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Carmen Serrat-Valera: «El amor y el cariño es compatible con la exigencia y la firmeza que requiere la educación»

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Los niños no vienen con un manual debajo del brazo y cada vez más familias recurren a programas de escuela de familias, charlas, pildoras educativas y talleres donde poder aprender más sobre la apasionante tarea de educar a los hijos.

Para ayudar a los padres a mejorar la comunicación y la resolución de conflictos en casa, hablamos con Carmen Serrat-Valera quien dirige, desde hace unos años, la Fundación Educamos en Familia, que busca dar a la educación un enfoque integral de la persona, generando contenidos que ayuden a los padres a adquirir herramientas y recursos para educar a sus hijos en el esfuerzo, la responsabilidad, la honestidad, la coherencia, la solidaridad, y enseñarles a perseguir una vida con significado.

Carmen Serrat-Valera es una pionera en España de la Psicología Clínica y de la Salud y es autora también de libros como Tu puedes ser feliz o Solos Tu y yo… de nuevo.

Pautas educativas basadas en la psicología y los valores

¿Cuáles son las columnas vertebrales en la educación en familia?
El amor y la aceptación incondicional, que no tienen nada que ver con la sobreprotección y la permisividad. Junto a unos límites claros y concretos que no son incompatibles con el amor incondicional. Todo ello empapado y vertebrado con unos valores. Unos valores que tú eliges y quieres y que no dejas que sea la sociedad, los medios de comunicación o los políticos quienes los decidan por ti.

¿Qué es un ambiente familiar positivo y cómo podemos crear ese clima en casa?
Un ambiente familiar positivo es aquel en el que las relaciones entre los miembros de la familia son constructivas y contribuyen al adecuado funcionamiento y desarrollo de las personas que lo componen.Un ambiente positivo posibilita la comunicación, el diálogo y la confianza dando lugar a relaciones constructivas y sanas entre los miembros de la familia. Además, contribuye a que cada uno, de forma individual, puedan sentirse bien y desarrollarse correctamente. Para crear un ambiente familiar positivo planteamos dos posibles caminos. El primero es el de cultivar y fomentar relaciones positivas. Lo podemos conseguir mediante el elogio, el tiempo en familia, las reuniones familiares, la gestión de las emociones, y fijarte en lo que hace bien tu hijo, entre otras cosas. El segundo de los caminos es intentar reducir las tensiones del día a día. Se puede lograr enseñando habilidades de resolución de conflictos, marcando límites, mantener el orden y las rutinas, entrenando la paciencia y buscando apoyos. Tenemos una guía sobre ambiente familiar positivo en abierto para todo el que le interese.

¿Cómo podemos incrementar el afecto en la familia? ¿Qué importancia tienen los abrazos?
Para incrementar el afecto en la familia además de cultivarlo expresándolo, dándoles besos y abrazos es importante decir a los demás que les quieres y también es importantísimo pasar tiempo con ellos. Tiempo de charla, de comunicación, de juegos de mesa, de interacción, de salidas a la naturaleza por ejemplo a hacer un picnic en el campo, hacer planes en familia, darles tu tiempo es la mejor manera de mostrarles tu afecto.

Es importante cultivar el amor incondicional a los hijos desde que son bebés.

Debemos demostrarles con gestos y palabras que estaremos ahí pase lo que pase. Los abrazos son algo fundamental para conectar con nuestros hijos en momentos, por ejemplo, de rabietas. Son la manera de decirles sin palabras «estoy aquí, pase lo que pase, siempre te voy a querer». Lo que no significa consentir. Es importante abrazarles para calmarles y conectar, a la vez que mantenemos los limites y les conducimos a cumplir lo que sea necesario en cada momento.

Para crear un clima positivo, ¿ayuda el elogio a los hijos? ¿Es necesario no escatimar en elogios cuando lo hacen bien para que lo hagan mejor?
Es fundamental a la hora de crear un ambiente positivo que nos fijemos en lo que nos gusta de nuestros hijos y lo que hacen bien cada día. Igual de importante es que se lo hagamos saber. No podemos centrar toda la atención familiar únicamente en las cosas malas. A los niños les encanta tener su «momentito de gloria». Es conveniente elogiar el trabajo realizado, el esfuerzo, más que a la persona. Por ejemplo: mejor que decir «que listo eres» es elogiar «cuanto te has esforzado», «le has puesto mucho interés».

El ambiente de tensión y crisis social que vivimos nos altera. ¿Qué consejos se pueden aplicar para desarrollar la paciencia en casa?
La paciencia es un músculo que tenemos que entrenar desde la calma para mantener un clima positivo. Vivimos en el mundo de las prisas y la inmediatez, y debemos de aprender a cambiar este ritmo que es una poderosa fuente de estrés y malestar:

– Date cuenta de cuando te dejas atrapar por la impaciencia y aprovecha la ocasión para aprender a gestionarla.
– Respira profundamente.
– Evalúa correctamente la situación. Tu hijo se comporta como le permite su nivel de maduración, las normas que le has ayudado a interiorizar, sus impulsos del momento. Y un montón de factores. Míralo con compasión y cariño, aceptando que es un ser humano con su edad y sus limitaciones. Lo que no supone que le consientas que haga lo que desee.
– Toma distancia del conflicto.
– Acepta que los demás no tienen por qué comportarse como tú consideras oportuno o razonable y cuando tu quieres
– Reconoce lo positivo que hacen los demás. Cuidado con tus pensamientos negativos anticipatorios («este niño va a ser un desastre», «nunca lo voy a conseguir…», etc.) Detéctalos, date cuenta de que los ha generado tu mente, quítales autoridad y trae a tu mente de vuelta al momento presente.
– Baja el ritmo.
– Trata de hacer las cosas despacio deliberadamente.
– Ensaya posponiendo gratificaciones inmediatas.
– Cuando algo te apetezca mucho, prueba a demorar un poco su obtención.

¿Por qué debemos evitar gritar e intentar mantener la calma en la educación de los hijos?
La agresividad o el grito son malos hábitos que hacen que los niños, sobre todo los más pequeños, se bloqueen y se asusten, y que aprendan ese modo inadecuado de gestionar los conflictos. Cuando son mayores puede provocar que se cree una mayor distancia entre vosotros y todo ello dará lugar a emociones como el miedo, la indiferencia y la rabia. Por ello, educar desde la calma, desde la pausa, es beneficioso para toda la familia. A veces es más recomendable tomarse un respiro (el «tiempo fuera», irte al rincón de la calma, expresar que te estas poniendo nervioso y que posponéis la solución), que la intervención inmediata en un conflicto o ante algo que te va a hacer saltar. Cuando veas que las emociones se están descontrolando, sal de la situación, tómate un tiempo para relajarte y desconecta la mente. Esto es bueno enseñarlo a los niños desde pequeños, ellos también deben saber cuándo hacer un «tiempo fuera» si lo necesitan o irse al rincón de la calma para hacer una pausa.

La hiperpaternidad es uno de los errores de los padres, del que apenas nos damos cuenta, ¿cómo podemos ser afectuosos sin caer en la sobreprotección?
Frente a la sobreprotección promovemos la amabilidad y la firmeza, así como el esfuerzo y la responsabilidad, pues vemos compatible demostrar a nuestros hijos el amor y el cariño con la exigencia y la firmeza que requiere la educación. Es importante que tengamos normas y límites en nuestras casas con nuestros hijos. Pero siempre desde el respeto y la amabilidad. Aquí damos algunos consejos para ello.

¿Qué estrategias recomienda para educar en la responsabilidad y en el esfuerzo a los niños?
A medida que los niños crecen se irán convirtiendo en autónomos y demandarán menos ayuda. Es muy importante por eso inculcarles desde pequeños el valor y la importancia de la responsabilidad. El reparto de las tareas de la casa, por ejemplo, puede ser utilizado como una forma de pensar y cuidar al otro. Además, debemos enseñar a nuestros hijos a no desanimarse ante los continuos obstáculos que les van a surgir en la vida.

Es fundamental educar desde el ejemplo y la humildad.

Es lo más valioso que podemos hacer enseñando cualquier valor a nuestros hijos: vivirlo nosotros y ser ejemplo con nuestros actos.

¿A partir de qué edad debemos fomentar la autonomía de los niños? 
Te diría que no hay una edad clara para fomentar la autonomía; es algo que desde muy pequeños debemos intentar inculcarles. Cuando sean capaces de hacer algo por sí mismos, no debemos hacerlo nosotros. Obviamente un bebé es capaz de hacer muy poco, pero a partir de cumplir un año y comenzar a andar, nos sorprenderíamos de lo que son capaces por sí mismos.

¿Cómo fomentar que hagan las cosas cotidianas ellos solos?
Al principio es importante enseñarles con calma cómo hacer las cosas; acompañarles en los primeros intentos. Será necesario que repitan el proceso varias veces hasta que sean capaces de hacerlo solos. Tenemos que fomentar que tengan sus propias responsabilidades; preparar su mochila para el día siguiente, por ejemplo, es algo que cualquier niño podría hacer desde muy pequeño. Es importante dejarles cometer errores y animarles a seguir intentándolo.

Reforzar sus esfuerzos y logros y presentarles nuevos retos será algo muy motivador para lograr una mayor autonomía.

Por último, hay cuatro ámbitos en los que es fundamental fomentar la autonomía: los estudios, las tareas domésticas, el cuidado personal y la alimentación.

¿Cómo nos está afectando el Covid a las familias?
Las consecuencias psicológicas de la pandemia en niños y en las familias están siendo muy variadas y lo estamos viendo los que nos dedicamos a la psicología y la atención a familias. Muchas familias han podido disfrutar de estar más tiempo juntos, recuperar la vida de familia y enriquecerla con mayor comunicación. Pero para muchas otras la pandemia ha supuesto un estrés añadido por las dificultades de compatibilizar el teletrabajo y el cuidado de los hijos, el miedo al contagio, las consecuencias negativas para los niños del confinamiento (pérdida de libertad de movimientos, reducción del ejercicio físico, limitaciones a la socialización…) El apoyo que para muchas familias proporcionan los abuelos, se ha visto reducido también por el riesgo de contagio. Y la ansiedad ha visitado a estas familias. La aparición de cuadros obsesivos por el miedo al contagio también ha sido una realidad. Otras muchas han sufrido la tristeza por la pérdida de seres queridos y la depresión por la disminución de las actividades de ocio, el contacto social, el ejercicio físico. Para muchas la drástica reducción de los ingresos económicos ha constituido un problema añadido. Mucha gente ha tenido que pasar estos momentos en un piso pequeño, con un solo ordenador para atender teletrabajo y las clases online. Uno de los grupos más golpeados por la pandemia han sido los adolescentes que han tenido que renunciar a estar con sus amigos a salir por las noches aumentando su sentimiento de aislamiento y frustración.

¿Qué podemos hacer para minimizar su impacto emocional?
Vomo ocurre con todas las crisis, puede ser una oportunidad de crecimiento personal y familiar, según como la afrontemos. Podemos aprender a descubrir el lado bueno que todo tiene, como es hacernos más resilientes, desarrollar la aceptación y la tolerancia a la frustración, ser más creativos a la hora de descubrir recursos educativos, educar a los hijos en una mayor autonomía, descubrir el valor de la austeridad, aprender a vivir el presente, sacarle partido a lo que tenemos que es mucho y cada vez es más. Aprender a vivir más hacia dentro en contacto con nosotros mismos y con nuestros seres queridos. Los innumerables gestos de altruismo y generosidad que hemos presenciado son un ejemplo de cómo las dificultades pueden sacar lo mejor de nosotros mismos.

¿Existe algún método para salir fortalecidos de esta crisis?
Durante la pandemia desde la Fundación estuvimos impartiendo cursos de mindfulness, que ayudaron a combatir el estrés, a relajarse y a adoptar una actitud positiva ante la adversidad, Muchísimas investigaciones han demostrado el valor y la eficacia del mindfulness para afrontar la adversidad y desarrollar la aceptación. Las generaciones de adolescentes cortoplacistas a las que la vida les ha dado todo y en abundancia, la pandemia les ha permitido volverse más resilientes y aprender a afrontar las dificultades. Estos jóvenes pueden aprender a salir fortalecidos a plantearse una vida con propósito y a desarrollar valores como el optimismo, la esperanza , la compasión, la generosidad, la gratitud, la cooperación, la aceptación, el amor incondicional y la humildad. No nos limitemos a quejarnos y caer en el victimismo de la pandemia podemos por el contrario crecer como personas, aprender a gestionar la adversidad y nuestras emociones, reinventarnos como personas y desarrollar una vida con propósito y significado.

Marisol Nuevo Espín

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