Cada niño tiene una serie de capacidades y un estilo personal de desarrollo diferente a los demás. Por ello, es esencial conocer el momento evolutivo de cada uno, descubrir sus talentos y así darle una respuesta educativa adecuada para que consiga rendir a tope.
¿Cómo se si mi hijo está desarrollando todas las capacidades que tiene innatas y toda su inteligencia? Mediante una serie de pruebas y un seguimiento adecuado, el profesor y la familia pueden tener una percepción bastante exacta de cuáles son las facultades, aptitudes y deficiencias del niño de cara a potenciar sus talentos y ayudarle en aquello que les cuesta más.
«Sería un notable retraso seguir escribiendo con la Olivetti de toda la vida y negarse a utilizar el ordenador que exige conocimiento, estudio continuo para estar al día de nuevos programas y capacidad de selección de tanta información como se puede encontrar por ejemplo en la red», asegura Pilar Martín Lobo, directora del Instituto de Neuropsicología y Educación de Fomento.
En el aula: cómo conseguir que rinda a tope
Una de las cosas más gratificante para los profesores al comenzar el curso es conocer en profundidad a cada niño, sus problemas, sus aptitudes etc…»Muchas veces se piensa que esto es imposible pero no es verdad. Mediante una serie de pruebas neuropsicológicas y psicopedagógicas a cada alumno, el profesor puede saber durante el primer mes de clase cómo es el aula, que grupo es mejor, cual está en un nivel medio y qué niños necesitan más apoyo y además, en qué clase de materias», explica Pilar Martín Lobo.
Una vez que se tenga conocimiento de los niños en el aula, se pueden aplicar programas que se incluyan en la marcha ordinaria de la clase para cada alumno en particular. «La educación personalizada no se reduce solo a la tutoría personal con cada niño o con los padres. Es mucho más. El niño desarrolla todas sus capacidades en el aula, en la familia, en sus relaciones sociales. Por ello, es importante conocer todo el entorno del niño para conseguir que rinda al máximo toda sus potencias», afirma esta doctora en Psicología.
Es importante que el niño avance tanto desde un plano académico como desde un plano personal y conocerle en el momento actual en el que se encuentra. Puede que un niño, que en un curso anterior era de una determinada manera, cambie sus actitudes y su comportamiento en el curso siguiente (ya sea a mejor o a peor). Por esta razón, es vital conocer ese momento evolutivo del niño.
Pruebas individuales
El niño aprende desde todas sus vertientes: su inteligencia general, la inteligencia no verbal, la verbal, el razonamiento abstracto, sus aptitudes numéricas y espaciales. A partir de una serie de pruebas, se puede saber cual es su nivel de conocimiento de cara a desarrollar toda su potencialidad.
«Por ejemplo, a través de las pruebas y los test que realizamos, detectamos que niños confunden la p con la b en el primer curso de primaria (antes, en infantil también se puede percibir). Así, se descubre que grupo de niños tienen problemas espaciales y el profesor podrá aplicar un programa concreto para ese grupo dentro del aula», explica Pilar Martín.
Sirva a modo de ejemplo algunas de las orientaciones para reforzar la aptitud espacial en el aula a este grupo de alumnos: reforzar el reconocimiento automático de derecha a izquierda en sí mismo, en los objetos y en los demás; realizar diversas actividades sobre itinerarios, laberintos o planos en el espacio; identificar errores de dibujos semejantes; confeccionar cuerpos geométricos a partir de una plantilla, de maquetas y estructuras etc…
Imaginemos, por ejemplo, que a partir de las pruebas y test, se detecta un grupo de alumnos que necesitan más refuerzo en su inteligencia verbal. Se aplicaría en el aula un programa para desarrollar esta variante: repetición oral de una columna de palabras después de observarla durante un tiempo determinado; reproducción oral o por escrito de frases que durante un tiempo han sido expuestas al alumno; completar palabras conocidas a las que le falta una letra o sílaba etc…
Educación Primaria
En esta etapa escolar es fundamental conocer varios aspectos de los niños. Así, en Primero hay que asegurar la base para adquirir técnicas instrumentales básicas como son la lectura, escritura y cálculo. De este modo, se realizan una serie de pruebas neuropsicológicas, de visión y audición, de motricidad, lateralidad, tacto, lenguaje y memoria.
En Tercero de Primaria es necesario analizar los procesos lectores del niño y su posible intervención. Después de los procesos lectores, se deben estudiar las aptitudes del alumno, en un momento en que se enfrenta a un nivel nuevo de estudio de contenidos.
En Quinto curso es el momento de conocer cómo el alumno comienza a utilizar hábitos y métodos de estudio adecuados. La meta es que se le oriente durante 5º y 6º de Primaria, para que pase a Educación Secundaria con buenos hábitos de estudio. Es una edad en la que se pueden empezar a ver, cono un cierto grado de fiabilidad, las características de personalidad que el alumno está desarrollando.
Fracaso escolar
En opinión de esta doctora en Psicología, el fracaso escolar no significa que mi hijo «no sirve para estudiar, o que le cuesta mucho estudiar». Viene dado, como también apuntan la mayoría de las corrientes pedagógicas más actuales, por una serie de circunstancias que se han ido desarrollando en el niño tanto personales, académicas como sociales y no han sabido detectarlas a tiempo para reconducirlas.
«El niño, como el ser humano es un compendio de muchas facetas, y hay que saber descubrir en qué momento se encuentra desde el punto de vista personal como intelectual. A partir de allí, hay que estimularle en sus talentos y reforzar aquello que le cuesta más. Con ello se pretende crear niños equilibrados para que sean más felices y adultos responsables», apunta Pilar Martín.
Alejandra Márquez
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