Cuando los padres entregamos su primer móvil a nuestros hijos solo pensamos en las ventajas: «podrá avisarme siempre que lo necesite», «estaré en comunicación con ellos cada vez que me haga falta», pero rara vez pensamos en los inconvenientes hasta que nos encontramos de cara con ellos: adicciones a juegos, visionado o lectura de contenidos inadecuados y, a medio plazo, exceso de horas de uso.
Para evitar que el uso de primer móvil de nuestros hijos se convierta en un problema más vale prevenir y establecer unas normas de acuerdo con ellos que contribuyan a usarlo con cabeza. Según afirma la psicóloga María Guerrero, «la prohibición no es una opción, lo importante es poder crear límites o normas de forma conjunta que les ayuda a los menores a entender mejor estas nuevas tecnologías y hacer un mejor uso de ellas».
El hecho de que las familias se informen y preocupen por el uso que hacen sus hijos del móvil y de las nuevas tecnologías antes de entregarles su primer móvil es fundamental para prevenir posibles adicciones digitales futuras y de igual manera es fundamental apoyarse en herramientas de gestión y control parental donde los padres son plenamente conscientes de que sus hijos no tendrán oportunidad de acceder a contenidos que ellos consideren inadecuados.
5 consejos clave para gestionar el uso del primer móvil
Si queremos que el primer móvil de nuestros hijos no sea una fuente de conflictos en familia, toma nota para prevenir posibles adiciones entre otras cosas:
1. Predicar con el ejemplo. Es muy difícil que un padre o una madre convenza a su hijo de que debe usar menos el móvil si ellos lo usan hasta en el baño. Es más, al 39% de los niños y adolescentes estadounidenses les gustaría que sus padres no estuvieran tanto tiempo pegados a él, según datos de Common Sense Media. Por ello, poner en práctica un buen uso del mismo, comienza por uno mismo.
2. Notificaciones off. Un menor no necesita tener las notificaciones activadas, algo que solo le provocará estar más pendiente al móvil. Por eso, en edades tempranas lo mejor es desactivar todo menos las llamadas y los mensajes que consensuen con sus padres como prioritarios.
3. El móvil es una herramienta, no un juguete. Con tantos juegos y aplicaciones de entretenimiento, no es de extrañar que olviden su función principal: comunicar. Los menores son más propensos que los adultos a utilizar el móvil para cualquier cosa menos llamar, por lo que es importante que entiendan el motivo por el que tienen un móvil propio y las responsabilidades que el mismo conlleva. Para divertirse las familias deben animarlos a quedar con sus amigos, salir con la bicicleta al parque o jugar con ellos a un juego de mesa. Buscar alternativas que ayuden a prevenir la adicción digital.
4. Solo apps imprescindibles. Es fundamental que las familias conozcan qué aplicaciones descargan los menores. No es necesario que los padres se conviertan en auténticos ‘tiktokers‘, pero sí que sepan cuáles son las apps que utilizan, para qué sirven y los riesgos que pueden entrañar para así poder orientarles y valorar la necesidad de bloquear o restringir el uso de alguna de ellas.
5. Móviles sí, en momentos inapropiados no. Un estudio de la universidad King’s College afirma que los niños y adolescentes que usan el móvil justo antes de dormir corren más riesgo de sentirse cansados al día siguiente o incluso de sufrir insomnio. Por ello, las familias deben establecer unos horarios para que sus hijos no hagan un uso inapropiado de él.
Marina Berrio
Asesoramiento: María Guerrero. Psicóloga. Qustodio
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