El exceso de información sobre aspectos afectivosexuales que reciben nuestros hijos hace más importante si cabe nuestro papel para explicarles, desde el amor de los padres, en qué consiste el camino por el que se acercarán al otro.
Realmente el desarrollo afectivo y sexual de las personas es claramente diferente. Hay quien crece con armonía y sin complejos, se desarrolla sabiendo lo que le espera física e incluso emocionalmente, puede preguntar en todo momento cualquier duda a sus padres a cerca de su desarrollo sexual y viven tranquilos sabiendo que no es un tema tabú.Los padres tenemos la gran suerte de tener la posibilidad de influir positivamente en nuestros hijos.
El cariño hacia ellos nos permite que se creen lazos de confianza y de apego. Nos creen, se fían de nosotros y hemos de aprovecharlo para ayudarles a ver la vida afectiva y sexual como lo que es: una capacidad del ser humano que le permite salir de sí mismo y amar a otro ser humano, abrirse y dejarse querer por el otro.
¿Cómo debe ser la formación afectivo-sexual?
1. Continua. A lo largo de toda la vida del hijo. No basta con tener una charla y no volver nunca más a tocar el tema.
2. Previa a las necesidades. Hay que adelantarse siempre a las posibles dudas o preguntas que se vayan a plantear. Neurológicamente, las ideas se asientan según los periodos sensitivos del niño. Si se asienta una idea en su sitio, y ocupa su lugar, será esa y no otra la que quede en el cerebro cómo dominante. Si la belleza y la bondad de la sexualidad quedan grabadas en sus vidas, siempre distinguirán amor verdadero del que no lo es. Debemos tener en cuenta que siempre veremos a nuestros hijos más pequeños de lo que son.
3. Individual. Cada hijo con su padre y cada hija con su madre. De modo que sepan que son únicos. Que tienen su tiempo para preguntar Todo lo que necesiten.
4. Plena. Contestando siempre a todas las preguntas. Si no sabemos, les responderemos cuando nos hayamos informado o pensado cuál es el mejor modo de responderles.
5. La sexualidad, desde el amor. Hablaremos de sexualidad siempre desde el punto de vista de una persona que necesita ser amada y aprender a amar.
6. Paulatina. A cada edad se les explica cosas diferentes.
7. Disponible. Aunque no entiendan lo que les explicamos, les quedará claro que pueden acudir a sus padres cuando quieran del tema, que es a quien deben de acudir.No debemos dejar que la responsabilidad de algo tan importante como la formación para el amor quede en manos del centro educativo. Aunque sí debemos tener en cuenta que exista una sintonía entre casa y escuela.
En cuanto a cuándo y de qué debemos de hablar, los expertos dicen que antes de los 8 años se debe de explicar todo excepto el coito. El curso escolar en el que se explica el aparato genital femenino y masculino es el idóneo para explicar todo lo demás.
La formación de la afectividad y la sexualidad es vital importancia en la vida de nuestros hijos. El objetivo es que sean personas capaces de amar y ser amadas. Que la verdad de sus vidas se manifieste en sus afectos, que sepan expresar los sentimientos y reconocer los de los demás, que sean empáticos y puedan darse cuenta de las necesidades de los demás y de pedir lo que ellos necesitan para vivir con equilibrio.
La afectividad desarrollada en armonía hace que las personas vivan vidas plenas y llenas de armonía. Que sepan poner los límites y entregarse sin miedo porque saben querer y viven con libertad interior.
Mónica De Aysa. Máster en Matrimonio y Sexualidad