayuda la crítica constructiva en la educación de los niños

Este tipo de críticas constructivas ayudan a generar cambios positivos en el comportamiento del niño ayudándoles a mejorar. Cuando realizamos una crítica constructiva demostramos respeto por la otra persona, nuestra intención es ayudar, que se dé cuenta de que algo no nos gusta y para ello nos apoyamos de argumentos que justifiquen lo que decimos, que ayuden a ver la situación desde otro punto de vista y fomenten su colaboración.

Si cuando nuestro hijo comete un error lo criticamos sin más, estamos poniendo la importancia en lo que ha hecho mal, «eres un burro, te has vuelto a equivocar» etiquetamos al niño y esta etiqueta va interiorizándose en el, minando su autoestima y cerrando la posibilidad de cambio y de mejora, además de que puede despertar sentimientos de odio o resentimiento.

Por el contrario, la crítica constructiva les ayuda a cambiar, les motiva a intentarlo de nuevo, a mejorar, a incrementar su autoeficacia, su autoestima y a tomar mejores decisiones en el futuro.

¿Cómo realizar críticas constructivas?

Para realizar una crítica de forma positiva, es decir, constructiva y generar situaciones de cambio que ayuden a mejorar en lugar de descalificar sin más, debemos tener en cuenta varias cosas:

1.  Definir la conducta. Debemos centrarnos en su comportamiento, en lo que queremos cambiar y no en la personalidad del niño, que no lo vea como un ataque, es mejor decirle «me molestas cuando gritas» que «eres un gritón».

2.  No hacer rótulos. Cuando ponemos una etiqueta al niño, lo estamos limitando, cerrando posibilidades de cambio, además, inconscientemente este la interioriza, acaba creyéndosela y comportándose de acuerdo a ella. Si le decimos a nuestro hijo «eres un desastre» este acabará creyéndoselo y comportándose como tal.

3.  Enfatiza lo positivo. Es mejor centrarse en lo que sí ha conseguido, potenciando el esfuerzo y la motivación, en lugar de en lo que le falta, es mejor decirle «que bien has hecho 3 ejercicios bien solo has de corregir esos dos» a «tienes dos ejercicios mal».

4.  Cuida las formas. A la hora de dirigirnos a nuestro hijo debemos hacerlo con un tono calmado, sin usar palabras hirientes ni absolutos como «siempre», «todo», «nada»*de lo contrario el mensaje no le llegará, se quedará únicamente con las formas y no habremos conseguido nuestro objetivo.

Rocío Navarro. Psicóloga. Directora de Psicolari, psicología integral

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