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Buscando la motivación para estudiar… ¡hasta debajo de las piedras!

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Los niños se encuentran muchas veces con un enemigo a la hora de estudiar, la falta de motivación. Esta puede irrumpir y dificultar un hábito y un compromiso de estudio que puede afectarles, sobre todo, a partir de secundaria.

La motivación es aquello que mueve la conducta humana, desde instancias más o menos profundas, y lo que impulsa o induce a una persona a comportarse de una determinada manera para conseguir una meta u objetivo. Refleja la diferencia entre lo que una persona puede hacer y lo que realmente hará. Es tan importante contar con una mínima motivación para poder hacer algo, que debería ser uno de los objetivos principales en el trabajo con los alumnos y también por parte de padres.

Existen dos tipos de motivación. La motivación extrínseca, que está en el estímulo externo que genera la acción, y la motivación interna, cuyo origen se encuentra en uno mismo. Es importante lograr un escenario de aprendizaje que genere un estímulo externo y favorezca el interés de los niños hacia él.

A su vez, hay que lograr trabajar la motivación interna de los niños desde que son pequeños. Para ello, será positivo desarrollar una personalidad clara y estable. Es necesario que tengan muy claro lo que quieren y las cosas que deben hacer, por ser positivas para ellos. Logramos lo que queremos, por lo que hay que intentar que quieran para que puedan hacer.

Factores que potencian la motivación de los niños

Existen diferentes factores motivadores que van a incidir de distinta manera, pero que van a ser claves en la motivación de los niños, y que es interesante tener en cuenta de cara a motivarles y lograr sacar lo mejor de ellos:

– Potenciales: estos factores hacen referencia a la capacidad que cada niño posee y los hobbies o intereses que pueda tener. Esto significa que será más fácil lograr que los niños se impliquen ante una actividad para la que cuentan con capacidad o habilidad especial hacia ella, así como para aquello que les genere mayor interés porque les pueda gustar de una forma especial.

En el plano académico, los niños se encuentran con numerosos contenidos que no les generan ningún tipo de interés o motivación, por no conocer la aplicabilidad que estos puedan presentar. Para acercarles, por lo tanto, hacia su estudio, es interesante hacerles ver el sentido y la necesidad que tiene ese contenido. Para ello, se cuentan con metodologías basadas en la experimentación y el descubrimiento y que favorecen, de manera especial, la motivación hacia la materia. Es fundamental hacerles vivenciar las cosas y, a partir de situaciones concretas y casos prácticos, poder adquirir la teoría.

Desde la familia, es importante también ayudar a los hijos a hacerles conscientes de la importancia que tiene el estudio y su aplicación práctica. El mejor modo de hacerlo es por medio del diálogo y tratando de encontrar ejemplos de la vida cotidiana donde puedan aplicar esos contenidos, así como hacerles entender que no todo lo que están estudiando les va a servir directamente para la vida, pero sí les puede facilitar el estudio y aprendizaje de otros contenidos que puedan ser fundamentales. Además, será clave emplear ejemplos y materiales de los temas que les gusten y de sus hobbies para que ese interés y gusto ayude a hacerles al estudio.

Por otro lado, el estudio de muchos contenidos implica unas capacidades determinadas y un buen uso de ellas. Muchos niños cuentan con las capacidades necesarias para poder comprender, asimilar y adquirir los contenidos, pero no saben hacer un buen uso de ellas. Carecen de técnicas de estudio o herramientas de aprendizaje. Se suele caer en el error de pensar que, como tiene capacidad, ya puede aprender y va a asimilar bien el aprendizaje, pero muchos de ellos no saben cómo enfrentarse al estudio.

No se suele dedicar especial atención a desarrollar capacidades cognitivas, necesarias y fundamentales para el estudio, como la memoria, la atención, la lógica y el razonamiento. Para ello, existen numerosos juegos y actividades de carácter más lúdico que pueden desarrollarlas y que prepararán a los niños para el estudio. Algunos de estos recursos son memories, laberintos, buscar diferencias, juegos de lógica, etc. Son fáciles de conseguir tanto en soporte físico como online y pueden utilizarse desde infantil, adaptando las actividades y los juegos al nivel y edad de cada niño.

A su vez, es interesante, desde el último ciclo de primaria, dedicar tiempo a enseñar técnicas de estudio que permitan a los niños hacer un buen uso de sus capacidades cognitivas y asimilar el aprendizaje con éxito. El uso repetido y constante de estas técnicas les van a permitir desarrollar unos hábitos cognitivos y una estructura mental ordenada que no sólo será positiva para el estudio y el plano académico, sino para muchos otros aspectos de la vida.

– Emotivos: a toda persona le supone una motivación lograr un éxito o le inhibe la posibilidad de un fracaso. Lo más importante no es que logren el éxito, sino hacerles ver que son capaces y que pueden. Tienen que ser conscientes que evolucionan y que esa evolución les hace mejorar y les tiene que ayudar a querer seguir esforzándose.

– Sociales: el reconocimiento y prestigio social también es uno de los estímulos fundamentales para todas las personas. Desde la familia, el hacer un refuerzo positivo de todos los esfuerzos que hacen es fundamental para que los hijos entiendan que lo que realmente importa es el intento y no tanto el resultado. El refuerzo social y reconocimiento está muy ligado al resultado porque es lo más tangible, pero es importante que desde las aulas de infantil se trabaje y valore la cultura del esfuerzo.

– Didácticos: el conocimiento de los resultados del aprendizaje también incide muy significativamente en la motivación hacia su estudio. Y los premios y castigos utilizados serán, asimismo, vitales en la motivación.

Los agentes de la motivación

Para terminar de rizar el rizo, es importante tener en cuenta estos agentes que intervienen en la motivación de los niños, aunque de una forma más indirecta, pero coherente en su conjunto. De ahí su importancia: 

– Comunicación constante con el centro educativo para que haya una coherencia en lo que se exige y sobre todo en lo que se quiere reforzar y potenciar.

– Implicación de los padres para intentar motivar a los hijos al aprendizaje y hacia la responsabilidad ante el estudio.

– Respuesta de los padres ante el modo en el que los niños se organizan el estudio: es importante ayudarles desde que son pequeños para que adquieran un hábito que será imprescindible en la secundaria.

– Hay que trabajar su actitud hacia el estudio y ser conscientes que los resultados obtenidos en infantil son muy evolutivos, y no tanto evaluativos, mientras que en primaria pueden aparecer algunos indicadores de que unos resultados no positivos pueden enmascarar alguna dificultad específica o una falta de actitud positiva hacia el estudio.

En secundaria, en cambio, un resultado negativo puede estar muy ligado a una desmotivación o una falta de actitud hacia el estudio. En esta edad, la familia debe estar ahí mucho más de lo que se piensa, aunque sean autónomos e independientes y aunque reclamen libertad y distancia, nos necesitan mucho más de lo que pueden creer.

María Campo. Asesora Pedagógica de Eduka&Nature

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