El mundo en línea es inmenso, en la red se puede encontrar desde información sobre la fecha de un determinado acontecimiento histórico hasta casos de acoso. El anonimato que ofrece internet y plataformas como redes sociales han permitido que el bullying haya evolucionado para producirse a través de este universo online. Una situación que se ha agravado con la expansión de las nuevas tecnologías.
Vivimos en un mundo conectado, para lo bueno y para lo malo, lo que quiere decir que cualquier joven hoy en día puede recibir un mensaje amenazante o ver una burla hacia su persona a través de redes sociales. Una situación que se agrava ya que la privacidad que aseguran los terminales como los smartphones hace que los padres y profesores no puedan detectar estos casos. Una situación que por desgracia se ha incrementado en los últimos años.
El peligro de la mensajería instantánea
El II Estudio sobre acoso y ciberbullying, publicado por la asociación ANAR cifra en un 26% los casos de acoso que se producen a través de las nuevas tecnologías. De este porcentaje, casi un 76% se dan lugar en aplicaciones de mensajería instantánea ya que estas aseguran una mayor privacidad. Mientras que en redes sociales, más personas pueden ver la burla o amenaza, en estos servicios todo queda entre la víctima y el verdugo y la víctima, a expensas de que esta última quiera denunciar.
Algo que por suerte cada vez se produce más. ANAR explica que tras sus muchas campañas de sensibilización, cada vez más personas se atreven a denunciar. Se registran más casos, esto quiere decir un mayor número de víctimas, testigos o padres que han detectado un caso de acoso lo ponen en conocimiento de las autoridades. Sin embargo todavía queda un largo camino por recorrer.
ANAR cifra en un 75% la cantidad de jóvenes que nunca denuncia el ciberbullying. ¿El motivo? Como siempre el miedo a las consecuencias es el más común, sin embargo, en el caso de las redes sociales y de internet el anonimato también hace más difícil identificar al acosador que se oculta tras un perfil falso. Al mismo tiempo es complicado parar la expansión de una cadena de mensajes vejatorios o detener un falso rumor iniciado en internet.
Mayor apoyo a la víctima
Como se ha dicho, los casos registrados de ciberbullying aumentaron gracias a que cada vez más personas se animaron a denunciar, algo a lo que ha contribuido que testigos y familiares de las víctimas actúen al enterarse de una de estas situaciones. Casi dos terceras partes de quienes sufrieron este tipo de acoso, un 60,4%, tienen amigos o compañeros que reaccionaron ante su situación.
Por otra parte el 98,5% de los adultos que conocieron uno de estos casos actuaron de forma inmediata al enterarse de estas situaciones. Cada vez más padres saben de estos casos gracias a las campañas de sensibilización que han enseñado a los progenitores en qué fijarse para saber si sus hijos o algún otro menor está padeciendo ciberbullying.
También hay que destacar la implicación de los profesionales: en cinco de cada diez casos en los que el menor se enfrentaba al acoso (47,8%) se cita a psicólogo y psiquiatras, y en un 8,7% de las circunstancias cita a la guardia civil o policía.
Damián Montero
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