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Control parental: límites sensatos contra el ciberacoso

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Los efectos reales que tiene el ciberacoso en nuestra sociedad como consecuencia de la viralización de vídeos íntimos, robos de identidad, retos virales que ponen en peligro la salud… pueden, cualquier día, pasar a formar parte de un drama en nuestra vida personal.

Para evitarlo es necesario que las familias trabajemos en dos frentes, por un lado, la educación digital y por otro, la puesta en práctica de controles de seguridad en nuestros dispositivos para evitar que se nos cuelen intrusos o información no deseada relacionada con la violencia, el juego o la pornografía.

¿Qué podemos hacer los padres para proteger a nuestros hijos?

1. Educación digital. «El principal obstáculo que tenemos es que la mayoría de los padres no tienen competencias digitales más allá de ser meros usuarios de los servicios masivos», afirma Pablo F. Iglesias, de CiberProtector. Esto mismo pasa con los niños ya que, utilizar a diario WhatsApp o Instagram no te hace ser un experto en estas herramientas, sino simples usuarios intensivos.

Debemos tener en cuenta que hace apenas diez años no teníamos smartphones e incluso, hace apenas veinte, en la mayoría de los hogares no había acceso a Internet. Esto nos obligara a llevarnos los deberes a casa y, sobre todo, a concienciarnos de los peligros que circulan en la Red. «Siempre recomendamos dedicar nuestro tiempo a formarnos en competencias digitales, escuchando a aquellos que nos dedicamos a esto, que, a base de prueba y error, algo habremos aprendido y, sobre todo, poner herramientas que sirvan como barrera contra los ciberataques»,, reconoce este experto.

2. Controles de seguridad. ¿Poner límites reduce los riesgos de ser víctima de acoso? Es necesario poner unos límites, pero deben ser «límites sensatos».»No se trata de prohibir el uso del smartphone o la Tablet porque sí, sino de acompañar a los hijos en ese proceso de aprendizaje que tanto niños como padres, estamos haciendo», continúa Pablo. Lo importante es que los niños entiendan que el adulto es esa persona a la que acudir cuando tiene una duda o un problema y, que el adulto entienda que su papel como padre es dedicar el tiempo y los recursos adecuados para formarnos, o saber en quién debemos delegar, para poder responder y ayudar con esas dudas a los pequeños.

Dudas frecuentes de los padres

Pablo, nos pone tres ejemplos para que entendamos a lo que se refiere con estos límites de control parental.

– ¿Es malo que juegue a diario al Fornite o a cualquier otro videojuego? «Pues no. Tenemos que entender que ahora parte de la sociabilidad que antaño hacíamos en el parque se ha trasladado a derroteros digitales».

– ¿Es malo que juegue sin parar? «Pues si esto le está causando que deje de lado sus amistades, duerma peor o baje en los estudios, sí puede serlo».

– ¿Tenemos que prohibirle el uso del smartphone? No. De hecho deberíamos ayudarle a entender que ese ordenador que tiene en el bolsillo, además de para subir vídeos chorras a TikTok, es la mejor herramienta que ha creado el ser humano para estar bien informados».

Tipos de sistemas de control parental que podemos implementar

Existen sistemas de control parental nativos en el propio sistema operativo y en la mayoría de los servicios de uso masivo (como puede ser el control parental que tiene Netflix o el market de aplicaciones de Android) que nos permiten decidir, por ejemplo, en qué horarios puede el niño utilizar una aplicación en concreto o a qué contenido puede acceder.

También hay herramientas de control parental desarrolladas por terceros que se encargan incluso de ofrecernos la posibilidad de ver lo que hace o dice el niño por redes sociales y servicios de mensajería. Herramientas que cumplen con toda legislación y se utilizan, siempre y cuando, nuestro hijo sea menor de edad.

Y por último, es recomendable la utilización de servicios que minimizan el riesgo de que el niño pueda ser víctima de algún tipo de usurpación de identidad o fraude, delegando la seguridad de sus contraseñas en una herramienta específicamente diseñada para ello, con segundos factores de autenticación que hacen que sus cuentas sean más seguras y con gestores de redes virtuales que permiten que el chico se conecte de forma más privada a los servicios que utiliza habitualmente.

Un smartphone ofrece las mismas posibilidades que un ordenador y no ponemos los mismos recursos para impedir ataques como hacemos con nuestro ordenador de sobremesa. Cualquier dispositivo que tenga acceso a Internet es vulnerable a ser atacado y tenemos que entender esto para proteger a los pequeños de todos los peligros que circulan por la Red.

Dulce Gómez Escalera
Asesoramiento: Pablo F. Iglesias, de CiberProtector.

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