En el confinamiento se siguen percibiendo diversos problemas que se apreciaban antes de que este comenzara. Entre ellos, el acoso escolar, que por desgracia sigue desarrollándose a través de las nuevas tecnologías. Así lo destacan desde el proyecto Control Parental, que indican que la relajación de las normas habituales de las normas de uso de las nuevas tecnologías, puede dar lugar a estas situaciones.
Por ello se anima a que los padres tengan una mirada más atenta que nunca para detectar el ciberacoso, si este se está produciendo durante el confinamiento. Porque durante este tiempo, la transmisión de mensajes aumenta ya que internet se ha transformado en el nuevo cauce en el que se desarrollan las relaciones sociales, y en el que se vuelcan problemáticas como el bullying.
Frustración frente al confinamiento
Tal y como indican desde la Fundación ANAR, durante el confinamiento muchas personas están experimentando una sensación de frustración por la larga estancia en casa. Un sentimiento que en el caso de personalidades violentas se traduce en el acoso a otras personas, para de esta forma aliviar estas sensaciones que les causan estrés. En definitiva, el ciberbullying se transforma en su desahogo.
Una tendencia que se suma al crecimiento del ciberacoso en periodos previos al confinamiento. Tal y como indicaba el informe EU Kids Online, durante la última década los casos detectados aumentaron hasta un 18%. Una situación derivada de la expansión de las nuevas tecnologías y de la falta de conocimiento de las generaciones de padres sobre su buena utilización.
Tal y como indican desde la cooperativa COVAP, el crecimiento del acoso online por el uso irresponsable de los dispositivos digitales «se puede agravar especialmente estos días en que los niños utilizan durante mayor tiempo los medios de comunicación digital debido al confinamiento decretado para prevenir la propagación de la COVID-19». Por ello, desde PantallasAmigas se destaca el papel de los padres a la hora de gestionar «un problema que es difícil de identificar y que les genera una situación de dolor, impotencia o rabia», según el director de PantallasAmigas, Jorge Flores.
Detectar el ciberacoso
Tal y como indican desde Pantallas Amigas, a los padres les corresponde vigilar a sus hijos para detectar posibles casos:
– Lo primero que se recomienda observar será una variación en su estado de ánimo. En estos casos los niños se volverán, típicamente, triste y retraído.
– Será muy habitual también observar la tendencia en el niño a huir de todos los «testigos sociales»: por ejemplo, ausentarse para ir a su habitación o al baño de forma asidua. Es así porque, posiblemente, esté constantemente comprobando si hay alguna novedad publicada sobre él o si tiene alguna agresión en forma de nuevo episodio de ciberacoso.
– Si el niño tiene clases online, al igual que sucede de forma presencial, nuestro hijo podrá mostrar alguna variación en sus hábitos, y que rechace esta formación simulando alguna dolencia o afección.
– Se nota alguna variación en su rendimiento; no hace los deberes o no está concentrado. Es habitual que empiece a suspender de repente aunque haya sido siempre un buen estudiante, como consecuencia del malestar que padece.
Damián Montero
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