Afrontar un conflicto que se repite en casa con los hijos requiere pararse a pensar para encontrar las causas y las posibles soluciones. Para facilitar la tarea de resolver conflictos conviene hacer una lista con todo lo que a nuestros hijos y a nosotros mismos nos altera. Debemos centrarnos en todo aquello que les decimos que hagan y no les gusta hacer y protestan, y en las acciones que les decimos que hagan y no quieren hacer. Si lo pensamos, la mayoría de los conflictos con nuestros hijos e hijas son por estos dos motivos.
Trabajar en equipo en la resolución de conflictos familares es fundamental, es decir, los padres deben de actuar de manera conjunta y en la misma dirección para que no haya fisuras. Desde que nos levantamos por la mañana, hasta que nos acostamos por la noche puede haber muchas oportunidades para no dejar el folio en blanco.
10 áreas de conflicto en la familia
El esquema que viene a continuación nos puede ayudar. Se pueden agrupar en diez categorías los principales conflictos familiares.
El semáforo inteligente
Una vez rellenado el listado de conflictos, ahora toca agruparlos en colores, en tres tipos de situaciones para establecer un esquema diferente de actuación en cada caso. Para ello vamos a utilizar la técnica del semáforo inteligente, que consiste en «elegir entre», es decir, en tomar decisiones.
– Semáforo rojo: se incluyen en este apartado los conflictos que tienen que estar bajo el control de los adultos. Los hijos no pueden tomar decisiones, y los padres deben asumir el protagonismo y la responsabilidad para proteger a sus hijos. Es el espacio donde se ejerce una autoridad de forma empática, es decir, teniendo en cuenta la postura y la opinión del otro. Es un «NO» comprensivo, pero innegociable.
– Semáforo amarillo: el control de la situación se puede y debe compartir. Es un proceso negociador. Los hijos tienen recursos para participar y decidir, pero necesitan de la ayuda y la supervisión adulta. Se establecen conjuntamente compromisos con los hijos, y se confía y respeta su toma de decisiones.
– Semáforo verde: el control de la situación y la responsabilidad es totalmente de los hijos. Se ha traspasado la responsabilidad, y ya eligen sus alternativas y asumen las consecuencias de su gestión. Los padres aprenden a no decidir ni reprobar, en cambio su función es la de acompañar y estar disponibles cuando los hijos lo crean conveniente. Es muy importante conseguir que los hijos perciban que se respetan sus decisiones.
En el ámbito familiar deben existir estos tres colores. A cualquier edad. Cuando todas las decisiones las toman los padres y madres, o bien cuando todas las decisiones las toman los hijos el conflicto aparece inevitablemente. Por eso, es fundamental el equilibrio, ajustado a cada etapa evolutiva, de estas tres zonas, es decir, saber diferenciar cuando decir no, cuando negociar, o cuando dejar hacer, y ser coherentes a la hora de aplicarlo, para la gestión positiva del conflicto.
Marisol Nuevo Espín
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